Escuchar "El paso de la Alquimia a través del tiempo y de las diferentes culturas: La química y la energía nuclear"
Síntesis del Episodio
El paso de la Alquimia a través del tiempo y de las diferentes culturas: La química y la energía nuclear.
• Muchos conciben a los alquimistas como una especie de charlatanes obsesionados con convertir el plomo en oro.
• Pero esta visión tan simplista no hace justicia a la historia de la alquimia.
• Estos, en realidad, fueron unos pensadores que trataron de comprender la naturaleza de la realidad en su totalidad.
• La búsqueda de la piedra filosofal fue la metáfora de su anhelo por desentrañar los misterios del universo.
• Esta piedra legendaria simboliza la perfección, el equilibrio y la unidad de las cosas.
• Los alquimistas desarrollaron métodos experimentales que sentaron las bases de la ciencia moderna.
• Veamos un resumen de su historia a través del paso del tiempo y de su integración en las diferentes culturas.
• La alquimia hundiría sus raíces en la Edad de Hierro.
• Cuando la humanidad experimentó un avance sin precedentes en la metalurgia.
• La extracción de los metales y cómo los transformaban en herramientas y objetos, dio lugar a una serie de creencias prácticas.
• Una serie de mitos que asociaban los metales con la divinidad y la creación.
• Una roca podía convertirse en un trozo de metal, así que jugábamos a ser dioses.
• El oro fue el símbolo de la perfección en la Edad de Hierro.
• Se creía que era la forma final del resto de los metales.
• Por su belleza, incorruptibilidad y resistencia.
• Pensaban que, con el tiempo, los metales se transformarían en oro.
• Fue una de las principales metas de la alquimia.
• En el Antiguo Egipto nació una forma temprana de alquimia, mezclada con la metalurgia y la cosmovisión de la época.
• Desgraciadamente, sus escritos se perdieron víctimas del paso del tiempo, la censura o porque fueron pasto de las llamas.
• Con todo, los arqueólogos han desenterrado alguna prueba.
• Herramientas de cobre con rastros de análisis químicos o evidencia de curtido de pieles y producción de vidrio.
• Para los antiguos egipcios, la metalurgia era un arte casi mágico.
• Transformar minerales en objetos útiles y bellos se asoció con lo divino, con la propia creación.
La alquimia egipcia fue un arte, celosamente guardado, por la clase sacerdotal.
Junto con la medicina o la magia, las tres formaron parte de la religión egipcia.
Bastantes expertos atribuyen la fundación de esta alquimia egipcia a Hermes Trismegisto.
Una figura que sería una combinación del dios egipcio Tot con el dios griego Hermes.
Se le considera el autor de todos los libros del saber.
Su símbolo, el caduceo, es un bastón con dos serpientes entrelazadas.
Sin embargo, a miles de kilómetros de distancia de las arenas del Nilo, floreció otra forma de alquimia.
La China.
En este caso, se unieron el taoísmo, la medicina tradicional y la filosofía natural.
La alquimia egipcia también buscaba transmutar los metales en oro.
Buscaban una eternidad, más terrenal.
En cambio, la china puso su mirada en las estrellas.
Anhelando la inmortalidad física a través del elixir de la vida.
Los alquimistas chinos pensaban que el cuerpo humano era un reflejo de las fuerzas cósmicas, en constante movimiento.
Por lo tanto, si perfeccionaban el cuerpo y el espíritu, podrían alcanzar la longevidad o escapar de las garras de la muerte.
Los emperadores chinos patrocinaban a los alquimistas en su búsqueda de la inmortalidad.
Para extender su reinado más allá del mundo terrenal.
En la India, tenemos a los Vedas.
Los antiguos textos indios que datan del segundo milenio antes de cristo.
Donde insinúan una conexión entre el oro y la vida eterna.
También buscaban crear un cuerpo divino y lograr la inmortalidad.
Ellos se fijaron en la manipulación del mercurio y del azufre.
Consideraban que eran representaciones simbólicas de lo divino.
Comparando el mercurio con el semen del dios Shiva y el azufre con la sangre menstrual de la diosa Devi.
La alquimia siguió expandiéndose tras su paso por Grecia y Roma.
Alejandría, en Egipto, era el epicentro de la alquimia durante ese periodo.
La alquimia se fusionó con la filosofía pitagórica, la jónica y la gnóstica.
La pitagórica introdujo la creencia de que los números rigen el universo.
Así que buscaron unas leyes universales que explicaran los procesos alquímicos.
La jónica, por su parte, puso el énfasis en la observación y la experimentación de los fenómenos naturales.
Y esto desembocó en una alquimia más práctica.
Y la filosofía gnóstica concebía el mundo como un lugar imperfecto donde había que buscar la salvación mediante el conocimiento espiritual.
