Los Salones: Aquellos lugares de polvo, miseria y esperanza del salvaje oeste.

21/10/2025 8 min
Los Salones: Aquellos lugares de polvo, miseria y esperanza del salvaje oeste.

Escuchar "Los Salones: Aquellos lugares de polvo, miseria y esperanza del salvaje oeste."

Síntesis del Episodio

Los Salones: Aquellos lugares de polvo, miseria y esperanza del salvaje oeste.
 Imaginad la siguiente escena.
 Un jinete solitario empuja las puertas de vaivén y entra en el salón.
 El pianista se detiene.
 La sala se queda en silencio.
 Las miradas de los asistentes se vuelven hacia el desconocido.
 Sin duda, es la típica escena que nos viene a la cabeza del salón del Salvaje Oeste.
 Por las películas de Hollywood.
 Aventuras, forajidos y duelos al sol.
 Sin embargo, la realidad era mucho más dura, sucia y desagradable.
 Había más polvo, enfermedad, suciedad y menos romanticismo.
 En este vídeo veremos cómo era entrar en un verdadero salón del salvaje oeste.
 Más allá de los decorados de las películas del western.
 Los primeros salones fueron estructuras improvisadas.
 Tiendas de lona, casas de barro y hasta chozas levantadas con varios restos de madera.
 Los salones se solían montar cerca de los campamentos mineros o en los pueblos ferroviarios.
 Con el tiempo, estas estructuras evolucionaban y terminaban siendo edificios de madera más estables.
 Les solían colocar un falso frontal para darles una apariencia más formal.
 Pero dentro seguía siendo un entorno inestable y peligroso.
 Si pisáramos su interior, lo primero que nos llamaría la atención sería su olor.
 Una mezcla espesa de cerveza rancia, whisky barato, humo y tabaco.
 La gente de fuera que se adentraba en el salón solía ir manchada de polvo y estiércol.
 Dentro, había ruido de vasos y de las toses secas de sus clientes.
 Los suelos solían ser de una madera áspera, cubiertos con serrín.
 Para absorber el tabaco escupido o la bebida derramada.
 Así que el suelo solía estar húmedo, pegajoso y sucio.
 El aire era denso, las lámparas de queroseno humeaban.
 Las puertas vaivén servían para ventilar el ambiente más que para la entrada heroica de los vaqueros.
 Y no era sólo una cuestión de estética.
 El salón del oeste era un foco de enfermedades.
 La gente apenas se bañaba, porque asearse era un lujo para muchos.
 Había que acarrear el agua, calentarla al fuego y compartir la misma tina entre varios miembros de una familia.
 Cuando le llegaba el turno al último integrante, el agua ya estaba turbia y maloliente.
 La higiene dental tampoco era ideal.
 Bastantes clientes usaban un cuchillo para limpiarse los dientes.
 Y si alguno se infectaba, bebían un trago de whisky para aguantar el dolor, mientras el barbero o un herrero se lo arrancaban con unos alicates.
 En los pueblos del oeste no había alcantarillado.
 Los desechos se arrojaban fuera de las casas.
 Y todo ese barro y la inmundicia entraba en los salones.
 Aquello era el paraíso para los piojos, las moscas o las cucarachas.
 Y un campo abonado para la propagación de las enfermedades.
 El cólera podía extenderse por beber en vasos sin lavar.
 La tuberculosis era lo mínimo que se podía coger en ese entorno lleno de humo.
 Por no hablar de la viruela, que para entonces era mortal.
 La conclusión es que en un salón del oeste lo más fácil es que cualquiera de esas enfermedades te matase antes que una bala.
 Y ahora hablaremos del whisky.
 El licor que servían no era un burbón añejo y suave.
 Lo más común es que consistiese en una mezcla de alcohol barato, azúcar quemado y hasta de tabaco de mascar.
 La nicotina servía para darle color y sabor al líquido.
 Para imitar el sabor y el gusto del auténtico y caro whisky le añadían varios químicos a la bebida.
 Trementina, creosota y otros productos industriales.
 En definitiva, te servían veneno en vez de licor.
 De ahí surgió el apodo de “rot gut”, que significa “tripas podridas”.
 No era una exageración.
 La cerveza tampoco se salvaba.
 Sin refrigeración, te la servían tibia y adulterada con narcóticos para que pareciera más consistente.
 La fama del salón del oeste como un lugar de vicio y violencia tenía una parte de verdad y otra gran parte de leyenda.
 En las películas la cosa suele terminar con peleas, sillas volando, botellas rotas, disturbios y algún tiro.
 En realidad, las disputas por dinero, orgullo o deudas eran más crudas.
 Los justicieros entraban con disimulo, le pegaban un par de disparos a su víctima y se acabó lo que se daba.
 Por ello, en muchos salones las normas les obligaban a dejar las armas en la entrada.
 La gran mayoría de los conflictos solían terminar a puñetazos.
 El juego era el alma del salón.
 Había crupieres de todo tipo: los que eran honrados escaseaban.
 La mayoría eran auténticos tahúres ambulantes.
 Sin escrúpulos a la hora de engañar a los jugadores con cartas marcadas.
 Las mujeres también jugaban su papel, aunque no como en las películas.
 Más bien, animaban a los clientes para que siguieran gastándose el dinero en apuestas y en copas.
 Era una forma de ganarse su independencia económica.
 La prostitución existía, pero era otra historia.
 No todos eran igual de bienvenidos al salón del oeste.
 Contaban con algunas normas de admisión no escritas.
 Lo más corriente era que los vaqueros, los mineros, algún agente de la ley y los forajidos fuesen los que los frecuentasen.
 Las mujeres respetables no solían pisar ese terreno hostil.
 Los nativos americanos o los inmigrantes chinos no solían ser bien recibidos.
 Por supuesto, en época de segregación racial, los hombres afroamericanos iban a sus propios salones, alejados de los blancos.
 Los soldados del ejército estadounidense que vestían de uniforme tampoco eran bien vistos.
 El uniforme despertaba suspicacias.
 Dentro del salón había unas reglas simples de conducta y moral.
 No se hacían preguntas personales.
 No se rechazaba una invitación a beber.
 Y no se hablaba de lo que ocurría allí dentro.
 En resumen, el auténtico salón del oeste era mucho más peligroso que el decorado de cartón piedra de las películas.
 Fue un foco de enfermedades, de alcohol adulterado y de códigos sociales cuestionables.
 Aunque, en el fondo, era un retrato fiel de lo que significó el viejo oeste.
 Donde la mayoría de la gente sobrevivía como podía y olvidaba sus penas de esa forma, en un entorno salvaje y despiadado.
 No todo iba a ser héroes de placa y pistola.
 ¿Y ahora os sentaríais a tomar un trago junto a John Wayne?

Más episodios del podcast PODCAST DE TIM BENIYORK EN BENIDORM