Escuchar "Lincos la Lingua Cósmica y otros intentos fallidos de comunicarnos con los extraterrestres"
Síntesis del Episodio
Lincos la Lingua Cósmica no oral basada en las matemáticas y otros intentos fallidos de comunicarnos con los extraterrestres
En el caso de que llegáramos a detectar vida fuera del espacio nos encontraríamos con un grave problema.
¿Cómo nos podríamos comunicar de forma efectiva con esos extraterrestres?
A lo largo de este vídeo comprobaremos que esta tarea no sería nada fácil.
En febrero de 1992 dos equipos intentaron simular el primer contacto entre seres humanos y extraterrestres.
La organización llamada ‘Contact’ lo organizó todo.
El equipo humano estaba compuesto por dieciséis personas y contaban con un gran número de consultores por correo electrónico.
Sin embargo no pudieron interpretar el mensaje del otro equipo, los supuestos extraterrestres.
El problema fue que los de fuera usaron ordenadores PC mientras que los humanos emplearon el sistema Macintosh.
Y eso que era una simulación dentro de nuestro planeta.
Imaginad que los pájaros pudieran hablar, seguramente no nos daríamos cuenta.
Por lo tanto, sería complicado identificar los mensajes de un extraterrestre.
Son seres de fuera, de entornos muy distintos con una física, una biología y una cultura muy separada de la nuestra.
La conclusión es que no tenemos ningún parentesco, ni una cultura similar ni siquiera una realidad física parecida.
Ante esta muralla comunicativa intentaron crear lenguajes como el Lincos, la Lingua Cósmica.
Un idioma no oral, basado en las matemáticas.
Un código fácilmente comprensible que salvase las barreras del contexto, el tiempo y la naturaleza de nuestras especies.
Para ello, pensaron en basarlo en los números naturales, los enteros positivos y la aritmética básica.
Razonaron que dos más dos también daría cuatro en cualquier planeta con vida inteligente.
Así que las matemáticas, la física o la astronomía serían los temas comunes de los que podríamos conversar.
¿O no?
Eso pensaba el radio astrónomo Frank Drake.
Creía que los de afuera tendrían que explicar sus fenómenos físicos al igual que lo hacemos nosotros.
Y que, para lograrlo, tendrían sus matemáticas, la física y una astronomía similar a la nuestra.
Por desgracia, la cosa no es, ni de lejos, tan sencilla.
Volvamos a otro ejemplo dentro de nuestro planeta.
Los piraha son un pueblo de cazadores-recolectores que viven en las orillas de un afluente del Amazonas, en Brasil.
Debido a la evolución de su cultura, son incapaces de contar más allá de dos.
Por lo tanto, no hace falta saber contar para construir una cultura.
Ahora pensad que los extraterrestres tuvieran un sistema de símbolos parecido al del Rongo Rongo.
El sistema de glifos de los antiguos habitantes de la Isla de Pascua.
Ellos usaron el llamado bustrofedón inverso: que va de izquierda a derecha y de abajo arriba.
Por lo tanto, para leer una tablilla comenzaríamos por la esquina inferior izquierda, leeríamos una línea hacia la derecha y luego tendríamos que rotar la tablilla 180 grados para continuar con la siguiente línea.
Y ese es sólo otro ejemplo de la complejidad que encontramos simplemente en nuestro mundo.
No podemos antropomorfizar a los extraterrestres.
Sería muy difícil determinar si los de ahí fuera tienen un lenguaje o una práctica científica.
Sin duda, la forma de hacer ciencia no es universal.
La astrolingüística es una rama de la lingüística que estudia cómo podrían construirse mensajes comprensibles para seres con una cultura, percepción sensorial o una lógica muy diferente.
No es una ciencia plena sino un campo hipotético apoyado por el SETI o el METI.
Empiezan con secuencias de números primos o patrones reconocibles para identificar el tipo de inteligencia del otro.
Y luego van añadiendo nociones matemáticas y la lógica para establecer una comunicación gradual.
Algunos estudios sugieren que se podrían incorporar principios estéticos o éticos, la simetría sería un patrón universal, por ejemplo.
Muchas tribus milenarias siguen existiendo en nuestro planeta sin necesidad de aplicar el conocimiento científico.
En breve, el objetivo general es crear mensajes autoexplicativos sin la necesidad de referencias culturales ni contexto.
Pero lo que sabemos de la realidad física nace de nuestra biología, de nuestro desarrollo cognitivo y de nuestra herencia social y cultural.
Y no hay duda de que los extraterrestres tendrían otra biología, otros atributos y una perspectiva social muy diferente a la nuestra.
Lo que resulta en una forma totalmente distinta de conocimiento.
En síntesis, hemos visto que no hace falta estrictamente un conocimiento científico para sobrevivir.
La ciencia terrestre tiene unos cinco siglos de vida frente a los cinco millones de años de los homínidos.
Nuestros antecesores evolucionaron sin su ayuda.
También hemos comprobado la enorme diversidad de lenguajes, símbolos y culturas que hay dentro de nuestro propio planeta.