Y esto trasladó un misticismo trascendente a la alquimia.
El pilar de la alquimia fue la teoría de los cuatro elementos de Empédocles, que desarrolló Aristóteles: Tierra, aire, agua y fuego.
Considerados como los componentes básicos de toda la materia.
Su interacción explicaba la diversidad del mundo material.
Sirvió como base teórica a la idea de transformar un metal en oro.
Había que encontrar la proporción perfecta de estos cuatro elementos, para lograrlo.
La alquimia también se practicó en el mundo islámico medieval, entre los siglos ocho y trece.
Los eruditos musulmanes o alquimistas heredaron la alquimia griega y romana y expandieron su saber.
Fueron pioneros en lo que sería el método científico.
Ya que emplearon la experimentación, la medición y la cuantificación.
Descubrieron sustancias químicas como el ácido sulfúrico, el nítrico o el alcohol.
Y alcanzaron notables avances en la metalurgia, la cerámica o la medicina.
Los alquimistas musulmanes tradujeron y preservaron muchas obras griegas y romanas sobre esta protociencia.
La alquimia islámica estuvo ligada a la filosofía, la medicina y la astrología.
Dando lugar a una visión holística de la naturaleza y del universo.
No dejaron de buscar la transmutación de los metales en oro, pero fueron más allá.
Persiguieron la inmortalidad, la creación de elixires medicinales y buscaron comprender los secretos de la naturaleza.
En adelante, la alquimia floreció en la Europa Medieval.
Asimilando todo el conocimiento anterior, el de la alquimia islámica, griega y romana.
En 1144 Robert de Chester tradujo un libro árabe sobre la alquimia y fue una revolución.
En el siglo 12 había un importante interés por la traducción en España.
Y surgieron nuevas palabras como: alcohol o elixir.
Algunos teólogos, como Anselmo y Abelardo aceptaron que la alquimia era compatible con la fe.
En el siglo 14 la alquimia se volvió más accesible.
Aunque, en las obras de Dante, les retratase como unos tramposos.
La alquimia se abrió paso y fue incorporando las ideas cristianas de la muerte y la resurrección.
Nicolas Flamel fue una figura esencial durante aquellos años.
Se centró en hallar la piedra filosofal.
En sus escritos describió los procesos que seguía pero nunca reveló la supuesta fórmula secreta.
Durante el Renacimiento se tradujeron unos textos del latín que ofrecieron una visión más amplia de la alquimia.
Sin duda, es cuando la alquimia se volvió más oscura.
En esta ocasión, se fusionó con el hermetismo ocultista, la magia, la astrología y la cábala cristiana.
Heinrich Cornelius Agrippa fue una figura clave en este contexto.
En su obra trató de mezclar la cábala, el hermetismo y la alquimia.
Por suerte, Paracelso rechazó la entrada del ocultismo en la alquimia.
Y la alejó de la crisopoeia, la conversión de metales en oro.
Fue pionero en el uso de productos químicos y minerales en la medicina.
Los nobles contrataban a los alquimistas para fines más prácticos.
Para la minería, los servicios médicos o la producción de medicinas, metales, piedras preciosas y productos químicos.
Al principio la química y la alquimia se usaban como sinónimos.
Se cree que el origen de la palabra ‘alquimia’ procedería de la palabra griega khemeia.
Que significa: verter juntos, mezclar o fundir.
Los alquimistas nunca demostraron que los metales pudieran transformarse en oro mediante métodos químicos.
Hoy sabemos, que sí se puede.
De hecho, ya se ha fabricado oro.
Alterando ciertas reacciones que se dan en el núcleo atómico de algunos elementos.
El problema es que el método es demasiado caro y poco eficiente.
En 1980 el físico Glenn Seaborg transformó unos átomos de bismuto de oro con un acelerador de partículas.
Bombardeó el metal con núcleos pesados para alterar su estructura atómica.
El problema es que el oro que generó era inestable y radiactivo.
Producir un gramo de oro mediante este método costaría unos 10.000 millones de dólares, así que no es nada rentable.
Otro experimento, para logar el sueño de los alquimistas, es más reciente, del 2015.
El LHC usó colisiones ‘ultra-periféricas’ de iones de plomo.
El experimento generó 86.000 millones de núcleos de oro, equivalentes a unos 29 picogramos de ese metal.
En conclusión, vemos que el coste energético y de esta infraestructura es miles de millones de veces superior al valor del oro producido.
Se estima que sería un billón de veces más caro que el oro mismo.
“La piedra filosofal quizá nunca existió, pero el método científico sí, y fue su legado más valioso.”
“De la forja de los metales a la fisión atómica: la alquimia nunca murió, simplemente cambió de nombre.”
