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Síntesis del Episodio
La Nasa halla posibles signos de vida en la luna de Saturno, en Encélado y enviará una nueva nave en el 2040
Encélado, una pequeña luna de Saturno, de apenas 500 kilómetros de diámetro se está convirtiendo en un serio candidato para albergar vida extraterrestre.
En el 2005 la sonda Cassini, sobrevoló por primera vez esta luna y descubrió que de su Polo Sur brotaban unos enormes géiseres.
Los nuevos estudios apuntan a que Encélado tiene un océano interior con todos los ingredientes físicos y químicos para ser habitable.
Esa luna tiene un océano que está sepultado bajo decenas de kilómetros de hielo.
Los científicos creen que allí se producen moléculas orgánicas complejas.
Parecidas a las que reaccionaron para generar los ladrillos básicos de la vida en la tierra.
De momento no hay ningún otro mundo oceánico extraterrestre en el que hayan dado con esas sustancias orgánicas.
La difunta sonda Cassini atravesó a 64.800 kilómetros por hora esas columnas de hielo vaporizado que desprenden los géiseres de Encélado en el 2008.
Su analizador de polvo cósmico, examinó los granos de hielo recolectados y mandó toda esa información a la tierra.
Ha tenido que pasar más de una década para que la comunidad científica pudiera interpretarlos a fondo.
Ahora sabemos que realmente proceden del océano que está bajo la superficie de la luna de Saturno.
Y hasta se han topado con nuevas moléculas de mucha mayor complejidad.
Como los éteres y ésteres.
Estos compuestos podrían formar sustancias biológicas como la pirimidina.
En la tierra, la pirimidina es una parte esencial de los nucleótidos que forman las largas cadenas de Adn y Arn.
Dos de las moléculas primordiales para la vida.
Estos hallazgos también sirven para comprobar que el anillo E de Saturno está formado por materia que procede de Encélado.
De momento no sabemos si estos datos demuestran la existencia de vida microscópica.
Cassini iba equipado con tecnología de mediados de los años 90.
Convendría enviar nuevas naves de reconocimiento preparadas con los avances actuales para poder descender hasta ese océano.
En las últimas pasadas de la nave Cassini en el 2015 pudo detectar las llamadas’ rayas de tigre’ mediante imágenes infrarrojas.
Unos enormes surcos en la zona del polo sur en la que surgen esos géiseres.
También detectó las moléculas de hidrógeno y dióxido de carbono de esos chorros de vapor helado.
Y signos de actividad hidrotermal en el fondo del océano de Encélado.
Un mar subterráneo que es salado, como el nuestro.
En resumen, Encélado cuenta con tres cosas fundamentales para que sea habitable: agua, una fuente de energía y la presencia de los elementos químicos esenciales para la vida.
Para asegurarnos de que es nuestro candidato ideal necesitaríamos enviar nuevas sondas espaciales.
Con capacidad para aterrizar en la luna de Saturno.
El problema será el de construir algo que sirva para perforar la capa de kilómetros de hielo que recubre el mar de Encélado.
De momento, la sonda Juice sobrevuela en las lunas de Júpiter.
Que están más cerca de la tierra y también cuentan con océanos subterráneos.
Si algún día encontramos vida en Encélado, lo más probable es que sean microorganismos simples.
Adaptados a ese oscuro y helado océano, calentado desde el fondo por respiraderos hidrotermales.
Sugieren que serían microbios parecidos a las arqueas terrestres, capaces de vivir sin luz.
Por lo tanto se alimentarían de reacciones químicas y no de fotosíntesis.
Tendrían membranas y estructuras distintas a las arqueas debido a la presión brutal y a la composición del agua.
Con suerte, hallaríamos ecosistemas microscópicos enteros.
Unos, produciendo energía y otros que la consumirían.
Una vida mínima pero vida alienígena, al fin y al cabo.
