Escuchar "El 12 de Octubre de 1492. Una fecha con distintos significados x Raquel Inés Cardona."
Síntesis del Episodio
El 12 de Octubre de 1492. Una fecha con distintos significados y el recuerdo imborrable del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Ellos no lo sabían, pero su viaja cambiaría el rumbo de la historia, para siempre.
A Colón se le ocurrió la idea de esta empresa mientras estudiaba mapas y textos antiguos que sugerían que la tierra era más pequeña de lo que realmente es.
Creía que navegando hacia el oeste se podía llegar a Asia más rápido que bordeando África.
Así que leyó obras de Marco Polo y se fió de los cálculos de Toscanelli, que apoyaban la posibilidad de una ruta occidental.
De donde procedían mercancías tan apreciadas como la seda o las especias.
Colón estaba convencido de que el océano entre Europa y Asia era estrecho, lo cual fue un grave error de cálculo.
El audaz navegante pensó que nuestro planeta tenía una circunferencia ecuatorial de unos 30.000 kilómetros.
Es decir, unos 10.000 menos de los que en realidad tiene.
Su obsesión no fue la de descubrir nuevas tierras sino la de hallar una ruta comercial directa hacia las Indias orientales.
Constantinopla cayó en 1453 en manos de los otomanos.
Y estos habían cortado la vía terrestre desde Europa hacia Asia.
Primero, le ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal.
El monarca estudió su plan pero los expertos le aconsejaron que era inviable y terminó rechazándolo.
Luego, Colón intentó conseguir el favor de Inglaterra a través de Juan II de Castilla y sus conexiones diplomáticas.
Sin embargo, el rey Enrique séptimo no mostró interés en financiar su propuesta.
Algunos creen que hasta lo intentó con Francia, donde también consideraron que el viaje era demasiado arriesgado.
Finalmente, Colón acudió a los Reyes Católicos: Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
De inicio, la Junta de Salamanca rechazó el proyecto porque lo veía muy peligroso.
Tras años de insistencia, los Reyes católicos aceptaron financiar el viaje de Colón.
Firmaron las capitulaciones de Santa Fe, concediéndole títulos y privilegios.
Colón partió el 3 de agosto de 1492 al frente de tres naves: La Santa María, la Pinta y la Niña.
Tres naves cargadas de provisiones, marineros y esperanzas de toparse con la ansiada ruta comercial que cruzara el Atlántico.
La primera, la nave capitana, era una nao mientras que las otras dos eran carabelas.
Las naos eran barcos de tres mástiles y velas cuadradas, pesadas y robustas
Quizás, más aptas para las navegaciones largas.
Por su parte las carabelas eran más ligeras y maniobrables.
Colón y sus hombres realizaron una breve parada en las Islas Canarias el 6 de septiembre de 1492.
Dicen que cuando se acercaban a estas islas, se encontraron con la impresionante erupción volcánica del volcán Boca Cangrejo, en la isla de Tenerife.
El espectáculo de fuego y humo asombró a los miembros de la tripulación.
Aunque algunos lo interpretaron como un mal presagio.
Afortunadamente, el incidente no detuvo su trayecto y pudieron continuar.
La gran desilusión llegó cuando la flotilla tomó rumbo al oeste.
Ellos calcularon que la distancia hasta Cipango, en Japón, sería de unas 700 leguas.
De pronto, se dieron cuenta de que habían superado las 800 leguas y de que no había forma de avistar tierra aún.
Sin duda, iban rumbo a lo desconocido.
Durante la travesía divisaron unas extrañas luces que aparecían y desaparecían en el horizonte.
Hoy en día, los entendidos las interpretan como fenómenos astronómicos como meteoritos o cometas.
O tal vez pudieron deberse a la bioluminiscencia marina.
Otro momento complicado de su viaje fue durante su paso por el Mar de los Sargazos.
Una vasta región del Atlántico conocida por sus grandes concentraciones de algas flotantes.
Un sitio mágico y peligroso que hizo temer a la tripulación la posibilidad de quedarse atrapados en sus aguas calmadas.
Y otra de las historias más curiosas de este inolvidable sueño fue el avistamiento de sirenas.