“Aquellos que buscaban el elixir de la vida acabaron regalándonos la receta del progreso humano.”
• Muchos conciben a los alquimistas como una especie de charlatanes obsesionados con convertir el plomo en oro.
• Pero esta visión tan simplista no hace justicia a la historia de la alquimia.
• Estos, en realidad, fueron unos pensadores que trataron de comprender la naturaleza de la realidad en su totalidad.
• La búsqueda de la piedra filosofal fue la metáfora de su anhelo por desentrañar los misterios del universo.
• Esta piedra legendaria simboliza la perfección, el equilibrio y la unidad de las cosas.
• Los alquimistas desarrollaron métodos experimentales que sentaron las bases de la ciencia moderna.
• Veamos un resumen de su historia a través del paso del tiempo y de su integración en las diferentes culturas.
• La alquimia hundiría sus raíces en la Edad de Hierro.
• Cuando la humanidad experimentó un avance sin precedentes en la metalurgia.
• La extracción de los metales y cómo los transformaban en herramientas y objetos, dio lugar a una serie de creencias prácticas.
• Una serie de mitos que asociaban los metales con la divinidad y la creación.
• Una roca podía convertirse en un trozo de metal, así que jugábamos a ser dioses.
• El oro fue el símbolo de la perfección en la Edad de Hierro.
• Se creía que era la forma final del resto de los metales.
• Por su belleza, incorruptibilidad y resistencia.
• Pensaban que, con el tiempo, los metales se transformarían en oro.
• Fue una de las principales metas de la alquimia.
• En el Antiguo Egipto nació una forma temprana de alquimia, mezclada con la metalurgia y la cosmovisión de la época.
• Desgraciadamente, sus escritos se perdieron víctimas del paso del tiempo, la censura o porque fueron pasto de las llamas.
• Con todo, los arqueólogos han desenterrado alguna prueba.
• Herramientas de cobre con rastros de análisis químicos o evidencia de curtido de pieles y producción de vidrio.
• Para los antiguos egipcios, la metalurgia era un arte casi mágico.
• Transformar minerales en objetos útiles y bellos se asoció con lo divino, con la propia creación.
La alquimia egipcia fue un arte, celosamente guardado, por la clase sacerdotal.
Junto con la medicina o la magia, las tres formaron parte de la religión egipcia.
Bastantes expertos atribuyen la fundación de esta alquimia egipcia a Hermes Trismegisto.
Una figura que sería una combinación del dios egipcio Tot con el dios griego Hermes.
Se le considera el autor de todos los libros del saber.
Su símbolo, el caduceo, es un bastón con dos serpientes entrelazadas.
Sin embargo, a miles de kilómetros de distancia de las arenas del Nilo, floreció otra forma de alquimia.
La China.
En este caso, se unieron el taoísmo, la medicina tradicional y la filosofía natural.
La alquimia egipcia también buscaba transmutar los metales en oro.
Buscaban una eternidad, más terrenal.
En cambio, la china puso su mirada en las estrellas.
Anhelando la inmortalidad física a través del elixir de la vida.
Los alquimistas chinos pensaban que el cuerpo humano era un reflejo de las fuerzas cósmicas, en constante movimiento.
Por lo tanto, si perfeccionaban el cuerpo y el espíritu, podrían alcanzar la longevidad o escapar de las garras de la muerte.
Los emperadores chinos patrocinaban a los alquimistas en su búsqueda de la inmortalidad.
Para extender su reinado más allá del mundo terrenal.
En la India, tenemos a los Vedas.
Los antiguos textos indios que datan del segundo milenio antes de cristo.
Donde insinúan una conexión entre el oro y la vida eterna.
También buscaban crear un cuerpo divino y lograr la inmortalidad.
Ellos se fijaron en la manipulación del mercurio y del azufre.
Consideraban que eran representaciones simbólicas de lo divino.
Comparando el mercurio con el semen del dios Shiva y el azufre con la sangre menstrual de la diosa Devi.
La alquimia siguió expandiéndose tras su paso por Grecia y Roma.
Alejandría, en Egipto, era el epicentro de la alquimia durante ese periodo.
La alquimia se fusionó con la filosofía pitagórica, la jónica y la gnóstica.
La pitagórica introdujo la creencia de que los números rigen el universo.
Así que buscaron unas leyes universales que explicaran los procesos alquímicos.
La jónica, por su parte, puso el énfasis en la observación y la experimentación de los fenómenos naturales.
Y esto desembocó en una alquimia más práctica.
Y la filosofía gnóstica concebía el mundo como un lugar imperfecto donde había que buscar la salvación mediante el conocimiento espiritual.
Y esto trasladó un misticismo trascendente a la alquimia.
