Escuchar "Los 13 días que pasó el Santo Grial de Valencia en Benidorm"
Síntesis del Episodio
Los 13 días que pasó el Santo Grial de Valencia en Benidorm
No eres de Benidorm si…
— Marzo de 1809.
España arde bajo la ocupación napoleónica.
Y en Valencia, los canónigos tiemblan.
Tiemblan por algo más que la guerra: por el Santo Cáliz.
Ese que, según la tradición, sostuvo Cristo en la Última Cena.
Una reliquia tan valiosa… que nadie sin autorización debía tocarla.
— Ante el miedo, se decide lo impensable.
Evacuar el tesoro sagrado de la catedral.
No solo el Cáliz. También relicarios, alhajas, cálices menores.
Sesenta y un cajones sellados.
Cargados en una embarcación endeble, casi de pesca.
Y protegidos solo por tres naves auxiliares y un puñado de hombres de fe.
— Entre ellos, un corsario convertido en soldado: Juan Bautista Pérez.
Natural de Benidorm. Religioso. Implacable.
El tipo de hombre que fundía los cañones enemigos… para hacer campanas sagradas.
El marino perfecto para custodiar lo que nadie debía profanar.
— Pero el mar no entiende de reliquias.
Una tormenta impide el avance hacia Ibiza.
Las naves deben fondear. Buscar refugio.
Y lo encuentran en un lugar inesperado: Benidorm.
Trece días. Trece noches.
El Santo Cáliz, amparado por las olas, la isla de Benidorm y el Puig Campana.
— ¿Descendió a tierra firme?
¿Cruzó las calles empedradas del pueblo?
¿Se escondió en la iglesia de Sant Jaume, en el castillo… o en alguna casa particular?
No hay pruebas. Pero hay sospechas.
El sacerdote custodio, Pedro Vicente Calbo, no se separaba nunca de la reliquia.
Y es difícil imaginar que él permaneciera en la nave mientras la tormenta rugía.
— Benidorm en 1809 era un pueblo de apenas dos mil almas.
Pero ver llegar tres barcos no es algo que pase desapercibido.
¿Sabían sus gentes lo que custodiaban aquellas velas?
¿Lo intuyó el alcalde? ¿Lo supo la condesa de Montealegre?
¿Y si alguien más lo supo… quién lo protegió en la sombra?
— La amenaza no venía solo del mar.
En tierra también acechaban los codiciosos.
El gobernador sublevado de Alicante, Ariarte, estaba dispuesto a todo.
Incluso a encarcelar a algunas autoridades.
Pero, curiosamente, dejó partir el tesoro.
No lo impidió. Lo escoltó.
¿Un acto de fe… o algo más?
— El cargamento era tan voluminoso que no cabía en una sola nave.
Pérez tuvo que dividirlo entre los tres barcos.
Eso complicó más el traslado.
Multiplicó los riesgos.
Y, sin embargo, llegó.
Meses después, en 1810, el tesoro regresó a Valencia.
Entero. Intacto.
— Algunos objetos se fundirían años más tarde, en tiempos aún más oscuros.
Pero el Santo Cáliz sobrevivió.
Y de aquella odisea queda un testigo.
El manuscrito del padre Calbo.
Un relato minucioso…de esta odisea.
Y de los 13 días que permaneció en la gran ciudad turística.
— Así, en plena guerra, Benidorm fue durante trece días…
El escondite del Grial.
Refugio de fe, mar y misterio.
Un rincón pequeño, donde lo eterno se protegió del caos.
— Y aunque nadie pueda asegurar dónde se escondió el Cáliz…
Gracias a, entre otros, a Juan Bautista Pérez, el Santo Grial sigue intacto en la Catedral de Valencia.
En este 2025, 700 años de historia de la primera Carta Puebla de nuestra ciudad.
No eres de Benidorm si…no sabes que el Santo Cáliz estuvo protegido durante 13 días en nuestra querida ciudad.
No eres de Benidorm si…
— Marzo de 1809.
España arde bajo la ocupación napoleónica.
Y en Valencia, los canónigos tiemblan.
Tiemblan por algo más que la guerra: por el Santo Cáliz.
Ese que, según la tradición, sostuvo Cristo en la Última Cena.
Una reliquia tan valiosa… que nadie sin autorización debía tocarla.
— Ante el miedo, se decide lo impensable.
Evacuar el tesoro sagrado de la catedral.
No solo el Cáliz. También relicarios, alhajas, cálices menores.
Sesenta y un cajones sellados.
Cargados en una embarcación endeble, casi de pesca.
Y protegidos solo por tres naves auxiliares y un puñado de hombres de fe.
— Entre ellos, un corsario convertido en soldado: Juan Bautista Pérez.
Natural de Benidorm. Religioso. Implacable.
El tipo de hombre que fundía los cañones enemigos… para hacer campanas sagradas.
El marino perfecto para custodiar lo que nadie debía profanar.
— Pero el mar no entiende de reliquias.
Una tormenta impide el avance hacia Ibiza.
Las naves deben fondear. Buscar refugio.
Y lo encuentran en un lugar inesperado: Benidorm.
Trece días. Trece noches.
El Santo Cáliz, amparado por las olas, la isla de Benidorm y el Puig Campana.
— ¿Descendió a tierra firme?
¿Cruzó las calles empedradas del pueblo?
¿Se escondió en la iglesia de Sant Jaume, en el castillo… o en alguna casa particular?
No hay pruebas. Pero hay sospechas.
El sacerdote custodio, Pedro Vicente Calbo, no se separaba nunca de la reliquia.
Y es difícil imaginar que él permaneciera en la nave mientras la tormenta rugía.
— Benidorm en 1809 era un pueblo de apenas dos mil almas.
Pero ver llegar tres barcos no es algo que pase desapercibido.
¿Sabían sus gentes lo que custodiaban aquellas velas?
¿Lo intuyó el alcalde? ¿Lo supo la condesa de Montealegre?
¿Y si alguien más lo supo… quién lo protegió en la sombra?
— La amenaza no venía solo del mar.
En tierra también acechaban los codiciosos.
El gobernador sublevado de Alicante, Ariarte, estaba dispuesto a todo.
Incluso a encarcelar a algunas autoridades.
Pero, curiosamente, dejó partir el tesoro.
No lo impidió. Lo escoltó.
¿Un acto de fe… o algo más?
— El cargamento era tan voluminoso que no cabía en una sola nave.
Pérez tuvo que dividirlo entre los tres barcos.
Eso complicó más el traslado.
Multiplicó los riesgos.
Y, sin embargo, llegó.
Meses después, en 1810, el tesoro regresó a Valencia.
Entero. Intacto.
— Algunos objetos se fundirían años más tarde, en tiempos aún más oscuros.
Pero el Santo Cáliz sobrevivió.
Y de aquella odisea queda un testigo.
El manuscrito del padre Calbo.
Un relato minucioso…de esta odisea.
Y de los 13 días que permaneció en la gran ciudad turística.
— Así, en plena guerra, Benidorm fue durante trece días…
El escondite del Grial.
Refugio de fe, mar y misterio.
Un rincón pequeño, donde lo eterno se protegió del caos.
— Y aunque nadie pueda asegurar dónde se escondió el Cáliz…
Gracias a, entre otros, a Juan Bautista Pérez, el Santo Grial sigue intacto en la Catedral de Valencia.
En este 2025, 700 años de historia de la primera Carta Puebla de nuestra ciudad.
No eres de Benidorm si…no sabes que el Santo Cáliz estuvo protegido durante 13 días en nuestra querida ciudad.
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