En su diario, Colón mencionó que había visto a tres de estas criaturas místicas, desde la proa de su barco.
Lo más seguro, es que observasen a unos manatíes.
Teniendo en cuenta la mentalidad de aquella época, se solía confundir a estos animales marinos con criaturas míticas.
Y aquí arribamos al momento crucial.
El 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana, divisó la isla de Guanahani, que hoy forma parte de las Bahamas.
Y fue el primero en gritar: ¡Tierra a la vista!
La tripulación de la Pinta desembarcó en las primeras horas de la mañana y mantuvieron el primer contacto con los taínos, sus habitantes.
Los de Colón les regalaron algunos objetos curiosos, como bonetes y cuentas de vidrio, para ganarse su confianza.
Ellos pensaban que habían llegado a alguna ínsula desconocida al este de la India.
Por ese motivo, les llamaban ‘indios’ a sus habitantes.
Bautizaron esta isla como San Salvador y se abastecieron de agua y comida.
Después continuaron su periplo por las islas del este del archipiélago, llegando a Cuba.
A la que nombraron como: Juana.
En honor a la hija de los Reyes Católicos.
Finalmente, el 6 de diciembre pararon en Santo Domingo.
Isla, que en adelante sería conocida como: La Española.
Ese fue el punto y final al primer viaje de Colón.
Por fin, el 16 de enero de 1493 Colón ordenó el regreso.
Superaron las Azores, hicieron escala en Lisboa y fondearon de nuevo en Palos de la Frontera antes de dirigirse hacia Barcelona.
Donde les recibirían los Reyes Católicos.
Las citadas Capitulaciones de Santa Fe le otorgaron a Colón los títulos de: almirante, virrey y gobernador de todos los territorios que ganara o descubriera.
Y tendría derecho a un diezmo de todas las mercancías que encontrara o requisara durante sus viajes.
Lo que no sabían todavía es que habían descubierto un nuevo continente, un nuevo mundo.
El segundo viaje de Colón duró desde 1493 hasta 1496.
Esta vez pasaron por las Antillas Menores, San Juan de Puerto Rico y de nuevo a ‘la Española’.
Cerca de allí fundó su primera ciudad, bautizada con el nombre de: La Isabela.
Más tarde exploraron Cuba, recorriendo La Habana y poniendo rumbo a Jamaica.
Su tercer viaje fue entre 1498 y 1500.
Colon seguía pensando que estas tierras descubiertas pertenecían a zonas desconocidas de Asia.
Durante esta travesía quedó maravillado ante la desembocadura del río Orinoco.
Afirmando que se encontraba en el Paraíso Terrenal que citaba la Biblia.
El cuarto y último de sus viajes tuvo lugar entre 1502 y 1504.
Esta vez, exploraron las costas de América Central: Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Más adelante, le quitaron muchos de sus títulos porque le acusaron de mala gestión en ‘las Indias’.
El gobierno español lo destituyó como gobernador por abusos, corrupción y trato cruel hacia los indígenas.
Los Reyes le devolvieron su libertad pero nunca recuperó sus cargos de virrey ni el de gobernador.
Por lo tanto, Colón se sintió traicionado y abandonado por aquellos a quienes había servido.
Colón murió el 20 de mayo del año 1506 en Valladolid, a los 55 años, sin saber que había encontrado un nuevo continente.
El nombre de ‘América’ proviene del navegante florentino Amérigo Vespucci.
Quién fue de los primeros en darse cuenta de que las tierras descubiertas por Colón no eran de Asia, sino un ‘Nuevo Mundo’.
En 1507 el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller publicó un mapa del mundo actualizado.
En dicho mapa bautizó a aquellas tierras como ‘América’ en honor a Amérigo Vespucci.
En resumen, el 12 de octubre es una fecha que sigue dando lugar a celebraciones, debates y hasta polémicas.
Según quién cuente esta historia y según cómo se mire.
En 1913 el intelectual y político Faustino Rodríguez San Pedro se inventó lo del: Día de la Raza.
Para destacar la unión cultural entre España y los pueblos de América.
Con los años, el nombre fue cambiando.
En 1958 pasó a denominarse: Fiesta de la Hispanidad.
