Capítulo 11. Radio en positivo

30/06/2020 4 min
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Síntesis del Episodio

Juan Fernando Muñoz Uribe - [email protected]

Es muy fácil de adquirir y su transmisión puede ocurrir en algún lugar y a cualquier hora; nadie dimensiona sus efectos; comienza a difundirse de persona a persona y su propagación resulta siendo masiva; es prácticamente imposible de contenerla; se propaga en el aire; su transmisión es instantánea, inmediata y por contacto de los individuos; no distingue raza, condición social, credo o ideología; sus efectos son disímiles y difíciles de cuantificar; sus repercusiones, inconcebibles; no la vemos, la sentimos, la imaginamos; nadie sabe a ciencia cierta cuáles son sus consecuencias; debido a ella vemos, aunque sea ciega: ¡3, 2, 1… en el aire, es la radio!

Resulta siendo una fantástica contradicción que un medio aéreo como es la radio, cuya forma de propagación sea similar a la que precisamente ahora nos tiene en tremenda coyuntura sanitaria, nos entregue en su especialidad sonora inmensas posibilidades que otros medios de comunicación y de mayor rimbombancia no brindan. En tiempos de confinamiento la radio actúa, también, en positivo.

Hay quienes anuncian la muerte de la radio; otros, que está en cuidados intensivos; en cambio ella, tal cual y sin menoscabo, sigue allí: propagándose, contagiando, convirtiéndose en el medio simple por excelencia, no al carecer de importancia, sino en virtud de su riqueza, de ser simple.

Tal vez es la ocasión para que se comprenda que la crisis podrá superarse si sus propietarios, gerentes, realizadores y productores beben de aquella fuente que le ha connotado a la radio sus momentos de oro, honor y gloria, y precisamente en circunstancias excepcionales; verbigracia su beneficio durante apagones eléctricos, tragedias naturales, descubrimientos humanos, sucesos políticos, coyunturas sociales o confrontaciones bélicas, entre algunos ejemplos.

De fugaz y efímera se caracteriza a la radio, y seguramente de fugaz y efímera será la trascendencia que peyorativamente ciertos críticos le otorgarían después de la pandemia, pero imaginen a miles de personas que aun a comienzos de la segunda década del siglo XXI seguirían incomunicados sino fuera por la radiodifusión.

En positivo tendrán que ser sus autores quienes hagan una pausa y asuman que la crisis no está en el medio radiofónico, sino en la forma de pensar y hacer la radio, desde su administración hasta su producción. Seguirá siendo trascendental, incluso cuando en tiempo de crisis se clama su esencia y protagonismo: una radio que forme e informe, una radio que dialogue con tecnologías emergentes —un ejemplo relativamente reciente es el podcasting—, una radio que valide su razón de ser.

Con 123 años de existencia, la radio seguirá siendo un medio tan contagioso e impactante como cuando el italiano Guillermo Marconi y el ruso Alexander Popov dieron al mundo y bajo situaciones bien diferentes la noticia sobre su invento, en confirmación de los planteamientos del alemán Heinrich Rudolf Hertz acerca de la propagación de las ondas electromagnéticas. ¡3, 2, 1… la radio sigue en el aire!