Proyecto de Provincia con mayúsculas

25/10/2020 4 min

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Síntesis del Episodio

Ningún dirigente, de cualquier índole que sea, tendrá la osadía de expresar que lo recomendable para transitar las instancias que atraviesa nuestro país, es la frase que dice “sálvese quien pueda”. Porque es terrorífica, grave, reprochable, inhumana y otros adjetivos que podemos seguir buscando. Es una verdad muy dura de reconocer porque nos ubica en un escalón muy bajo, respecto a la necesaria solidaridad que debe existir en toda comunidad organizada. Pero es así nomás vecino. El país está quebrado, y en consecuencia, nada bueno tiene para dar a su gente. Es difícil aceptar porque es casi imposible imaginar un país quebrado. Para facilitar la visión, veamos qué pasa cuando una empresa quiebra, situación que ocurre cuando, debido a la incapacidad de hacer frente a sus deudas con los recursos disponibles, tiene que cesar su actividad de forma permanente. Esta situación presenta la característica de ser irreversible, es decir que una vez que una empresa se declara en quiebra, sólo está abocada a su desaparición. Esto desde lo técnico, pero muchas más cosas se afectan al declararse una quiebra, tales como la pérdida de puestos de trabajo, la desagradable tarea de vender patrimonio para cancelar deudas, se frustran proyectos de dueños, empleados y proveedores, se genera un estrés extraordinario ante la situación de incertidumbre. Bueno, todo esto le pasa a un país, menos lo de quedarse sin patrimonio para responder por todas las deudas, por ello no tiene la característica de ser terminal, es decir, no se bajarán las persianas para siempre. Pero todo lo demás, en nuestra querida Argentina, nos pasa, y es evidente que en la actualidad somos mayoría los ciudadanos frustrados por un país que no tiene más oportunidades para ofrecer.
Por lo descripto, estamos en el punto justo en que hay que tomar determinaciones drásticas del tipo “corran a los botes”, no de las que reconocemos desde hace tiempo y que en esencia significan patear el problema para más adelante, a ver si alguien o algo logra el milagro de sacarnos del pantano. Los misioneros tenemos el milagro al alcance de nuestra mirada, y se llama Área Aduanera Especial. Si logramos esta condición, se abre para todos un nuevo proyecto de provincia, donde las discusiones centrales van a rondar sobre cuanta maquinaria habrá que comprar, cuantos nuevos empleados incorporar, cuantos nuevos servicios habrá que implementar, cuanto habrá que capacitarse para responder las demandas de todo tipo, en fin, sobre como crecer y desarrollarse de la mejor manera. Con la implementación del AAE seremos el centro mismo del Mercosur, se harían acá los encuentros con representantes de los países miembros y sus respectivas delegaciones, podrían instalarse en nuestra provincia todos aquellos importadores y exportadores que necesiten una base de operaciones estable y especializada. Serán millones de pesos transitando por la provincia, miles de puestos de trabajo, industrias, infraestructura de comunicaciones, caminos, vías férreas, puertos activos. Se podría articular desde Misiones el comercio Atlántico-Pacífico.
Para lograrlo, ahora es el momento de informarse, analizar, consensuar y definir posiciones sobre la legislación existente en leyes nacionales y en el Código Aduanero Nacional. Nada para inventar, todo para estudiar. Lograr la condición de Área Aduanera Especial requiere mucho trabajo, pero el objetivo de generar un nuevo proyecto de provincia justifica todos los esfuerzos. La revolución misionera del siglo 21 nos convoca. No hay lugar para timoratos. Nadie puede borrarse.