Y desde 1987 se le conoce como ‘Fiesta Nacional de España’ y también es el ‘Día de la Hispanidad.
En América latina, cada país le ha dado su propio enfoque:
En México se conmemora como Día de la nación pluricultural.
En Argentina celebran el Día del Respeto a la diversidad cultural.
En Chile lo conocen como ‘El Día del Encuentro de Dos mundos’.
En Nicaragua pasa a llamarse: El Día de la resistencia indígena y negra.
Y en Colombia o Guatemala, más o menos, mantienen lo del Día de la Raza, con sus añadidos.
En Estados Unidos, muchas comunidades lo celebran como: Día de la Hispanidad.
Aunque el festivo oficial es el: Columbus Day.
En aquel encuentro, Europa aportó su idioma, religión, su tecnología y sus animales domésticos.
Y América ofreció sus productos agrícolas únicos, como: el maíz, la papa, el cacao o el tomate.
Sin olvidarnos de que en aquel intercambio hubo enfermedades que diezmaron a poblaciones enteras, esclavitud, guerras y unas nuevas imposiciones.
En España, el 12 de octubre es la fiesta nacional.
Cada año organizan un desfile militar en Madrid, presidido por el Rey y las autoridades.
También se celebra la festividad de la Virgen del Pilar.
Que es la patrona de Zaragoza y de la Guardia Civil.
Más allá de lo oficial, esta jornada busca recordar el papel de España en la historia global y el papel de la lengua española.
Una lengua común para más de 500 millones de personas en el mundo.
En Italia, la tierra de Colón, se le rinden homenajes, pero con menos peso que en otros países.
Para algunos es un día de orgullo en recuerdo del idioma, la cultura o la historia hispana compartida.
Y para otros es una fecha dolorosa.
Ya que resaltan la explotación o la violencia sufrida por los pueblos indígenas.
El Día de la Hispanidad es una fecha compleja, cargada de significados distintos según el lugar y la mirada.
Es una invitación a la reflexión.
A reconocer lo que nos une, a valorar la diversidad cultural y, al mismo tiempo, a no olvidar las injusticias del pasado.
Una fecha histórica que nos anima a construir un futuro más respetuoso con la diversidad que existe en nuestro mundo.
Ellos no lo sabían, pero su viaja cambiaría el rumbo de la historia, para siempre.
A Colón se le ocurrió la idea de esta empresa mientras estudiaba mapas y textos antiguos que sugerían que la tierra era más pequeña de lo que realmente es.
Creía que navegando hacia el oeste se podía llegar a Asia más rápido que bordeando África.
Así que leyó obras de Marco Polo y se fió de los cálculos de Toscanelli, que apoyaban la posibilidad de una ruta occidental.
De donde procedían mercancías tan apreciadas como la seda o las especias.
Colón estaba convencido de que el océano entre Europa y Asia era estrecho, lo cual fue un grave error de cálculo.
El audaz navegante pensó que nuestro planeta tenía una circunferencia ecuatorial de unos 30.000 kilómetros.
Es decir, unos 10.000 menos de los que en realidad tiene.
Su obsesión no fue la de descubrir nuevas tierras sino la de hallar una ruta comercial directa hacia las Indias orientales.
Constantinopla cayó en 1453 en manos de los otomanos.
Y estos habían cortado la vía terrestre desde Europa hacia Asia.
Primero, le ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal.
El monarca estudió su plan pero los expertos le aconsejaron que era inviable y terminó rechazándolo.
Luego, Colón intentó conseguir el favor de Inglaterra a través de Juan II de Castilla y sus conexiones diplomáticas.
Sin embargo, el rey Enrique séptimo no mostró interés en financiar su propuesta.
Algunos creen que hasta lo intentó con Francia, donde también consideraron que el viaje era demasiado arriesgado.
Finalmente, Colón acudió a los Reyes Católicos: Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
De inicio, la Junta de Salamanca rechazó el proyecto porque lo veía muy peligroso.
Tras años de insistencia, los Reyes católicos aceptaron financiar el viaje de Colón.
Firmaron las capitulaciones de Santa Fe, concediéndole títulos y privilegios.
Colón partió el 3 de agosto de 1492 al frente de tres naves: La Santa María, la Pinta y la Niña.
