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Síntesis del Episodio
La Pcia. de Misiones se encuentra en situación de absoluta vulnerabilidad en cuanto a sus fronteras, ya que presenta graves desventajas ante la realidad económica tanto de Brasil como de Paraguay. En el primer caso, porque ha desarrollado de manera extraordinaria su industria y puede competir con sus productos de bajo costo en cualquier lugar del mundo. En el segundo, porque la carga fiscal es extremadamente baja y su situación socio-cultural-previsional está muy lejos de la nuestra, y esto se traduce en costos de operación infinitamente menores.
Brasil se hizo potencia mundial en los últimos cuarenta años cuanto logró consensos entre dirigentes y población, generando actividades primarias con importantes cadenas de valor asociadas a ellas y también industrias con emprendimientos de todo tipo y magnitud, incluyendo manufactura pesada y de altísimos requerimientos tecnológicos. Paraguay tiene un proyecto de país bien diferente al nuestro. Ha desarrollado mucho sus actividades agrícolas- ganaderas que, aunque sean importantes, no nos significan preocupación en términos de competencia. Donde sí tenemos diferencias que nos afectan es en la gestión de los negocios por motivos que ya señalé anteriormente.
No es siquiera imaginable que, con realidades tan distintas al presente, logremos limar las diferencias con ellos en el corto y mediano plazo. Siempre vamos a estar atrapados entre los requerimientos de dos países, es decir, que van a hacer lo que quieren, lo que les conviene, en cualquier momento, sin importar el daño a terceros, porque ese no es su problema. Pero sí es nuestro problema, lo fue desde siempre y a nadie del país central le preocupó o importó en los últimos 80 años. Ahora pusimos claramente el problema donde debe estar, y planteamos el AAE para Misiones. Gracias al cierre de las fronteras se pudo dimensionar la magnitud del daño en términos monetarios, que es descomunal; pero como es tan grande, hace que perdamos la verdadera dimensión del daño ocasionado. Veamos con un ejemplo: La obra de la represa de Yacyretá tuvo un primer presupuesto estimado en 3.500 millones de dólares, y terminó saliendo la friolera de 12.000 millones de dólares. Una salvajada para la que el país tomó una cantidad enorme de préstamos internacionales y el Estado nacional, con gran esfuerzo, hizo también su cuantioso aporte. Bueno, con el esfuerzo que se nos fue a los misioneros por las fronteras, hubiéramos podido construir en 12 años, nosotros solos, semejante obra. Y por supuesto, ahora estaríamos viviendo de las rentas provenientes de semejante inversión. Esta es la magnitud del deterioro del trabajo misionero, que también debe servir para observar la importancia de terminar con este despilfarro en términos de crecimiento y desarrollo.
Tenemos que pensar con egoísmo. Nadie nos regaló nada y ni siquiera nos facilitaron las cosas. Tenemos que reclamar con vehemencia que nos concedan los beneficios que están absolutamente contemplados en la legislación vigente, a tal punto que la propia AFIP al referirse a las Zonas Francas explica que “estarán ubicadas en regiones geográficas, cuya situación económica sea crítica o que por su vecindad con otros países así lo requieran”. Es la definición misma de Misiones y su entorno. Toda la Provincia debería enrolarse en esta idea, debatirla, perfeccionarla, consensuarla, y en este estado, hacer un planteo firme al gobierno nacional, a todos los gobiernos provinciales, a la CABA y en general, al pueblo de la Nación Argentina. Hay que trabajar en equipo y gritar en conjunto.
Brasil se hizo potencia mundial en los últimos cuarenta años cuanto logró consensos entre dirigentes y población, generando actividades primarias con importantes cadenas de valor asociadas a ellas y también industrias con emprendimientos de todo tipo y magnitud, incluyendo manufactura pesada y de altísimos requerimientos tecnológicos. Paraguay tiene un proyecto de país bien diferente al nuestro. Ha desarrollado mucho sus actividades agrícolas- ganaderas que, aunque sean importantes, no nos significan preocupación en términos de competencia. Donde sí tenemos diferencias que nos afectan es en la gestión de los negocios por motivos que ya señalé anteriormente.
No es siquiera imaginable que, con realidades tan distintas al presente, logremos limar las diferencias con ellos en el corto y mediano plazo. Siempre vamos a estar atrapados entre los requerimientos de dos países, es decir, que van a hacer lo que quieren, lo que les conviene, en cualquier momento, sin importar el daño a terceros, porque ese no es su problema. Pero sí es nuestro problema, lo fue desde siempre y a nadie del país central le preocupó o importó en los últimos 80 años. Ahora pusimos claramente el problema donde debe estar, y planteamos el AAE para Misiones. Gracias al cierre de las fronteras se pudo dimensionar la magnitud del daño en términos monetarios, que es descomunal; pero como es tan grande, hace que perdamos la verdadera dimensión del daño ocasionado. Veamos con un ejemplo: La obra de la represa de Yacyretá tuvo un primer presupuesto estimado en 3.500 millones de dólares, y terminó saliendo la friolera de 12.000 millones de dólares. Una salvajada para la que el país tomó una cantidad enorme de préstamos internacionales y el Estado nacional, con gran esfuerzo, hizo también su cuantioso aporte. Bueno, con el esfuerzo que se nos fue a los misioneros por las fronteras, hubiéramos podido construir en 12 años, nosotros solos, semejante obra. Y por supuesto, ahora estaríamos viviendo de las rentas provenientes de semejante inversión. Esta es la magnitud del deterioro del trabajo misionero, que también debe servir para observar la importancia de terminar con este despilfarro en términos de crecimiento y desarrollo.
Tenemos que pensar con egoísmo. Nadie nos regaló nada y ni siquiera nos facilitaron las cosas. Tenemos que reclamar con vehemencia que nos concedan los beneficios que están absolutamente contemplados en la legislación vigente, a tal punto que la propia AFIP al referirse a las Zonas Francas explica que “estarán ubicadas en regiones geográficas, cuya situación económica sea crítica o que por su vecindad con otros países así lo requieran”. Es la definición misma de Misiones y su entorno. Toda la Provincia debería enrolarse en esta idea, debatirla, perfeccionarla, consensuarla, y en este estado, hacer un planteo firme al gobierno nacional, a todos los gobiernos provinciales, a la CABA y en general, al pueblo de la Nación Argentina. Hay que trabajar en equipo y gritar en conjunto.
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