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Síntesis del Episodio
LA GRAN MURALLA CHINA 2025
La Gran Muralla China es una de las maravillas arquitectónicas más emblemáticas del mundo.
Actualmente, piensan que mide algo más de 21.000 kilómetros.
Incluyendo todos los tramos, ramificaciones, muros paralelos y las secciones construidas en las distintas dinastías.
Gran parte de esta obra tiene fama de ser el mayor cementerio del mundo.
Unos 10 millones de trabajadores murieron durante su construcción.
La Gran Muralla abarca una extensión que va desde la pequeña ciudad de Chau-Hai, Kuan, a poca distancia de Pekín hasta el desierto de Gobi, en Yang Kuan.
Atraviesa seis provincias y regiones autónomas además de un municipio del norte de China.
La muralla se adapta a las diferentes topografías de su largo recorrido.
Siguiendo el curso de los ríos y subiendo a los contornos de montañas y valles de su trazado.
Se hizo para defenderse de los ataques nómadas de los Xiongnu de Mongolia y de los Manchuria.
La Gran Muralla está compuesta de muros, pasos, atalayas y torres.
Tiene una altura de entre 7 y 8 metros.
Su base mide unos 7 metros.
A lo largo de su recorrido hay unas 24.000 torres.
Cerca de Pekín se usó piedra caliza para su construcción.
En otras zonas se optó por el granito o el ladrillo cocido.
Y en algunas regiones emplearon piedras, con un alto contenido en metal, a las que apodaron piedras de plata.
Los suelos son una mezcla de piedra y mortero a cuatro o seis capas.
Compactados con rodillos hechos con troncos de árbol.
Se evitaron las escaleras y levantaron rampas para las comunicaciones y el transporte.
El origen de la Gran Muralla China se remonta al siglo tercero antes de cristo.
Durante el reinado del emperador Qin Shi Huang.
El legendario líder emprendió esta colosal obra para proteger su reino de las incursiones de tribus nómadas del norte.
Este titánico desarrollo no solo tuvo un objetivo defensivo, sino que también simbolizó la fuerza y la unidad de su nuevo imperio.
Fue el inicio de una serie de obras que durarían más de 2 milenios.
Los trabajadores se enfrentaron a condiciones extremas para erigir los primeros muros.
La Dinastía Han, que gobernó entre el 206 antes de cristo hasta el 220 después de cristo, expandió la Gran Muralla.
La adaptaron para proteger la floreciente Ruta de la Seda.
Las técnicas de construcción evolucionaron y fue cuando incorporaron el uso de ladrillos en algunas áreas junto con la tierra apisonada.
Las torres de vigilancia y los puestos de control son los elementos clave de la estructura.
Ya que permitieron una comunicación más eficiente y el dar una rápida respuesta ante las amenazas.
Las posteriores dinastías como la Wei del Norte o la Jin, introdujeron sus mejoras.
Repararon y ampliaron lo que había de muralla.
Y usaron sistemas de señales de humo para comunicarse entre las torres de vigilancia a larga distancia.
En definitiva, que la estructura de esta obra ha ido adaptándose a las necesidades cambiantes de cada época.
La Dinastía Ming que duró desde el 1368 hasta el año 1644, le dio otro lavado de cara a esta colosal construcción.
Reforzándola con ladrillos y piedras.
De hecho, las partes que retocó la Dinastía Ming son las que mejor se han conservado y siguen siendo las más visitadas por turistas de todo el mundo.
Gracias a ellos, se mantuvo un largo sistema de conservación de la muralla.
Lo cierto es que aún hay partes de la Gran Muralla China que siguen ocultas bajo el mar o tapadas por la arena del desierto.
Los modernos proyectos de medición con GPS han revelado su nueva dimensión.
Destacando su verdadera extensión y complejidad.
Hoy en día, el cambio climático afecta a la conservación de este importante patrimonio histórico.
Especialmente en la provincia desértica de Gansu, amenazada por sus tormentas de arena.
Entre los años 2000 y el 2012, se efectuaron recientes sondeos cartográficos.
Y sacaron a la luz los muros enterrados por las dunas y la arena.
Como los de la frontera del desierto de Gobi.
Para detectar los tramos ocultos de la muralla usaron sensores remotos, radares, imágenes satelitales, tecnología Lidar o fotografía aérea.
También hay partes anegadas o cubiertas en embalses o en zonas de estuario.
Así que hizo falta la intervención de la arqueología subacuática China.
Que documentó estos tramos perdidos.
Incluso, dicen que han hallado tramos, fuera de los límites administrativos actuales.
Como en lugares de la Mongolia Interior.
En resumen, que esta obra gigante contiene tramos ocultos bajo la arena del Gobi y secciones anegadas en ríos y embalses.
Pero gracias a la ciencia y a la arqueología moderna, han conseguido localizar y ampliar el mapa conocido de la Gran Muralla.
Sobrevive entre la arena y la niebla, como un dragón dormido.
Recordándonos que la fuerza de voluntad de sus constructores ha desafiado al paso del tiempo.
Sus piedras guardan la memoria de sus valientes trabajadores.
