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Síntesis del Episodio
El nacimiento de la polémica etiqueta: Parental Advisory. El juicio a las letras explícitas del rock.
El 19 de septiembre de 1985 tuvo lugar un juicio muy particular.
El comité de comercio del Senado de Estados Unidos hizo el papel de tribunal moral de la cultura popular.
Varios músicos de rock comparecieron para defender la libertad artística.
En frente tuvieron a la PMRC, por sus siglas.
Un grupo de presión conservadora que reclamaba controles estrictos sobre las letras de las canciones.
Las consideraban obscenas, violentas o satánicas.
Cuarenta años después, aquel episodio es recordado como un choque frontal.
Una colisión entre el poder político y los guardianes de la moral contra una generación de artistas que no aceptaron su censura.
Pero vayamos al inicio de este juicio.
El PMRC nació en 1985 impulsado por Tipper Gore.
La esposa del senador demócrata Al Gore.
Entre otras mujeres influyentes de Washington de talante ultra conservador.
En sus quejas alegaban que se sentían alarmadas por las letras que escuchaban sus hijos en los discos.
En géneros populares como el heavy metal, el rap o el pop.
Lo denominaban: pornografía musical.
Como medida, proponían que las carátulas de los discos llevasen un sello con una advertencia clara sobre el contenido explícito de sus letras.
Tal y como se hacía con la clasificación de las películas.
No recomendada a menores de 18 años.
Estábamos en plena era Reagan y los debates sobre los valores familiares formaban parte del eje político.
Sin embargo, la industria musical lo tomó como un ataque a su libertad creativa.
Era una forma de censura encubierta.
Al final, terminaron en el Senado.
Aquel 19 de septiembre, se organizó una sesión para escuchar las posiciones de ambas partes enfrentadas.
Se notó el contraste entre los senadores de traje oscuro y formal y el de los artistas con su vestimenta informal.
Entre los músicos citados, destacaron:
Frank Zappa, pionero del rock experimental y defensor de la libertad de expresión.
Dee Snider, el líder de Twisted Sister.
Una banda de heavy metal acusada de promover la rebeldía juvenil.
O John Denver, un cantautor de folk.
Zappa denunció que esta iniciativa era propia de un estado autoritario.
Dee Snider, con su melena rubia y chaqueta de cuero, dio un discurso articulado en defensa de las letras.
Señaló que eran metáforas y no una incitación directa al mal.
Y John Denver habló desde su experiencia.
Recordando la censura previa que hubo en los años sesenta.
Este juicio marcó un antes y un después.
La industria discográfica tuvo que claudicar en algunas medidas, para evitar sanciones más severas.
Y de aquí nació el famoso Parental Advisory- Explicit content.
Esta pegatina en blanco y negro se convirtió en un icono cultural de esta lucha.
Aunque terminó sirviendo para otros fines.
Lo que pretendía ser una advertencia se convirtió en un reclamo transgresor para los adolescentes.
Comprar discos etiquetados con este sello equivalía a desafiar a la autoridad moral.
Bastantes artistas usaron esta etiqueta como un emblema de autenticidad.
Desde Nirvana a Eminem.
La música ya no era solo un entretenimiento.
Era un espacio para la confrontación ideológica.
Cuarenta años más tarde, esta etiqueta nos recuerda este pulso entre el arte y los defensores de la moral conservadora.
Un sello de advertencia que pasaría a formar parte de la cultura popular en las camisetas y otros objetos de propaganda.
En el fondo, el Senado había reconocido y tratado de frenar el poder político de la música.
El 19 de septiembre de 1985 tuvo lugar un juicio muy particular.
El comité de comercio del Senado de Estados Unidos hizo el papel de tribunal moral de la cultura popular.
Varios músicos de rock comparecieron para defender la libertad artística.
En frente tuvieron a la PMRC, por sus siglas.
Un grupo de presión conservadora que reclamaba controles estrictos sobre las letras de las canciones.
Las consideraban obscenas, violentas o satánicas.
Cuarenta años después, aquel episodio es recordado como un choque frontal.
Una colisión entre el poder político y los guardianes de la moral contra una generación de artistas que no aceptaron su censura.
Pero vayamos al inicio de este juicio.
El PMRC nació en 1985 impulsado por Tipper Gore.
La esposa del senador demócrata Al Gore.
Entre otras mujeres influyentes de Washington de talante ultra conservador.
En sus quejas alegaban que se sentían alarmadas por las letras que escuchaban sus hijos en los discos.
En géneros populares como el heavy metal, el rap o el pop.
Lo denominaban: pornografía musical.
Como medida, proponían que las carátulas de los discos llevasen un sello con una advertencia clara sobre el contenido explícito de sus letras.
Tal y como se hacía con la clasificación de las películas.
No recomendada a menores de 18 años.
Estábamos en plena era Reagan y los debates sobre los valores familiares formaban parte del eje político.
Sin embargo, la industria musical lo tomó como un ataque a su libertad creativa.
Era una forma de censura encubierta.
Al final, terminaron en el Senado.
Aquel 19 de septiembre, se organizó una sesión para escuchar las posiciones de ambas partes enfrentadas.
Se notó el contraste entre los senadores de traje oscuro y formal y el de los artistas con su vestimenta informal.
Entre los músicos citados, destacaron:
Frank Zappa, pionero del rock experimental y defensor de la libertad de expresión.
Dee Snider, el líder de Twisted Sister.
Una banda de heavy metal acusada de promover la rebeldía juvenil.
O John Denver, un cantautor de folk.
Zappa denunció que esta iniciativa era propia de un estado autoritario.
Dee Snider, con su melena rubia y chaqueta de cuero, dio un discurso articulado en defensa de las letras.
Señaló que eran metáforas y no una incitación directa al mal.
Y John Denver habló desde su experiencia.
Recordando la censura previa que hubo en los años sesenta.
Este juicio marcó un antes y un después.
La industria discográfica tuvo que claudicar en algunas medidas, para evitar sanciones más severas.
Y de aquí nació el famoso Parental Advisory- Explicit content.
Esta pegatina en blanco y negro se convirtió en un icono cultural de esta lucha.
Aunque terminó sirviendo para otros fines.
Lo que pretendía ser una advertencia se convirtió en un reclamo transgresor para los adolescentes.
Comprar discos etiquetados con este sello equivalía a desafiar a la autoridad moral.
Bastantes artistas usaron esta etiqueta como un emblema de autenticidad.
Desde Nirvana a Eminem.
La música ya no era solo un entretenimiento.
Era un espacio para la confrontación ideológica.
Cuarenta años más tarde, esta etiqueta nos recuerda este pulso entre el arte y los defensores de la moral conservadora.
Un sello de advertencia que pasaría a formar parte de la cultura popular en las camisetas y otros objetos de propaganda.
En el fondo, el Senado había reconocido y tratado de frenar el poder político de la música.