Escuchar "Las Cleopatras. Una dinastía de incesto, sangre y traiciones"
Síntesis del Episodio
Las Cleopatras. Una dinastía de incesto, sangre y traiciones.
El Egipto de la época de los Ptolomeos fue el escenario de excesos inimaginables.
Sexo, incesto, sangre y traiciones, recorrían los palacios de Alejandría, como un veneno.
La dinastía de las Cleopatras es una muestra de hasta qué punto la realidad supera, con creces, cualquier ficción.
Esta particular estirpe comenzó con Cleopatra primera en el 190 antes de Cristo.
Muy pronto, comprendió que no bastaba con heredar el poder, sino que había que lograrlo con astucia y alianzas secretas.
Fue pionera en unir la imagen de la reina con la de diosa, iniciando el culto.
Cleopatra segunda, su nieta, llevó la crueldad a límites insospechados.
Fue amante de su hermano, esposa de otro hombre y madre de unos hijos que usó como moneda de cambio.
Cleopatra segunda celebraba un banquete en su palacio de Alejandría.
Con motivo de su 55 cumpleaños en el año 130 antes de Cristo.
Cuentan que en su aniversario recibió un macabro regalo.
Un bello cofre de ébano, cargado por cuatro esclavos.
Dentro, estaba el cuerpo desmembrado de su propio hijo, Ptolomeo Menfita.
Un depravado obsequio que le envió su ex marido y hermano, Ptolomeo séptimo.
A este le apodaron ‘Fiscón’ por su extrema gordura.
Le enviaron ese presente desde su exilio en Chipre, ya que Fiscón era el padre marginado de la criatura.
Y se había unido a Cleopatra tercera.
Lejos de asustarse, la segunda Cleopatra expuso públicamente los restos de su vástago en Alejandría.
Para suscitar la ira del pueblo contra Fiscón.
Así se las gastaban las ‘Cleos’.
A su lado, el reality de las Kardashian es una pantomima.
En aquellos años, todos los reyes se llamaban Ptolomeo.
• Fiscón era una caricatura de la decadencia.
• Su obesidad desmedida se convirtió en un símbolo grotesco de poder y riqueza.
• Cleopatra III no se quedó atrás.
• Mantuvo relaciones con su propio padre y luego con su hijo para consolidar la dinastía.
• Usaba la seducción como un veneno: primero prometía amor, después entregaba la muerte.
• En esta dinastía el incesto era la norma.
• Hermanos con hermanas, padres con hijas, tíos con sobrinas, todos se mezclaban sin reparos.
• Era la forma de mantener la pureza de la sangre y preservar un poder que parecía eterno.
Fiscón y Cleopatra segunda incorporaron al trono a Cleopatra tercera.
Y entre los tres mantuvieron relaciones.
Al final, Fiscón dejó embarazada a su hijastra y sobrina.
Y el niño que nacería se convertiría en Ptolomeo noveno.
Los alejandrinos describieron a Fiscón como un hombre de obesidad mórbida.
Su vientre era tan grande que superaba la envergadura de dos brazos extendidos.
Era casi incapaz de moverse solo y tenían que transportarlo en una litera.
Sin duda, el suyo fue un caso extremo pero la mayoría de los Ptolomeos fueron bastante gordos.
Víctimas del lujo, la extravagancia y el desenfreno en sus vidas.
La sensualidad no estaba en la belleza física.
• Estaba en el carisma, en la política, en el magnetismo que convertía a estas reinas en divinidades vivientes.
Los Ptolomeos fueron muy ricos y tuvieron plena libertad para entregarse a todos los vicios y placeres.
Ya que estaban al margen de las leyes que regían para el resto de la población.
Abusaron del incesto para evitar la hipogamia.
O casarte con alguien por debajo de tu rango social.
Además, esas relaciones familiares estrechas simulaban a la de los dioses egipcios Isis-Osiris o a la de los griegos Zeus- Hera.
En síntesis, el incesto suponía mantener la pureza de su sangre real.
