Mujeres médiums y espiritistas en la España del siglo 19 entre la fe, el fraude y el escándalo

27/07/2025 5 min
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Síntesis del Episodio

Mujeres médiums y espiritistas en la España del siglo 19 entre la fe, el fraude y el escándalo /

— A finales del siglo XIX, el espiritismo no era un susurro oculto, sino un grito escénico que llenaba teatros.
— En ciudades como Madrid, Barcelona o València, las mujeres no eran ya simples espectadoras.
— Subían al escenario. Ocupaban el centro. Destacaban. Y eso, para muchos, era un escándalo.

— Médiums, videntes y sonámbulas se convirtieron en estrellas de un nuevo tipo de/ espectáculo.
— El público las adoraba. Los periódicos las anunciaban. Y la ciencia, al principio, las observaba con curiosidad.
— Pero pronto surgió la sospecha: ¿era eso verdad… o un negocio de /engaño y sugestión?

— En Valencia, en 1860, un dentista hipnotizaba a los pacientes y les sacaba las muelas sin dolor.
— El público /aplaudía, maravillado. La prensa lo llamó "anestesia mágica".
— Pero poco después, los médicos advertían del peligro de/ estos experimentos sin control.

— En Barcelona, el teatro Tívoli, el Romea y hasta el Circo Ecuestre se llenaban para ver magnetismo en directo.
— Algunos como el Dr. Nicolás triunfaban con su hija Miss Elena.
— Otros, como el farsante Mr. Donati, acababan escoltados por la policía.

— Las mujeres, que /antes necesitaban de un varón que las guiara al trance, empezaron a/ actuar solas.
— Se convertían en médiums independientes, dueñas de sus visiones, libres en el escenario y fuera de/ él.
— El fraude convivía con la fascinación. La mentira, con el deseo de creer.

— En las calles, las consultas de adivinación proliferaban como hongos tras la lluvia.
— Francisca, en la calle/ Egipciacas del Raval, adivinaba sin sonambulismo ni magnetismo.
— Eso sí, sin señores solos. Que nadie se confundiera: aquello no era un burdel.

— En Barcelona, los periódicos ironizaban, pero también reconocían que : estaban ganando dinero.
— Muchos caían seducidos por sus promesas, deseando que algo extraordinario les tocara en la vida.
— Y muchas de /ellas, con talento o con picardía, vivían de /esa ilusión colectiva.

— Amalia Domingo Soler, una /andaluza valiente, fue la voz más potente de/ este movimiento.
— Recitaba poesía, escribía crónicas, se /enfrentaba al clero con verbo afilado.
— Se codeaba con abogados, políticos y periodistas. Era una modista… con alma de tribuna.

— Las mujeres salían solas de noche. Se reunían. Hablaban. Cruzaban espacios antes prohibidos.
— Sus nombres aparecían en panfletos, sátiras o novelas. A menudo ridiculizadas por atreverse a ello.
— La prensa conservadora las llamaba feas, locas o frustradas. Pero ellas no callaban.

— Lo inquietante no era el espiritismo como rareza, sino su aceptación.
— Las sesiones se celebraban en teatros del centro. En sociedades respetadas. En casas bien conocidas.
— Las prácticas se anunciaban en la prensa, como cualquier otro/ acto público.

— En 1885, La Vanguardia narraba una velada espiritista en el Instituto de Fomento del Trabajo Nacional.
— Allí se debatía sobre la hipnosis, el sonambulismo o el magnetismo como fenómenos científicos.
— En París, Mesmer hablaba de sus hallazgos. En los hospitales, se/ experimentaba con sustancias… a distancia.

— Algunos, como el infame Doctor Das, cruzaban la línea de lo clínico hacia lo sádico.
— Clavaba agujas, practicaba descargas eléctricas, torturaba bajo la excusa del experimento.
— El público rico pagaba por ver sufrimiento envuelto en ciencia.

— A finales de siglo, el hipnotismo era más temido por los científicos que /el cólera.
— Médicos como Charcot intentaban explicarlo, pero cada vez había más preguntas que respuestas.
— La frontera entre ciencia, fraude y fe se volvía cada vez más borrosa.

— La literatura se llenó de fantasmas. Poe, Dumas, Balzac. Gautier y Radcliff. Todos flirteaban con lo oculto.
— Las mesas giratorias regresaban. Las sombras volvían a inquietar al mundo moderno.
— El espiritismo no moría. Se transformaba. Y la misma pregunta flotaba en el aire: ¿están seguros de que todo es mentira?

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