Escuchar "Los duelos musicales al piano Beethoven vs. Steibelt. Batalla de virtuosos"
Síntesis del Episodio
Los duelos musicales al piano Beethoven vs. Steibelt. Batalla de virtuosos.
Viena, año 1800.
Los duelos musicales eran uno de los entretenimientos favoritos de los aristócratas.
Como una batalla de gallos actual pero al piano.
Cada noble apadrinaba a un músico.
Y estos dos se enfrentaban a un duelo de virtuosismo.
El retador comenzaba y el retado respondía.
Al final, los asistentes elegían al ganador.
En aquel año llegó a Viena Daniel Steibelt, un músico alemán nacido en Berlín en 1765.
Venía de cosechar un gran éxito como pianista y compositor en Francia y Alemania.
Steibelt era un hombre pagado de sí mismo y muy formal.
Atractivo y un tanto exhibicionista.
Con su presencia allí pretendía agrandar su fama como músico.
A los mecenas de la ciudad les gustó la idea de celebrar un duelo entre él y Beethoven.
Beethoven ya había participado, con éxito, en varios duelos y era un músico con buena reputación.
Dos príncipes les apadrinaron, tal y como mandaba la tradición en los duelos.
Lobkowitz a Steibelt y Luchnowsky a Beethoven.
Su primer encuentro se produjo en la casa del conde Fries.
Beethoven presentó su Trío para piano, clarinete y violonchelo.
Steibelt, presente entre el público, no se comportó con el debido respeto.
Incluso, hizo comentarios despectivos sobre la pieza.
Luego le llegó su turno, se sentó ante el piano y tocó unas improvisaciones.
Por su parte, Beethoven las despreció por considerarlas preparadas de antemano y le tachó, en privado, de tramposo.
A la semana siguiente se volvieron a encontrar en otra velada musical.
Esta vez Steibelt tocó primero, con gran éxito.
En estas improvisaciones, se burló del Trío de Beethoven.
Sin lugar a dudas, le estaba retando y, conforme a las reglas, su adversario debía responderle.
La cosa se calentó.
Ante el entusiasmo del público presente, Beethoven se dirigió hacia el piano.
Estaba furioso.
Según Ferdinad Ries, uno de sus alumnos, el maestro tocaba mejor cuando estaba enojado.
Y vaya si lo hizo.
Beethoven cogió una de las partituras de Steibelt y la colocó boca abajo sobre el atril.
Señaló con el dedo algunas notas, vueltas del revés.
Tocó el tema de los primeros compases y comenzó a improvisar sobre él.
Los asistentes enloquecieron.
Una vez más, Beethoven demostró su dominio sobre el instrumento y en la composición.
Además, de dejarles una pieza muy superior en belleza a la propuesta de Steibelt.
Éste, cabreado y humillado, salió corriendo de la habitación.
Su benefactor, salió detrás de él.
Unos instantes después, el príncipe Lobkowitz comunicó a los presentes que Steibelt había decidido marcharse de Viena.
Y que no volvería a la ciudad, mientras Beethoven viviera allí.
Así fue.
El autor de la novena sinfonía permaneció en la capital austríaca, hasta su muerte, el 26 de marzo de 1827.
Mientras que Steibelt ya había fallecido, cuatro años antes de esa fecha.
Beethoven se burló de sus notas y, con el tiempo, estas se convirtieron en uno de los temas del final de su Tercera sinfonía.
Heroíca.
El recuerdo eterno de su triunfo en esta batalla, de este duelo musical al piano.
Viena, año 1800.
Los duelos musicales eran uno de los entretenimientos favoritos de los aristócratas.
Como una batalla de gallos actual pero al piano.
Cada noble apadrinaba a un músico.
Y estos dos se enfrentaban a un duelo de virtuosismo.
El retador comenzaba y el retado respondía.
Al final, los asistentes elegían al ganador.
En aquel año llegó a Viena Daniel Steibelt, un músico alemán nacido en Berlín en 1765.
Venía de cosechar un gran éxito como pianista y compositor en Francia y Alemania.
Steibelt era un hombre pagado de sí mismo y muy formal.
Atractivo y un tanto exhibicionista.
Con su presencia allí pretendía agrandar su fama como músico.
A los mecenas de la ciudad les gustó la idea de celebrar un duelo entre él y Beethoven.
Beethoven ya había participado, con éxito, en varios duelos y era un músico con buena reputación.
Dos príncipes les apadrinaron, tal y como mandaba la tradición en los duelos.
Lobkowitz a Steibelt y Luchnowsky a Beethoven.
Su primer encuentro se produjo en la casa del conde Fries.
Beethoven presentó su Trío para piano, clarinete y violonchelo.
Steibelt, presente entre el público, no se comportó con el debido respeto.
Incluso, hizo comentarios despectivos sobre la pieza.
Luego le llegó su turno, se sentó ante el piano y tocó unas improvisaciones.
Por su parte, Beethoven las despreció por considerarlas preparadas de antemano y le tachó, en privado, de tramposo.
A la semana siguiente se volvieron a encontrar en otra velada musical.
Esta vez Steibelt tocó primero, con gran éxito.
En estas improvisaciones, se burló del Trío de Beethoven.
Sin lugar a dudas, le estaba retando y, conforme a las reglas, su adversario debía responderle.
La cosa se calentó.
Ante el entusiasmo del público presente, Beethoven se dirigió hacia el piano.
Estaba furioso.
Según Ferdinad Ries, uno de sus alumnos, el maestro tocaba mejor cuando estaba enojado.
Y vaya si lo hizo.
Beethoven cogió una de las partituras de Steibelt y la colocó boca abajo sobre el atril.
Señaló con el dedo algunas notas, vueltas del revés.
Tocó el tema de los primeros compases y comenzó a improvisar sobre él.
Los asistentes enloquecieron.
Una vez más, Beethoven demostró su dominio sobre el instrumento y en la composición.
Además, de dejarles una pieza muy superior en belleza a la propuesta de Steibelt.
Éste, cabreado y humillado, salió corriendo de la habitación.
Su benefactor, salió detrás de él.
Unos instantes después, el príncipe Lobkowitz comunicó a los presentes que Steibelt había decidido marcharse de Viena.
Y que no volvería a la ciudad, mientras Beethoven viviera allí.
Así fue.
El autor de la novena sinfonía permaneció en la capital austríaca, hasta su muerte, el 26 de marzo de 1827.
Mientras que Steibelt ya había fallecido, cuatro años antes de esa fecha.
Beethoven se burló de sus notas y, con el tiempo, estas se convirtieron en uno de los temas del final de su Tercera sinfonía.
Heroíca.
El recuerdo eterno de su triunfo en esta batalla, de este duelo musical al piano.
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