Ellos se veían como dioses y los dioses griegos y egipcios eran incestuosos.
Cleopatra Quinta o Berenice tercera, ya que tuvo un nombre doble, se casó con su tío Ptolomeo décimo y también con su propio padre, el noveno.
La cosa no terminó ahí.
El siguiente fue su propio hijastro y sobrino, Ptolomeo undécimo.
Acabaron casándose pero este joven terminó asesinándola.
Cleopatra VII, producto de seis generaciones de incestos, fue la cúspide de esa herencia perturbadora.
Sedujo a Julio César y a Marco Antonio por su inteligencia, cultura y dominio de la escena.
Fue la más famosa de todas y la última.
El punto final a un linaje marcado por el crimen, el incesto y la ambición.
Mandó asesinar a Arsínoe cuarta, su hermana pequeña.
Luego ordenó lo mismo contra su hermano Ptolomeo catorce.
Las luchas fratricidas entre hermanas teñían los templos de sangre.
Aquella saga fue un circo de atrocidades.
Cleopatra séptima, la legendaria, tenía carisma, era una gran conversadora.
Su obsesión fue la de asegurar el trono para su hijo.
Si no hubiese sido asesinada, posiblemente hubiera casado a Cesarión o Ptolomeo quince, su hijo y de Julio César, con Cleopatra Selene, la hija fruto de su relación con Marco Antonio.
En definitiva, que hubiera continuado con la tradición de su dinastía, la de casar a sus propios descendientes.
Políglota, inteligente, culta y muy astuta.
Con su muerte, Roma convirtió a Egipto en provincia sobre el año 30 antes de Cristo.
• Y con ella, terminó la historia más oscura y fascinante de la realeza antigua.
• Una saga donde el poder siempre olió a sexo, incesto y a sangre.
La dinastía Ptolemaica reinó durante casi 300 años.
Y, dentro de esta, las Cleopatras, desde la primera a la séptima, tuvieron una presencia de 160 años.
De reinas divinas a tramas depravadas, las Cleopatras convirtieron Egipto en un escenario donde cada acto terminaba en tragedia.
El Egipto de la época de los Ptolomeos fue el escenario de excesos inimaginables.
Sexo, incesto, sangre y traiciones, recorrían los palacios de Alejandría, como un veneno.
La dinastía de las Cleopatras es una muestra de hasta qué punto la realidad supera, con creces, cualquier ficción.
Esta particular estirpe comenzó con Cleopatra primera en el 190 antes de Cristo.
Muy pronto, comprendió que no bastaba con heredar el poder, sino que había que lograrlo con astucia y alianzas secretas.
Fue pionera en unir la imagen de la reina con la de diosa, iniciando el culto.
Cleopatra segunda, su nieta, llevó la crueldad a límites insospechados.
Fue amante de su hermano, esposa de otro hombre y madre de unos hijos que usó como moneda de cambio.
Cleopatra segunda celebraba un banquete en su palacio de Alejandría.
Con motivo de su 55 cumpleaños en el año 130 antes de Cristo.
Cuentan que en su aniversario recibió un macabro regalo.
Un bello cofre de ébano, cargado por cuatro esclavos.
Dentro, estaba el cuerpo desmembrado de su propio hijo, Ptolomeo Menfita.
Un depravado obsequio que le envió su ex marido y hermano, Ptolomeo séptimo.
A este le apodaron ‘Fiscón’ por su extrema gordura.
Le enviaron ese presente desde su exilio en Chipre, ya que Fiscón era el padre marginado de la criatura.
Y se había unido a Cleopatra tercera.
Lejos de asustarse, la segunda Cleopatra expuso públicamente los restos de su vástago en Alejandría.
Para suscitar la ira del pueblo contra Fiscón.
Así se las gastaban las ‘Cleos’.
A su lado, el reality de las Kardashian es una pantomima.
En aquellos años, todos los reyes se llamaban Ptolomeo.
• Fiscón era una caricatura de la decadencia.
