Escuchar "Los insólitos rituales de la tribu de los Masái: Desde saltar toros, dar latigazos a las mujeres X RAQUEL INÉS CARDONA"
Síntesis del Episodio
Los insólitos rituales de la tribu de los Masái: Desde saltar toros, dar latigazos a las mujeres, sus danzas y sus saltos de la hombría.
Los rituales de los Masai han fascinado al mundo por su fuerza, dureza y simbolismo.
Es una de las etnias más presentes en Tanzania.
Una de las ceremonias más conocidas es el salto de los toros, donde los jóvenes demuestran su valor pasando por el lomo de estos animales.
También existe el controvertido ritual de los latigazos a las mujeres, que forma parte de ceremonias de cortejo y resistencia física, aunque hoy genera una gran crítica desde la óptica de los derechos humanos.
Sus danzas tribales destacan por los cantos graves y los movimientos coordinados, creando un ambiente hipnótico y ceremonial.
El salto de la hombría es un rito en el que los jóvenes miden su resistencia física saltando lo más alto posible, símbolo de virilidad y prestigio.
Cada una de estas prácticas mezcla tradición, identidad cultural y resistencia, pero también abre debates sobre cómo se entiende allí el paso a la madurez.
El Jumping Bull o salto sobre los toros consiste en pasar por encima de al menos seis toros puestos en fila, uno al lado del otro.
Los jóvenes varones que quieran ser considerados como adultos han de andar sobre ellos.
Antes de este rito de paso se suelen alimentar sólo de leche, sangre y miel.
Para purificar su cuerpo y mantenerse delgados y fuertes para la prueba.
Suelen entrenar los meses anteriores al momento crucial.
Pero sólo con troncos y amigos.
Si no supera la prueba, tendrá que repetir todo el proceso el año que viene.
Y seguirá siendo considerado un niño por la tribu.
Por su parte, las mujeres tocan unas trompetillas y hacen sonar unos cascabeles, que llevan atados en las piernas y tobillos.
Es un sonido muy rítmico y monótono.
De pronto, le piden a los hombres que les peguen.
Que les den latigazos fuertes con unas ramas finas y flexibles que llevan consigo.
Incluso, se enfadan si se niegan o les arrean demasiado flojo.
Las cicatrices que lucirán en sus espaldas forman parte de su atractivo.
Las exhiben como una señal de resistencia, valentía y lealtad a la tribu.
Las cicatrices se interpretan como un símbolo de amor y entrega.
Ya que soportar el dolor demuestra su aguante ante la adversidad.
La ceremonia de los azotes también forma parte de sus costumbres.
Aunque sigue siendo muy discutida por las organizaciones benéficas.
Por último, la danza de los saltos es una de sus tradiciones más conocidas.
Se la conoce como: Adumu.
Los jóvenes guerreros, los moranes, se colocan en círculos.
Y dan saltos como muestra de hombría y virilidad.
Mientras las mujeres cantan a su alrededor.
Los saltos son verticales, rectos y muy estilizados.
Sin mover apenas los brazos, para demostrar control y elegancia.
Cuánto más alto salte un joven más prestigio obtendrá de su comunidad.
Y cumplen una función de cortejo.
Elevarse hacia arriba tiene un significado espiritual: acercarse a lo sagrado.
En definitiva, el Adumu es más que una danza.
Es una prueba social, estética y ritual que refuerza la identidad de los jóvenes Masái.
Y marca el paso a la edad adulta.
Un pueblo que salta alto para tocar el cielo, pero que también carga con cicatrices que dividen opiniones.
Los rituales de los Masai han fascinado al mundo por su fuerza, dureza y simbolismo.
Es una de las etnias más presentes en Tanzania.
Una de las ceremonias más conocidas es el salto de los toros, donde los jóvenes demuestran su valor pasando por el lomo de estos animales.
También existe el controvertido ritual de los latigazos a las mujeres, que forma parte de ceremonias de cortejo y resistencia física, aunque hoy genera una gran crítica desde la óptica de los derechos humanos.
Sus danzas tribales destacan por los cantos graves y los movimientos coordinados, creando un ambiente hipnótico y ceremonial.
El salto de la hombría es un rito en el que los jóvenes miden su resistencia física saltando lo más alto posible, símbolo de virilidad y prestigio.
Cada una de estas prácticas mezcla tradición, identidad cultural y resistencia, pero también abre debates sobre cómo se entiende allí el paso a la madurez.
El Jumping Bull o salto sobre los toros consiste en pasar por encima de al menos seis toros puestos en fila, uno al lado del otro.
Los jóvenes varones que quieran ser considerados como adultos han de andar sobre ellos.
Antes de este rito de paso se suelen alimentar sólo de leche, sangre y miel.
Para purificar su cuerpo y mantenerse delgados y fuertes para la prueba.
Suelen entrenar los meses anteriores al momento crucial.
Pero sólo con troncos y amigos.
Si no supera la prueba, tendrá que repetir todo el proceso el año que viene.
Y seguirá siendo considerado un niño por la tribu.
Por su parte, las mujeres tocan unas trompetillas y hacen sonar unos cascabeles, que llevan atados en las piernas y tobillos.
Es un sonido muy rítmico y monótono.
De pronto, le piden a los hombres que les peguen.
Que les den latigazos fuertes con unas ramas finas y flexibles que llevan consigo.
Incluso, se enfadan si se niegan o les arrean demasiado flojo.
Las cicatrices que lucirán en sus espaldas forman parte de su atractivo.
Las exhiben como una señal de resistencia, valentía y lealtad a la tribu.
Las cicatrices se interpretan como un símbolo de amor y entrega.
Ya que soportar el dolor demuestra su aguante ante la adversidad.
La ceremonia de los azotes también forma parte de sus costumbres.
Aunque sigue siendo muy discutida por las organizaciones benéficas.
Por último, la danza de los saltos es una de sus tradiciones más conocidas.
Se la conoce como: Adumu.
Los jóvenes guerreros, los moranes, se colocan en círculos.
Y dan saltos como muestra de hombría y virilidad.
Mientras las mujeres cantan a su alrededor.
Los saltos son verticales, rectos y muy estilizados.
Sin mover apenas los brazos, para demostrar control y elegancia.
Cuánto más alto salte un joven más prestigio obtendrá de su comunidad.
Y cumplen una función de cortejo.
Elevarse hacia arriba tiene un significado espiritual: acercarse a lo sagrado.
En definitiva, el Adumu es más que una danza.
Es una prueba social, estética y ritual que refuerza la identidad de los jóvenes Masái.
Y marca el paso a la edad adulta.
Un pueblo que salta alto para tocar el cielo, pero que también carga con cicatrices que dividen opiniones.
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