El Betis firmó un triunfo sólido en un derbi que tuvo claro dueño. El equipo verdiblanco manejó los tiempos, esperó su instante y golpeó con precisión ante un Sevilla incapaz de generar peligro real. La diferencia futbolística fue evidente. El conjunto de Almeyda ofreció una versión demasiado pobre para competir un duelo de este nivel.

El Sevilla volvió a mostrar una alarmante falta de ideas. Cada avance parecía un ejercicio interminable, sin chispa ni capacidad para inquietar a la zaga rival. La gestión del encuentro tampoco ayudó. Cuando Fornals abrió el marcador en el minuto 53, el cuadro nervionense necesitaba calma, orden y una respuesta coherente desde el banquillo. No la tuvo.

Almeyda movió piezas sin criterio reconocible. Apostó por Sow y Peque como mediocentros, una combinación que descompuso al equipo y dejó un espacio ideal para que el Betis rematara la tarde. La elección resultó ser una invitación al golpe definitivo en un partido que exigía control y lectura táctica.

El Sevilla se diluyó desde ese momento. El Betis, cómodo y paciente, aguardó el segundo. Llegó con la firma de Altimira y sentenció un choque que dejó al conjunto nervionense hundido. En el siguiente podcast, realizado desde el centro comercial Los Alcores, los periodistas Miguel Ángel Chazarri, Paco Cepedqa y Alejandro Luna analizan el partido disputado en el Sánchez-Pizjuán.

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