Si algún día tocamos fondo en ese océano helado y oscuro podríamos comprobar que nunca estuvimos solos en el universo.
Encélado, una pequeña luna de Saturno, de apenas 500 kilómetros de diámetro se está convirtiendo en un serio candidato para albergar vida extraterrestre.
En el 2005 la sonda Cassini, sobrevoló por primera vez esta luna y descubrió que de su Polo Sur brotaban unos enormes géiseres.
Los nuevos estudios apuntan a que Encélado tiene un océano interior con todos los ingredientes físicos y químicos para ser habitable.
Esa luna tiene un océano que está sepultado bajo decenas de kilómetros de hielo.
Los científicos creen que allí se producen moléculas orgánicas complejas.
Parecidas a las que reaccionaron para generar los ladrillos básicos de la vida en la tierra.
De momento no hay ningún otro mundo oceánico extraterrestre en el que hayan dado con esas sustancias orgánicas.
La difunta sonda Cassini atravesó a 64.800 kilómetros por hora esas columnas de hielo vaporizado que desprenden los géiseres de Encélado en el 2008.
Su analizador de polvo cósmico, examinó los granos de hielo recolectados y mandó toda esa información a la tierra.
Ha tenido que pasar más de una década para que la comunidad científica pudiera interpretarlos a fondo.
Ahora sabemos que realmente proceden del océano que está bajo la superficie de la luna de Saturno.
Y hasta se han topado con nuevas moléculas de mucha mayor complejidad.
Como los éteres y ésteres.
Estos compuestos podrían formar sustancias biológicas como la pirimidina.
En la tierra, la pirimidina es una parte esencial de los nucleótidos que forman las largas cadenas de Adn y Arn.
Dos de las moléculas primordiales para la vida.
Estos hallazgos también sirven para comprobar que el anillo E de Saturno está formado por materia que procede de Encélado.
De momento no sabemos si estos datos demuestran la existencia de vida microscópica.
Cassini iba equipado con tecnología de mediados de los años 90.
Convendría enviar nuevas naves de reconocimiento preparadas con los avances actuales para poder descender hasta ese océano.
En las últimas pasadas de la nave Cassini en el 2015 pudo detectar las llamadas’ rayas de tigre’ mediante imágenes infrarrojas.
Unos enormes surcos en la zona del polo sur en la que surgen esos géiseres.
También detectó las moléculas de hidrógeno y dióxido de carbono de esos chorros de vapor helado.
Y signos de actividad hidrotermal en el fondo del océano de Encélado.
Un mar subterráneo que es salado, como el nuestro.
En resumen, Encélado cuenta con tres cosas fundamentales para que sea habitable: agua, una fuente de energía y la presencia de los elementos químicos esenciales para la vida.
Para asegurarnos de que es nuestro candidato ideal necesitaríamos enviar nuevas sondas espaciales.
Con capacidad para aterrizar en la luna de Saturno.
El problema será el de construir algo que sirva para perforar la capa de kilómetros de hielo que recubre el mar de Encélado.
De momento, la sonda Juice sobrevuela en las lunas de Júpiter.
Que están más cerca de la tierra y también cuentan con océanos subterráneos.
Si algún día encontramos vida en Encélado, lo más probable es que sean microorganismos simples.
Adaptados a ese oscuro y helado océano, calentado desde el fondo por respiraderos hidrotermales.
Sugieren que serían microbios parecidos a las arqueas terrestres, capaces de vivir sin luz.
Por lo tanto se alimentarían de reacciones químicas y no de fotosíntesis.
Tendrían membranas y estructuras distintas a las arqueas debido a la presión brutal y a la composición del agua.
Con suerte, hallaríamos ecosistemas microscópicos enteros.
Unos, produciendo energía y otros que la consumirían.
Una vida mínima pero vida alienígena, al fin y al cabo.
Si algún día tocamos fondo en ese océano helado y oscuro podríamos comprobar que nunca estuvimos solos en el universo.
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