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Síntesis del Episodio
La fascinación mundial por el Dark Turism. El turismo oscuro
El turismo oscuro es un fenómeno global.
Crece gracias a las redes y ya factura 25.000 millones de euros al año.
Conozcamos los entresijos de su auge.
El año pasado, más de 1,2 millones de personas visitaron el antiguo campo de exterminio ubicado en Auschwitz.
Ahora lo han reconvertido en un museo sobre los horrores del nazismo.
Y cada año, la cifra de visitantes aumenta.
Otro medio millón decidieron descender hasta las catacumbas de París.
Otro destino macabro y oscuro.
Un osario que contiene más de seis millones de esqueletos humanos.
El pasado febrero, un museo dedicado a las repercusiones de la bomba nuclear que se lanzó en Hiroshima, superó los 2 millones de visitantes.
La pauta mundial está clara.
Cada vez, hay más personas que prefieren emplear su tiempo de vacaciones y de descanso en buscar emociones fuertes.
Y llegar a los destinos y lugares que fueron el escenario histórico de catástrofes y desgracias.
El propio término de turismo oscuro, turismo de duelo o también denominado como tanatoturismo, se acuñó en 1996.
El interés por lo prohibido ha subido, considerablemente, en la última década.
Un boom que ha sido impulsado, sobre todo, por las redes sociales.
Estos lugares macabros se han ido abriendo paso entre las listas interminables de restaurantes, catedrales y playas paradisíacas.
Sin embargo, esta moda genera una gran preocupación entre algunos locales y también por las víctimas o los descendientes de las tragedias que tuvieron lugar en los enclaves del turismo oscuro.
La masificación de las visitas a estos sitios ha dejado tras de sí algunos incidentes sonados.
No es extraño, que cada vez más, la gente se haga selfies en los lugares más macabros.
Gente que posa alegremente y exhibe ese instante, como si la imagen fuese un trofeo, en el escenario de una desgracia.
Muchos consideran que es un acto cruel, insensible.
En el año 2019, la cadena HBO lanzó una mini serie inspirada en la catástrofe de Chernobyl.
A raíz de su estreno, el área registró un aumento del 40 por ciento en el turismo de esa zona.
Las fotografías de personas junto al reactor que causó la explosión inundaron las redes sociales.
Hasta tal punto que Craig Mazin, un guionista de la serie, tuvo que pedir a sus telespectadores que parasen de comportarse así.
Si visitáis la zona de exclusión, recordad que aquí sucedió una tragedia, aseguró.
Comportaos con respeto por todos los que sufrieron.
Un año antes, el Youtuber Logan Paul publicó un vídeo donde visitaba Aokigahara, un famoso bosque situado en Shizuoka, Japón.
Varias leyendas locales afirman que está maldito y que es un lugar muy elegido por quienes pretenden suicidarse.
En el citado vídeo, Paul encuentra el cadáver de una persona fallecida, colgando de un árbol.
Lo graba y decide bromear junto a sus compañeros.
Su publicación alcanzó los seis millones de visitas en la plataforma antes de que lo retirasen.
Y causó una gran polémica dentro y fuera de Japón.
Cuando viajamos hay que respetar ciertas normas de etiqueta y respeto.
Y más, cuando estamos en lugares donde ocurrieron tragedias o desastres naturales.
Hay bastantes turistas interesados en el dark turism.
Y algunos son irrespetuosos con la memoria de las víctimas.
Al ser humano siempre le pierde su curiosidad por lo prohibido o lo desconocido, el tabú.
Muchos buscan salirse de la ruta establecida y dirigirse hacia lugares extraños.
Que no sea lo que ha visitado todo el mundo.
No faltan las rutas especializadas en seguir las huellas de lo oscuro.
Jack el destripador en Londres o la ruta del vampiro en Transilvania, serían dos ejemplos de ello.
Incluso de magnicidios más recientes, como la plaza Dealey en Dallas, testigo del asesinato del expresidente John F Kennedy.
Hay gente que quiere experimentar la sensación de meterse en una máquina del tiempo y viajar al pasado.
En bastantes lugares oscuros hay una impregnación de lo sucedido.
Se respira un silencio pesado, unas vibraciones que casi se pueden tocar.
Son escenarios más grandes que la vida, larger than life, como dice la expresión inglesa.
Está claro que está tendencia ha llegado para quedarse.
Es importante conocer nuestra historia pero siempre siendo respetuosos con estos lugares que nos han marcado.
