Un viaje a la Antártida prehistórica un selva verde llena de diversidad

21/07/2025 6 min
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Síntesis del Episodio

Un viaje a la Antártida prehistórica un selva verde llena de diversidad
— Cuando piensas en la Antártida, probablemente te venga a la cabeza una vasta llanura blanca, helada y solitaria.
— Puede que también imagines pingüinos aislados, flotando entre gigantescos icebergs como si no hubiera más historia que el hielo.
— Pero eso es solo la punta del iceberg.

— La Antártida no siempre fue un continente congelado.
— Hace millones de años, fue una tierra verde y fértil.
— Era parte de un supercontinente que la unía a Sudamérica y Australia.
— Por esos puentes terrestres cruzaron especies como los dinosaurios, dejando huellas casi idénticas en los tres continentes.

— Durante el Cretácico, la temperatura media en la Antártida rondaba los 12 grados.
— Más cálida que la de muchos países europeos actuales.
— Dinosaurios como saurópodos, anquilosaurios y terópodos vivían entre bosques tropicales llenos de helechos, coníferas y árboles ginkgo.
— Los océanos hervían de vida: tiburones, reptiles marinos y otros monstruos nadaban libremente bajo un cielo sin hielo.

— Todo cambió cuando un asteroide impactó contra la Tierra.
— La atmósfera ardió, el cielo se oscureció y el polvo trajo consigo una nueva era glacial.
— Pero el apocalipsis no fue inmediato.
— Durante el Paleógeno, la Antártida vivió un inesperado renacer.
— Las temperaturas subieron hasta los 25 grados y el continente volvió a florecer, con fauna aún más diversa.

— Entonces llegaron los verdaderos protagonistas.
— Uno de ellos fue el ave: Forusracos.
— Medía más de dos metros y medio, pesaba lo mismo que tres lobos y corría a 50 km/h.
— Su pico ganchudo y sus patas con garras en forma de hoz lo convertían en un depredador letal.
— Cazaba mamíferos traídos desde Sudamérica por antiguos puentes de tierra.

— Entre esos mamíferos destacaban bestias como el Antarctodon, que podría haber pesado más de 500 kilos.
— También estaba el Notiolofos, un herbívoro del tamaño de un bisonte, con una dieta rica en flores.
— Y la misteriosa Victemanea, con una posible trompa como la de un tapir, adaptada al pasto y al calor.

— Pero no eran los únicos.
— Ardillas con dientes de sable, pequeños marsupiales y otras criaturas extrañas poblaron ese Edén desaparecido.
— De hecho, los antecesores de los canguros y los koalas pasaron por aquí antes de llegar a Australia.
— En algún momento, este continente fue un cruce de caminos para todo tipo de especies.

— Y no solo caminaban. También nadaban... y acechaban.
— Se han hallado restos de cocodrilos gigantes, de hasta 7 metros, capaces de devorar lo que se les pusiera por delante.
— Si un animal se acercaba a beber, corría el riesgo de ser emboscado por uno de estos cazadores.
— Incluso los pingüinos, tan familiares hoy, podían convertirse en su comida.

— Las aguas estaban plagadas de ballenas primitivas como la Basilosauridae.
— Sus dientes podían destrozar huesos y tragarse tortugas de tres metros.
— También nadaba por allí la misteriosa Yanetus, una ballena dentada que succionaba y desgarraba carne al mismo tiempo.

— Y si crees que eso era todo, espera.
— En ese océano acechaban tiburones prehistóricos comparables con el megalodón.
— El Otodus auriculatus podía alcanzar los 9 metros y atacar a ballenas jóvenes sin pensárselo dos veces.
— Bajo esas aguas, cada sombra podía esconder un cazador.

— Pero no todo era brutalidad.
— También surgieron aves asombrosas, como la Begavis, quizá una de las primeras aves modernas.
— Algunas sobrevivieron a la extinción del asteroide refugiándose en este continente.
— Otras, como el Dasornis, volaban sobre el mar con alas de hasta 6 metros, dientes falsos y un aspecto inquietante.

— Era un mundo caótico, pero fascinante.
— Sin embargo, todo ese ecosistema colapsó cuando la Antártida se separó del resto de los continentes.
— Al formarse el pasaje de Drake y el mar de Tasmania, las criaturas quedaron atrapadas.
— Y el clima, como si obedeciera a un guion cruel, se volvió letal.

— Las corrientes oceánicas rodearon el continente.
— Impidieron que el calor volviera y atraparon al continente en un invierno eterno.
— El hielo comenzó a extenderse y a reflejar la luz solar, aumentando el enfriamiento.
— En solo unos millones de años, el paraíso verde se convirtió en una prisión de hielo.

— Hoy, ese mundo antiguo sigue oculto bajo esa cúpula helada.
— Lo que alguna vez fue un bosque tropical ahora guarda secretos bajo kilómetros de hielo.
— Quién sabe qué criaturas permanecen congeladas, esperando a ser descubiertas.
— Porque lo que un día fue un vergel de vida... aún podría estar allí, sepultado, pero no del todo muerto.

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