Escuchar "Capítulo 21-¿Cómo fue tocar esas puertas?"
Síntesis del Episodio
En mayo del 2018 y gracias a Paola Klechman y Lorena Quiroga, también de identidad sustituidas y vendidas por el doctor Bartucca, llegué a las puertas de la oficina de derechos humanos que queda en el registro civil de la ciudad de Buenos Aires. Como ya conté antes, para mayo del 2018 Lorena y Paola ya habían estado en la búsqueda hacía años así que gracias a su trabajo anterior fue que llegué a Mercedes Yañez.La oficina de derechos humanos, al menos en ese entonces, era chiquita. En una mesa estaba sentada Mercedes y en la otra Cecilia, quién una vez que Mercedes se jubiló, pasó a ser su reemplazante.Es allí que se trabaja con la restitución de la identidad biológica. Es decir una se puede acercar a su oficina con la partida de nacimiento y a partir de eso y el relato que una escuchó sobre cómo sucedió la adopción, hacen una investigación que lleva a un número de posibles madres biológicas a las que después hay que ir a visitar. Básicamente según el médico y la dirección que dice en la partida de nacimiento, deducen en que hospital una podría haber nacido, si es que no dice ya en la partida de nacimiento. De ahi, la búsqueda continúa en los archivos del registro civil donde revisan las partidas de nacimiento de alrededor de la fecha que figura en el documento como fecha de nacimiento, la cuál muchas veces es falsa. De esas partidas, las que llaman la atención son las partidas de nacimiento donde figuran madres solteras y jóvenes y partidas donde figura que el bebé murió al poco tiempo de haber nacido, por causas extrañas. También llaman la atención las partidas de bebés que nunca más aparecen en ningún registro, o sea, bebés que desaparecen totalmente de los registros. Es encontrar una aguja en un pajar. Pero Mercedes y después Ceci utilizando su conocimiento e intuición van buscando entre datos que para el resto de nosotros son imposibles de entender, a estas madres que hace muchísimos años atrás, dieron a luz en un hospital municipal de Capital Federal. Así fue que Mercedes me entregó en mayo del 2018 una lista de 15 mujeres a quienes yo tenía que ir a visitar. Y junto a esa lista, indicaciones bien específicas de cómo acercarme a estas madres, basada en años y años de experiencia de ir a tocarle la puerta a posibles madres biológicas. Me remarcó que era muy importante seguir este procedimiento al pie de la letra, ya que de eso dependería el éxito del encuentro. El procedimiento a seguir es el siguiente: Una vez que se tiene la dirección de la madre, hay que acercarse personalmente. La puerta hay que ir a tocarla sola, sin acompañantes. En el caso de que no fuera la madre la que abriese la puerta, hay que inventar una historia como excusa para pedir ver a la madre, es muy importante no informarle a nadie más que a la madre, por qué una llegó hasta esa puerta. Se puede decir algo como por ejemplo:“Tengo un mensaje personal de parte de mi mamá que falleció hace poco, que fue compañera de colegio de la sra tal”. Hay que recordar que por ahi la madre nunca contó a nadie la existencia de esta hija que tuvo hace más de cuarenta años atrás. La hija puede ser por ejemplo fruto de una violación de la cual nunca habló, o de una infidelidad de la cual todavía se avergüenza. Muy posiblemente la madre haya rehecho su vida y esa bebé sea parte de un pasado muy lejano. Hay que avanzar con sensibilidad y por eso la pequeña mentira. Una vez que la madre se presenta, primero se trata de ver si hay algún parecido físico, y se comienza por decir que una está en una búsqueda de identidad biológica y que por eso se ha llegado a su dirección. Ahi también se puede explicar cómo es que se llegó a ella (Mercedes-Ceci-derechos humanos-registro civil etc) y sobre todo que la información de su contacto es confidencial. Con muchísima suerte alguna acceda a hacerse una prueba de ADN, pero la mayoría no lo va a hacer. Y por último y muy importante, nunca jamás llamar por teléfono. Cuando se ha hecho esto, las madres niegan y nunca más responden, perdiéndose así toda oportunidad de al menos ver si hay un parecido físico. Quince mujeres, quince direcciones, quince puertas, quince historias, quince encuentros. En ese viaje, en el 2018, no llegábamos.a emprender tal cruzada. Con Simon y mi pareja de entonces, decidimos volver a Suecia, rearmar, reorganizar y volver en septiembre. Pero septiembre vino y mi pareja y yo habíamos iniciado nuestra separación. Después vino febrero y yo no tenía un peso. Para mayo del 2019 yo todavía no me había acomodado y para finales del 2019 con Simon decidimos hacer un Crowdfunding para juntar la plata para volver lo antes posible. Eso sería en mayo del 2020. En febrero y gracias al apoyo de nuestros amigos, juntamos lo suficiente como para pagar el pasaje y la vivienda, así que estábamos listos para salir. Pero en marzo del 2020 se cerró el mundo y permaneció cerrado hasta marzo del 2022. Varias veces intentamos hacer el viaje, pero las restricciones por el Covid en Argentina eran tan severas que no podíamos arriesgarnos a una cuarentena de 15 días, siendo que teníamos presupuesto para quedarnos 3 semanas. Entonces esperamos hasta que finalmente pudimos viajar en junio del 2022. Para ese entonces Mercedes ya se había jubilado así que retomamos el contacto con Cecilia, que revisó nuestro expediente y concluyó que de los 15 casos, los realmente más factibles eran 5. De esos 5, tratamos de comunicarnos con 4, de los 4 pude ir a ver a tres. Siempre que cuento esta parte de la historia, la pregunta que continúa es: “Como fue?”Yo me quedo en silencio, tratando de buscar palabras que lo describan. “Cómo fue?” siempre respondo, y veo delante mio todo lo que pasó. Como si hubiese sido una película, cómo si nunca me hubiese pasado a mí. Hasta que mi cuerpo empieza a sentir el dolor que yo no quiero realmente recordar. Pero ahí está todo, esperando a salir.La vida en toda su riqueza, con su luz y su sombra, el amor y la furia, la impotencia y el deseo, la esperanza y el vacío, los años irrecuperables, y lo atemporal, un Universo que fluye intuitivamente detrás de cada movimiento de la realidad y al mismo tiempo, la realidad Argentina, indomable e inclemente. Una voluntad inquebrantable, resiliencia inmutable, y al mismo tiempo ganas de que todo se terminase de una buena vez. Un grito mudo en mi garganta, un corazón que se rehusaba a endurecerse, humildad ante mi destino y protesta ante lo que había frente mío. Necesidad profunda de que alguien me cargase en sus brazos y me dé consuelo y al mismo tiempo entendiendo que este camino mío, sólo lo podía recorrer yo. Las puertas, sólo las podía tocar yo. Todo se encontró dentro mío. Todo al mismo tiempo. En esta alma, en este cuerpo. Pensé que en algún momento me rompería, pero no lo hice. Dentro mío, al parecer, había mucha más fuerza de la que pensé que jamás tendría.