Tres naves cargadas de provisiones, marineros y esperanzas de toparse con la ansiada ruta comercial que cruzara el Atlántico.
La primera, la nave capitana, era una nao mientras que las otras dos eran carabelas.
Las naos eran barcos de tres mástiles y velas cuadradas, pesadas y robustas
Quizás, más aptas para las navegaciones largas.
Por su parte las carabelas eran más ligeras y maniobrables.
Colón y sus hombres realizaron una breve parada en las Islas Canarias el 6 de septiembre de 1492.
Dicen que cuando se acercaban a estas islas, se encontraron con la impresionante erupción volcánica del volcán Boca Cangrejo, en la isla de Tenerife.
El espectáculo de fuego y humo asombró a los miembros de la tripulación.
Aunque algunos lo interpretaron como un mal presagio.
Afortunadamente, el incidente no detuvo su trayecto y pudieron continuar.
La gran desilusión llegó cuando la flotilla tomó rumbo al oeste.
Ellos calcularon que la distancia hasta Cipango, en Japón, sería de unas 700 leguas.
De pronto, se dieron cuenta de que habían superado las 800 leguas y de que no había forma de avistar tierra aún.
Sin duda, iban rumbo a lo desconocido.
Durante la travesía divisaron unas extrañas luces que aparecían y desaparecían en el horizonte.
Hoy en día, los entendidos las interpretan como fenómenos astronómicos como meteoritos o cometas.
O tal vez pudieron deberse a la bioluminiscencia marina.
Otro momento complicado de su viaje fue durante su paso por el Mar de los Sargazos.
Una vasta región del Atlántico conocida por sus grandes concentraciones de algas flotantes.
Un sitio mágico y peligroso que hizo temer a la tripulación la posibilidad de quedarse atrapados en sus aguas calmadas.
Y otra de las historias más curiosas de este inolvidable sueño fue el avistamiento de sirenas.
En su diario, Colón mencionó que había visto a tres de estas criaturas místicas, desde la proa de su barco.
Lo más seguro, es que observasen a unos manatíes.
Teniendo en cuenta la mentalidad de aquella época, se solía confundir a estos animales marinos con criaturas míticas.
Y aquí arribamos al momento crucial.
El 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana, divisó la isla de Guanahani, que hoy forma parte de las Bahamas.
Y fue el primero en gritar: ¡Tierra a la vista!
La tripulación de la Pinta desembarcó en las primeras horas de la mañana y mantuvieron el primer contacto con los taínos, sus habitantes.
Los de Colón les regalaron algunos objetos curiosos, como bonetes y cuentas de vidrio, para ganarse su confianza.
Ellos pensaban que habían llegado a alguna ínsula desconocida al este de la India.
Por ese motivo, les llamaban ‘indios’ a sus habitantes.
Bautizaron esta isla como San Salvador y se abastecieron de agua y comida.
Después continuaron su periplo por las islas del este del archipiélago, llegando a Cuba.
A la que nombraron como: Juana.
En honor a la hija de los Reyes Católicos.
Finalmente, el 6 de diciembre pararon en Santo Domingo.
Isla, que en adelante sería conocida como: La Española.
Ese fue el punto y final al primer viaje de Colón.
Por fin, el 16 de enero de 1493 Colón ordenó el regreso.
Superaron las Azores, hicieron escala en Lisboa y fondearon de nuevo en Palos de la Frontera antes de dirigirse hacia Barcelona.
Donde les recibirían los Reyes Católicos.
Las citadas Capitulaciones de Santa Fe le otorgaron a Colón los títulos de: almirante, virrey y gobernador de todos los territorios que ganara o descubriera.
Y tendría derecho a un diezmo de todas las mercancías que encontrara o requisara durante sus viajes.
Lo que no sabían todavía es que habían descubierto un nuevo continente, un nuevo mundo.
El segundo viaje de Colón duró desde 1493 hasta 1496.
Esta vez pasaron por las Antillas Menores, San Juan de Puerto Rico y de nuevo a ‘la Española’.
Cerca de allí fundó su primera ciudad, bautizada con el nombre de: La Isabela.