• Su obesidad desmedida se convirtió en un símbolo grotesco de poder y riqueza.
• Cleopatra III no se quedó atrás.
• Mantuvo relaciones con su propio padre y luego con su hijo para consolidar la dinastía.
• Usaba la seducción como un veneno: primero prometía amor, después entregaba la muerte.
• En esta dinastía el incesto era la norma.
• Hermanos con hermanas, padres con hijas, tíos con sobrinas, todos se mezclaban sin reparos.
• Era la forma de mantener la pureza de la sangre y preservar un poder que parecía eterno.
Fiscón y Cleopatra segunda incorporaron al trono a Cleopatra tercera.
Y entre los tres mantuvieron relaciones.
Al final, Fiscón dejó embarazada a su hijastra y sobrina.
Y el niño que nacería se convertiría en Ptolomeo noveno.
Los alejandrinos describieron a Fiscón como un hombre de obesidad mórbida.
Su vientre era tan grande que superaba la envergadura de dos brazos extendidos.
Era casi incapaz de moverse solo y tenían que transportarlo en una litera.
Sin duda, el suyo fue un caso extremo pero la mayoría de los Ptolomeos fueron bastante gordos.
Víctimas del lujo, la extravagancia y el desenfreno en sus vidas.
La sensualidad no estaba en la belleza física.
• Estaba en el carisma, en la política, en el magnetismo que convertía a estas reinas en divinidades vivientes.
Los Ptolomeos fueron muy ricos y tuvieron plena libertad para entregarse a todos los vicios y placeres.
Ya que estaban al margen de las leyes que regían para el resto de la población.
Abusaron del incesto para evitar la hipogamia.
O casarte con alguien por debajo de tu rango social.
Además, esas relaciones familiares estrechas simulaban a la de los dioses egipcios Isis-Osiris o a la de los griegos Zeus- Hera.
En síntesis, el incesto suponía mantener la pureza de su sangre real.
Ellos se veían como dioses y los dioses griegos y egipcios eran incestuosos.
Cleopatra Quinta o Berenice tercera, ya que tuvo un nombre doble, se casó con su tío Ptolomeo décimo y también con su propio padre, el noveno.
La cosa no terminó ahí.
El siguiente fue su propio hijastro y sobrino, Ptolomeo undécimo.
Acabaron casándose pero este joven terminó asesinándola.
Cleopatra VII, producto de seis generaciones de incestos, fue la cúspide de esa herencia perturbadora.
Sedujo a Julio César y a Marco Antonio por su inteligencia, cultura y dominio de la escena.
Fue la más famosa de todas y la última.
El punto final a un linaje marcado por el crimen, el incesto y la ambición.
Mandó asesinar a Arsínoe cuarta, su hermana pequeña.
Luego ordenó lo mismo contra su hermano Ptolomeo catorce.
Las luchas fratricidas entre hermanas teñían los templos de sangre.
Aquella saga fue un circo de atrocidades.
Cleopatra séptima, la legendaria, tenía carisma, era una gran conversadora.
Su obsesión fue la de asegurar el trono para su hijo.
Si no hubiese sido asesinada, posiblemente hubiera casado a Cesarión o Ptolomeo quince, su hijo y de Julio César, con Cleopatra Selene, la hija fruto de su relación con Marco Antonio.
En definitiva, que hubiera continuado con la tradición de su dinastía, la de casar a sus propios descendientes.
Políglota, inteligente, culta y muy astuta.
Con su muerte, Roma convirtió a Egipto en provincia sobre el año 30 antes de Cristo.
• Y con ella, terminó la historia más oscura y fascinante de la realeza antigua.
• Una saga donde el poder siempre olió a sexo, incesto y a sangre.
La dinastía Ptolemaica reinó durante casi 300 años.
Y, dentro de esta, las Cleopatras, desde la primera a la séptima, tuvieron una presencia de 160 años.
De reinas divinas a tramas depravadas, las Cleopatras convirtieron Egipto en un escenario donde cada acto terminaba en tragedia.
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