Aquellos que hicieron realidad los sueños que parecían imposibles.
La Gran Muralla China es una de las maravillas arquitectónicas más emblemáticas del mundo.
Actualmente, piensan que mide algo más de 21.000 kilómetros.
Incluyendo todos los tramos, ramificaciones, muros paralelos y las secciones construidas en las distintas dinastías.
Gran parte de esta obra tiene fama de ser el mayor cementerio del mundo.
Unos 10 millones de trabajadores murieron durante su construcción.
La Gran Muralla abarca una extensión que va desde la pequeña ciudad de Chau-Hai, Kuan, a poca distancia de Pekín hasta el desierto de Gobi, en Yang Kuan.
Atraviesa seis provincias y regiones autónomas además de un municipio del norte de China.
La muralla se adapta a las diferentes topografías de su largo recorrido.
Siguiendo el curso de los ríos y subiendo a los contornos de montañas y valles de su trazado.
Se hizo para defenderse de los ataques nómadas de los Xiongnu de Mongolia y de los Manchuria.
La Gran Muralla está compuesta de muros, pasos, atalayas y torres.
Tiene una altura de entre 7 y 8 metros.
Su base mide unos 7 metros.
A lo largo de su recorrido hay unas 24.000 torres.
Cerca de Pekín se usó piedra caliza para su construcción.
En otras zonas se optó por el granito o el ladrillo cocido.
Y en algunas regiones emplearon piedras, con un alto contenido en metal, a las que apodaron piedras de plata.
Los suelos son una mezcla de piedra y mortero a cuatro o seis capas.
Compactados con rodillos hechos con troncos de árbol.
Se evitaron las escaleras y levantaron rampas para las comunicaciones y el transporte.
El origen de la Gran Muralla China se remonta al siglo tercero antes de cristo.
Durante el reinado del emperador Qin Shi Huang.
El legendario líder emprendió esta colosal obra para proteger su reino de las incursiones de tribus nómadas del norte.
Este titánico desarrollo no solo tuvo un objetivo defensivo, sino que también simbolizó la fuerza y la unidad de su nuevo imperio.
Fue el inicio de una serie de obras que durarían más de 2 milenios.
Los trabajadores se enfrentaron a condiciones extremas para erigir los primeros muros.
La Dinastía Han, que gobernó entre el 206 antes de cristo hasta el 220 después de cristo, expandió la Gran Muralla.
La adaptaron para proteger la floreciente Ruta de la Seda.
Las técnicas de construcción evolucionaron y fue cuando incorporaron el uso de ladrillos en algunas áreas junto con la tierra apisonada.
Las torres de vigilancia y los puestos de control son los elementos clave de la estructura.
Ya que permitieron una comunicación más eficiente y el dar una rápida respuesta ante las amenazas.
Las posteriores dinastías como la Wei del Norte o la Jin, introdujeron sus mejoras.
Repararon y ampliaron lo que había de muralla.
Y usaron sistemas de señales de humo para comunicarse entre las torres de vigilancia a larga distancia.
En definitiva, que la estructura de esta obra ha ido adaptándose a las necesidades cambiantes de cada época.
La Dinastía Ming que duró desde el 1368 hasta el año 1644, le dio otro lavado de cara a esta colosal construcción.
Reforzándola con ladrillos y piedras.
De hecho, las partes que retocó la Dinastía Ming son las que mejor se han conservado y siguen siendo las más visitadas por turistas de todo el mundo.
Gracias a ellos, se mantuvo un largo sistema de conservación de la muralla.
Lo cierto es que aún hay partes de la Gran Muralla China que siguen ocultas bajo el mar o tapadas por la arena del desierto.
Los modernos proyectos de medición con GPS han revelado su nueva dimensión.
Destacando su verdadera extensión y complejidad.
Hoy en día, el cambio climático afecta a la conservación de este importante patrimonio histórico.
Especialmente en la provincia desértica de Gansu, amenazada por sus tormentas de arena.
Entre los años 2000 y el 2012, se efectuaron recientes sondeos cartográficos.
Y sacaron a la luz los muros enterrados por las dunas y la arena.
Como los de la frontera del desierto de Gobi.
Para detectar los tramos ocultos de la muralla usaron sensores remotos, radares, imágenes satelitales, tecnología Lidar o fotografía aérea.
También hay partes anegadas o cubiertas en embalses o en zonas de estuario.
Así que hizo falta la intervención de la arqueología subacuática China.
Que documentó estos tramos perdidos.
Incluso, dicen que han hallado tramos, fuera de los límites administrativos actuales.
Como en lugares de la Mongolia Interior.
En resumen, que esta obra gigante contiene tramos ocultos bajo la arena del Gobi y secciones anegadas en ríos y embalses.
Pero gracias a la ciencia y a la arqueología moderna, han conseguido localizar y ampliar el mapa conocido de la Gran Muralla.
Sobrevive entre la arena y la niebla, como un dragón dormido.
Recordándonos que la fuerza de voluntad de sus constructores ha desafiado al paso del tiempo.
Sus piedras guardan la memoria de sus valientes trabajadores.
Aquellos que hicieron realidad los sueños que parecían imposibles.