Por la única persona por la que realmente puedes hacer algo y mantener esa constancia, es sobre ti mismo.

Cualquier intento de querer procurar que el de al lado cambie, es solo un engaño, una ilusión y 𝗹𝗮 𝗲𝘅𝗰𝘂𝘀𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗻𝗼 𝗲𝗻𝗳𝗼𝗰𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝗶.

Recuerda: ningún control, por más permanente que sea sobre la otra persona, traerá cambios consistentes y perdurables si el otro no lo desea.

Es 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗺á𝘀 𝗱𝗶𝗳í𝗰𝗶𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗰𝗲𝗽𝘁𝗮𝗿 y más si ese alguien que amas se hiere a sí mismo y a ti también con su conducta. Es por eso que al único que puedes controlar es a ti, a lo que te expones, permites y validas, ya que esa será tu realidad.

𝗗𝗼𝘀 𝗽𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗮𝗾𝘂í: ama al prójimo como a 𝘁𝗶 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼, y enfócate en sacar la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.

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