Aprendamos de los errores del pasado para no repetirlos.
El turismo oscuro es un fenómeno global.
Crece gracias a las redes y ya factura 25.000 millones de euros al año.
Conozcamos los entresijos de su auge.
El año pasado, más de 1,2 millones de personas visitaron el antiguo campo de exterminio ubicado en Auschwitz.
Ahora lo han reconvertido en un museo sobre los horrores del nazismo.
Y cada año, la cifra de visitantes aumenta.
Otro medio millón decidieron descender hasta las catacumbas de París.
Otro destino macabro y oscuro.
Un osario que contiene más de seis millones de esqueletos humanos.
El pasado febrero, un museo dedicado a las repercusiones de la bomba nuclear que se lanzó en Hiroshima, superó los 2 millones de visitantes.
La pauta mundial está clara.
Cada vez, hay más personas que prefieren emplear su tiempo de vacaciones y de descanso en buscar emociones fuertes.
Y llegar a los destinos y lugares que fueron el escenario histórico de catástrofes y desgracias.
El propio término de turismo oscuro, turismo de duelo o también denominado como tanatoturismo, se acuñó en 1996.
El interés por lo prohibido ha subido, considerablemente, en la última década.
Un boom que ha sido impulsado, sobre todo, por las redes sociales.
Estos lugares macabros se han ido abriendo paso entre las listas interminables de restaurantes, catedrales y playas paradisíacas.
Sin embargo, esta moda genera una gran preocupación entre algunos locales y también por las víctimas o los descendientes de las tragedias que tuvieron lugar en los enclaves del turismo oscuro.
La masificación de las visitas a estos sitios ha dejado tras de sí algunos incidentes sonados.
No es extraño, que cada vez más, la gente se haga selfies en los lugares más macabros.
Gente que posa alegremente y exhibe ese instante, como si la imagen fuese un trofeo, en el escenario de una desgracia.
Muchos consideran que es un acto cruel, insensible.
En el año 2019, la cadena HBO lanzó una mini serie inspirada en la catástrofe de Chernobyl.
A raíz de su estreno, el área registró un aumento del 40 por ciento en el turismo de esa zona.
Las fotografías de personas junto al reactor que causó la explosión inundaron las redes sociales.
Hasta tal punto que Craig Mazin, un guionista de la serie, tuvo que pedir a sus telespectadores que parasen de comportarse así.
Si visitáis la zona de exclusión, recordad que aquí sucedió una tragedia, aseguró.
Comportaos con respeto por todos los que sufrieron.
Un año antes, el Youtuber Logan Paul publicó un vídeo donde visitaba Aokigahara, un famoso bosque situado en Shizuoka, Japón.
Varias leyendas locales afirman que está maldito y que es un lugar muy elegido por quienes pretenden suicidarse.
En el citado vídeo, Paul encuentra el cadáver de una persona fallecida, colgando de un árbol.
Lo graba y decide bromear junto a sus compañeros.
Su publicación alcanzó los seis millones de visitas en la plataforma antes de que lo retirasen.
Y causó una gran polémica dentro y fuera de Japón.
Cuando viajamos hay que respetar ciertas normas de etiqueta y respeto.
Y más, cuando estamos en lugares donde ocurrieron tragedias o desastres naturales.
Hay bastantes turistas interesados en el dark turism.
Y algunos son irrespetuosos con la memoria de las víctimas.
Al ser humano siempre le pierde su curiosidad por lo prohibido o lo desconocido, el tabú.
Muchos buscan salirse de la ruta establecida y dirigirse hacia lugares extraños.
Que no sea lo que ha visitado todo el mundo.
No faltan las rutas especializadas en seguir las huellas de lo oscuro.
Jack el destripador en Londres o la ruta del vampiro en Transilvania, serían dos ejemplos de ello.
Incluso de magnicidios más recientes, como la plaza Dealey en Dallas, testigo del asesinato del expresidente John F Kennedy.
Hay gente que quiere experimentar la sensación de meterse en una máquina del tiempo y viajar al pasado.
En bastantes lugares oscuros hay una impregnación de lo sucedido.
Se respira un silencio pesado, unas vibraciones que casi se pueden tocar.
Son escenarios más grandes que la vida, larger than life, como dice la expresión inglesa.
Está claro que está tendencia ha llegado para quedarse.
Es importante conocer nuestra historia pero siempre siendo respetuosos con estos lugares que nos han marcado.
Aprendamos de los errores del pasado para no repetirlos.
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