Más tarde exploraron Cuba, recorriendo La Habana y poniendo rumbo a Jamaica.
Su tercer viaje fue entre 1498 y 1500.
Colon seguía pensando que estas tierras descubiertas pertenecían a zonas desconocidas de Asia.
Durante esta travesía quedó maravillado ante la desembocadura del río Orinoco.
Afirmando que se encontraba en el Paraíso Terrenal que citaba la Biblia.
El cuarto y último de sus viajes tuvo lugar entre 1502 y 1504.
Esta vez, exploraron las costas de América Central: Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Más adelante, le quitaron muchos de sus títulos porque le acusaron de mala gestión en ‘las Indias’.
El gobierno español lo destituyó como gobernador por abusos, corrupción y trato cruel hacia los indígenas.
Los Reyes le devolvieron su libertad pero nunca recuperó sus cargos de virrey ni el de gobernador.
Por lo tanto, Colón se sintió traicionado y abandonado por aquellos a quienes había servido.
Colón murió el 20 de mayo del año 1506 en Valladolid, a los 55 años, sin saber que había encontrado un nuevo continente.
El nombre de ‘América’ proviene del navegante florentino Amérigo Vespucci.
Quién fue de los primeros en darse cuenta de que las tierras descubiertas por Colón no eran de Asia, sino un ‘Nuevo Mundo’.
En 1507 el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller publicó un mapa del mundo actualizado.
En dicho mapa bautizó a aquellas tierras como ‘América’ en honor a Amérigo Vespucci.
En resumen, el 12 de octubre es una fecha que sigue dando lugar a celebraciones, debates y hasta polémicas.
Según quién cuente esta historia y según cómo se mire.
En 1913 el intelectual y político Faustino Rodríguez San Pedro se inventó lo del: Día de la Raza.
Para destacar la unión cultural entre España y los pueblos de América.
Con los años, el nombre fue cambiando.
En 1958 pasó a denominarse: Fiesta de la Hispanidad.
Y desde 1987 se le conoce como ‘Fiesta Nacional de España’ y también es el ‘Día de la Hispanidad.
En América latina, cada país le ha dado su propio enfoque:
En México se conmemora como Día de la nación pluricultural.
En Argentina celebran el Día del Respeto a la diversidad cultural.
En Chile lo conocen como ‘El Día del Encuentro de Dos mundos’.
En Nicaragua pasa a llamarse: El Día de la resistencia indígena y negra.
Y en Colombia o Guatemala, más o menos, mantienen lo del Día de la Raza, con sus añadidos.
En Estados Unidos, muchas comunidades lo celebran como: Día de la Hispanidad.
Aunque el festivo oficial es el: Columbus Day.
En aquel encuentro, Europa aportó su idioma, religión, su tecnología y sus animales domésticos.
Y América ofreció sus productos agrícolas únicos, como: el maíz, la papa, el cacao o el tomate.
Sin olvidarnos de que en aquel intercambio hubo enfermedades que diezmaron a poblaciones enteras, esclavitud, guerras y unas nuevas imposiciones.
En España, el 12 de octubre es la fiesta nacional.
Cada año organizan un desfile militar en Madrid, presidido por el Rey y las autoridades.
También se celebra la festividad de la Virgen del Pilar.
Que es la patrona de Zaragoza y de la Guardia Civil.
Más allá de lo oficial, esta jornada busca recordar el papel de España en la historia global y el papel de la lengua española.
Una lengua común para más de 500 millones de personas en el mundo.
En Italia, la tierra de Colón, se le rinden homenajes, pero con menos peso que en otros países.
Para algunos es un día de orgullo en recuerdo del idioma, la cultura o la historia hispana compartida.
Y para otros es una fecha dolorosa.
Ya que resaltan la explotación o la violencia sufrida por los pueblos indígenas.
El Día de la Hispanidad es una fecha compleja, cargada de significados distintos según el lugar y la mirada.
Es una invitación a la reflexión.
A reconocer lo que nos une, a valorar la diversidad cultural y, al mismo tiempo, a no olvidar las injusticias del pasado.
Una fecha histórica que nos anima a construir un futuro más respetuoso con la diversidad que existe en nuestro mundo.