Así que resulta casi inimaginable vislumbrar las que podríamos hallar en el universo.
En conclusión: No será nada fácil el poder comunicarnos con seres inteligentes de otros mundos.
En el caso de que llegáramos a detectar vida fuera del espacio nos encontraríamos con un grave problema.
¿Cómo nos podríamos comunicar de forma efectiva con esos extraterrestres?
A lo largo de este vídeo comprobaremos que esta tarea no sería nada fácil.
En febrero de 1992 dos equipos intentaron simular el primer contacto entre seres humanos y extraterrestres.
La organización llamada ‘Contact’ lo organizó todo.
El equipo humano estaba compuesto por dieciséis personas y contaban con un gran número de consultores por correo electrónico.
Sin embargo no pudieron interpretar el mensaje del otro equipo, los supuestos extraterrestres.
El problema fue que los de fuera usaron ordenadores PC mientras que los humanos emplearon el sistema Macintosh.
Y eso que era una simulación dentro de nuestro planeta.
Imaginad que los pájaros pudieran hablar, seguramente no nos daríamos cuenta.
Por lo tanto, sería complicado identificar los mensajes de un extraterrestre.
Son seres de fuera, de entornos muy distintos con una física, una biología y una cultura muy separada de la nuestra.
La conclusión es que no tenemos ningún parentesco, ni una cultura similar ni siquiera una realidad física parecida.
Ante esta muralla comunicativa intentaron crear lenguajes como el Lincos, la Lingua Cósmica.
Un idioma no oral, basado en las matemáticas.
Un código fácilmente comprensible que salvase las barreras del contexto, el tiempo y la naturaleza de nuestras especies.
Para ello, pensaron en basarlo en los números naturales, los enteros positivos y la aritmética básica.
Razonaron que dos más dos también daría cuatro en cualquier planeta con vida inteligente.
Así que las matemáticas, la física o la astronomía serían los temas comunes de los que podríamos conversar.
¿O no?
Eso pensaba el radio astrónomo Frank Drake.
Creía que los de afuera tendrían que explicar sus fenómenos físicos al igual que lo hacemos nosotros.
Y que, para lograrlo, tendrían sus matemáticas, la física y una astronomía similar a la nuestra.
Por desgracia, la cosa no es, ni de lejos, tan sencilla.
Volvamos a otro ejemplo dentro de nuestro planeta.
Los piraha son un pueblo de cazadores-recolectores que viven en las orillas de un afluente del Amazonas, en Brasil.
Debido a la evolución de su cultura, son incapaces de contar más allá de dos.
Por lo tanto, no hace falta saber contar para construir una cultura.
Ahora pensad que los extraterrestres tuvieran un sistema de símbolos parecido al del Rongo Rongo.
El sistema de glifos de los antiguos habitantes de la Isla de Pascua.
Ellos usaron el llamado bustrofedón inverso: que va de izquierda a derecha y de abajo arriba.
Por lo tanto, para leer una tablilla comenzaríamos por la esquina inferior izquierda, leeríamos una línea hacia la derecha y luego tendríamos que rotar la tablilla 180 grados para continuar con la siguiente línea.
Y ese es sólo otro ejemplo de la complejidad que encontramos simplemente en nuestro mundo.
No podemos antropomorfizar a los extraterrestres.
Sería muy difícil determinar si los de ahí fuera tienen un lenguaje o una práctica científica.
Sin duda, la forma de hacer ciencia no es universal.
La astrolingüística es una rama de la lingüística que estudia cómo podrían construirse mensajes comprensibles para seres con una cultura, percepción sensorial o una lógica muy diferente.
No es una ciencia plena sino un campo hipotético apoyado por el SETI o el METI.
Empiezan con secuencias de números primos o patrones reconocibles para identificar el tipo de inteligencia del otro.
Y luego van añadiendo nociones matemáticas y la lógica para establecer una comunicación gradual.
Algunos estudios sugieren que se podrían incorporar principios estéticos o éticos, la simetría sería un patrón universal, por ejemplo.
Muchas tribus milenarias siguen existiendo en nuestro planeta sin necesidad de aplicar el conocimiento científico.
En breve, el objetivo general es crear mensajes autoexplicativos sin la necesidad de referencias culturales ni contexto.
Pero lo que sabemos de la realidad física nace de nuestra biología, de nuestro desarrollo cognitivo y de nuestra herencia social y cultural.
Y no hay duda de que los extraterrestres tendrían otra biología, otros atributos y una perspectiva social muy diferente a la nuestra.
Lo que resulta en una forma totalmente distinta de conocimiento.
En síntesis, hemos visto que no hace falta estrictamente un conocimiento científico para sobrevivir.
La ciencia terrestre tiene unos cinco siglos de vida frente a los cinco millones de años de los homínidos.
Nuestros antecesores evolucionaron sin su ayuda.
También hemos comprobado la enorme diversidad de lenguajes, símbolos y culturas que hay dentro de nuestro propio planeta.
Así que resulta casi inimaginable vislumbrar las que podríamos hallar en el universo.
En conclusión: No será nada fácil el poder comunicarnos con seres inteligentes de otros mundos.
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