Éramos los más grandes y no lo sabíamos

05/08/2020 5 min

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Síntesis del Episodio

Nos acabamos de enterar por el diario LN que cerró la Casa de cambios más antigua y famosa de Posadas. Según sus dueños, la dureza del cepo cambiario y las condiciones del país los indujeron a terminar con esta actividad y optar por reperfilarse hacia el turismo. Nada extraño y todo comprensible. ¿Entonces, cual es el sentido de esta nota? Ocurre que en la misma columna se afirma que cerró la principal casa de cambios del país. ¿Escuchó? Desde esta paupérrima región golpeada por la pobreza estructural del orden del 40%, habíamos generado, sin darnos cuenta, un primer puesto de nivel nacional. Siempre a tenor de lo indicado por el periodista responsable del artículo, tal situación se debía a que “Posadas es la plaza más fuerte para el cambio minorista por la gran demanda de los paraguayos, que tienen pesos producto de las compras que los argentinos realizan en la vecina Encarnación y quieren divisas”. No salgo de mi asombro por la magnitud del volumen de transacciones, ya que entre los 4/5 negocios cambista de nuestra ciudad, en el primer trimestre de 2018 se comercializó por un total aproximado de 135 M de dólares, lo que significan 1.900.000 dólares por día hábil. Es un vagón de dinero. Imagine que son unos 200 M de pesos por cada jornada de 8 horas de trabajo, día tras día, mes tras mes, año tras año.
Como es sabido, es casi imposible impactar en el duro cuero argentino con noticias, pero créanme que esto justifica un gran asombro colectivo, porque da lugar a una serie de preguntas, y entre las tantas posibles, se me ocurren las siguientes: ¿No era que la mayoría de los que pasan el puente van a visitar a familiares y amigos y ocasionalmente a dar una vuelta y comprar alguna chuchería? ¿Es posible realmente que desde nuestras alicaídas economías hayamos generado semejante flujo de fondos hacia el exterior? ¿No es extraño que una población que mayoritariamente vive de la administración pública, pueda tener tanto poder de compra? Calcule, si pasaban 200 autos en promedio por día, los integrantes de cada móvil hacían compras por un millón de pesos; o por 500.000 pesos si cruzaban 400 autos por día. Muy loco todo. En aquel entonces, 2018, se afirmaba que por la aduana se nos escurrían 500 M de pesos por mes de nuestro sacrificado esfuerzo; pero con estos datos, ese dinero se nos iba en 2 o 3 días nada más. ¿Es posible que las autoridades hayan ignorado estos números? ¿Es posible equivocarse tan fiero? Son casi 10 veces más de lo que supuestamente cruzaba el río para aplicar a la compra de pavaditas. ¿Cuánto deterioro nos significó durante años semejante fuga de capitales en puestos de trabajo, en crecimiento y desarrollo de la gente, en recaudación tributaria, en obras civiles?  Este verdadero sunami de esfuerzos que se pierden hay que cortarlo de alguna manera. Ningún pueblo puede darse el lujo de perder sus sueños, de despilfarrar las ilusiones de nuestros mayores, y no hacer nada. Los Misioneros tenemos a mano la herramienta clave para salir de una vez para siempre de esta letanía degradante. Hay que lograr la condición de Área Aduanera Especial para todo nuestro territorio. El Gobernador está dando mensajes al gobierno central en este sentido, y por supuesto aplaudo el gesto. Es necesario que el resto de su gabinete, los poderes legislativos y judicial, los intendentes y la población toda, lo acompañen. Este es el momento. Esta es la oportunidad. No hay que desperdiciarla.