El pilar de la alquimia fue la teoría de los cuatro elementos de Empédocles, que desarrolló Aristóteles: Tierra, aire, agua y fuego.
Considerados como los componentes básicos de toda la materia.
Su interacción explicaba la diversidad del mundo material.
Sirvió como base teórica a la idea de transformar un metal en oro.
Había que encontrar la proporción perfecta de estos cuatro elementos, para lograrlo.
La alquimia también se practicó en el mundo islámico medieval, entre los siglos ocho y trece.
Los eruditos musulmanes o alquimistas heredaron la alquimia griega y romana y expandieron su saber.
Fueron pioneros en lo que sería el método científico.
Ya que emplearon la experimentación, la medición y la cuantificación.
Descubrieron sustancias químicas como el ácido sulfúrico, el nítrico o el alcohol.
Y alcanzaron notables avances en la metalurgia, la cerámica o la medicina.
Los alquimistas musulmanes tradujeron y preservaron muchas obras griegas y romanas sobre esta protociencia.
La alquimia islámica estuvo ligada a la filosofía, la medicina y la astrología.
Dando lugar a una visión holística de la naturaleza y del universo.
No dejaron de buscar la transmutación de los metales en oro, pero fueron más allá.
Persiguieron la inmortalidad, la creación de elixires medicinales y buscaron comprender los secretos de la naturaleza.
En adelante, la alquimia floreció en la Europa Medieval.
Asimilando todo el conocimiento anterior, el de la alquimia islámica, griega y romana.
En 1144 Robert de Chester tradujo un libro árabe sobre la alquimia y fue una revolución.
En el siglo 12 había un importante interés por la traducción en España.
Y surgieron nuevas palabras como: alcohol o elixir.
Algunos teólogos, como Anselmo y Abelardo aceptaron que la alquimia era compatible con la fe.
En el siglo 14 la alquimia se volvió más accesible.
Aunque, en las obras de Dante, les retratase como unos tramposos.
La alquimia se abrió paso y fue incorporando las ideas cristianas de la muerte y la resurrección.
Nicolas Flamel fue una figura esencial durante aquellos años.
Se centró en hallar la piedra filosofal.
En sus escritos describió los procesos que seguía pero nunca reveló la supuesta fórmula secreta.
Durante el Renacimiento se tradujeron unos textos del latín que ofrecieron una visión más amplia de la alquimia.
Sin duda, es cuando la alquimia se volvió más oscura.
En esta ocasión, se fusionó con el hermetismo ocultista, la magia, la astrología y la cábala cristiana.
Heinrich Cornelius Agrippa fue una figura clave en este contexto.
En su obra trató de mezclar la cábala, el hermetismo y la alquimia.
Por suerte, Paracelso rechazó la entrada del ocultismo en la alquimia.
Y la alejó de la crisopoeia, la conversión de metales en oro.
Fue pionero en el uso de productos químicos y minerales en la medicina.
Los nobles contrataban a los alquimistas para fines más prácticos.
Para la minería, los servicios médicos o la producción de medicinas, metales, piedras preciosas y productos químicos.
Al principio la química y la alquimia se usaban como sinónimos.
Se cree que el origen de la palabra ‘alquimia’ procedería de la palabra griega khemeia.
Que significa: verter juntos, mezclar o fundir.
Los alquimistas nunca demostraron que los metales pudieran transformarse en oro mediante métodos químicos.
Hoy sabemos, que sí se puede.
De hecho, ya se ha fabricado oro.
Alterando ciertas reacciones que se dan en el núcleo atómico de algunos elementos.
El problema es que el método es demasiado caro y poco eficiente.
En 1980 el físico Glenn Seaborg transformó unos átomos de bismuto de oro con un acelerador de partículas.
Bombardeó el metal con núcleos pesados para alterar su estructura atómica.
El problema es que el oro que generó era inestable y radiactivo.
Producir un gramo de oro mediante este método costaría unos 10.000 millones de dólares, así que no es nada rentable.
Otro experimento, para logar el sueño de los alquimistas, es más reciente, del 2015.
El LHC usó colisiones ‘ultra-periféricas’ de iones de plomo.
El experimento generó 86.000 millones de núcleos de oro, equivalentes a unos 29 picogramos de ese metal.
En conclusión, vemos que el coste energético y de esta infraestructura es miles de millones de veces superior al valor del oro producido.
Se estima que sería un billón de veces más caro que el oro mismo.
“La piedra filosofal quizá nunca existió, pero el método científico sí, y fue su legado más valioso.”
“De la forja de los metales a la fisión atómica: la alquimia nunca murió, simplemente cambió de nombre.”
“Aquellos que buscaban el elixir de la vida acabaron regalándonos la receta del progreso humano.”