El Sevilla regresó de Cornellá con un sabor amargo. El equipo compitió, mostró orden y mantuvo el pulso durante gran parte del encuentro, pero se marchó sin puntos y con dos nuevos contratiempos físicos. La lesión de Vargas golpea especialmente por su impacto inmediato. La de Januzaj, más previsible, confirma un patrón inquietante en un vestuario castigado.

El Espanyol, firme y con ritmo de candidato a Europa, explotó su solidez y exigió al máximo a Dmitrovic, el mejor del Sevilla en la noche catalana. El guardameta sostuvo a un equipo aplicado, pero aún lejos del nivel necesario para dar un salto competitivo. Almeyda lo sabe y trabaja para evitar que la irregularidad marque el rumbo.

El cuadro nervionense dejó claro que no debería sufrir para asegurar la permanencia. Sin embargo, también evidenció carencias que pesan demasiado en las dos áreas. La falta de precisión arriba y la fragilidad atrás vuelven a frenar cualquier aspiración de avanzar posiciones con continuidad.

En el entorno vuelve a sonar un mensaje resignado. Ya nadie habla de metas ambiciosas. En el siguiente podcast, los periodistas Miguel Ángel Chazarri, Lucas Haurie y Paco Cepeda analizan la derrota de los nervionenses en Cornellá.

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