Escuchar "Estrés ansiedad o preocupación 4"
Síntesis del Episodio
Mucha gente se preocupa porque no puede dormir, sobre todo gente de 40 años en adelante. Hoy en día hay niños y jóvenes que no pueden dormir. Mira lo que te diremos sobre esto para animarte: Toscanini, un gran artista de la música, comenzó a perder el sueño. Al principio sentía disgusto y hasta susto, pero después decidió hacer lo más acertado en su situación: sacar ventajas de su falta de sueño.
En vez de agitarse, de dar vueltas y más vueltas, en vez de imaginarse que estaría perdiendo neuronas cada segundo, en vez de renegar y preocuparse hasta el desespero, se levantaba y estudiaba. ¿Y cual fue el resultado? Comenzó a obtener honores en todas sus presentaciones.
Después de sus triunfos, los insomnios continuaron, pero él no se preocupaba. Decía: “Dios por medio de las leyes de la naturaleza se hará cargo de mi persona y cuidará de mi futuro”. Y Dios cuidó bien de él. A pesar de lo poco que dormía, su salud se mantuvo en buen estado y pudo trabajar y rendir tanto como cualquiera de los que sí dormían mucho y muy bien.
Y aunque el insomnio le acompañaba hasta la media noche y el sueño se le iba ya a las cinco de la madrugada, este hombre que apenas tuvo una o dos noches de sueño completo en toda su edad mayor, llegó a una vida larga sin tener problemas de memoria obteniendo grandes triunfos. Seguramente hubiera destrozado realmente su cerebro, sus neuronas y malogrado su existencia si hubiera tenido mala actitud y si se hubiera dedicado a preocuparse y a desesperarse por el insomnio.
Preocuparse por el insomnio hace mucho más daño que el insomnio mismo. Cuentan de un escritor que estuvo al borde del suicidio por sentir que el sueño se le iba. Estuvo así durante ocho semanas. Eran indescriptibles las torturas que se hacía él mismo en su mente pensando que se iba a morir y que seguro quedaría loco. Consultó al médico y el médico le dijo: Mire, nadie puede ayudarle si usted se enfrenta a esta realidad con preocupación y desesperación y si no logra mantenerse en calma en su interior. Váyase a la cama y si no puede dormir, olvídese de eso y dígase: “No me interesa tanto que no pueda dormir. Lo importante es que estando aquí sobre mi cama, así sin moverme, sin preocuparme lograré descansar”.
Dice que en dos semanas comenzó a dormir y en menos de un mes ya dormía ocho horas cada noche y sus nervios volvieron a su estado normal. En realidad nunca nadie ha muerto por insomnio y sí mucha gente ha muerto por preocuparse por todo.
En vez de agitarse, de dar vueltas y más vueltas, en vez de imaginarse que estaría perdiendo neuronas cada segundo, en vez de renegar y preocuparse hasta el desespero, se levantaba y estudiaba. ¿Y cual fue el resultado? Comenzó a obtener honores en todas sus presentaciones.
Después de sus triunfos, los insomnios continuaron, pero él no se preocupaba. Decía: “Dios por medio de las leyes de la naturaleza se hará cargo de mi persona y cuidará de mi futuro”. Y Dios cuidó bien de él. A pesar de lo poco que dormía, su salud se mantuvo en buen estado y pudo trabajar y rendir tanto como cualquiera de los que sí dormían mucho y muy bien.
Y aunque el insomnio le acompañaba hasta la media noche y el sueño se le iba ya a las cinco de la madrugada, este hombre que apenas tuvo una o dos noches de sueño completo en toda su edad mayor, llegó a una vida larga sin tener problemas de memoria obteniendo grandes triunfos. Seguramente hubiera destrozado realmente su cerebro, sus neuronas y malogrado su existencia si hubiera tenido mala actitud y si se hubiera dedicado a preocuparse y a desesperarse por el insomnio.
Preocuparse por el insomnio hace mucho más daño que el insomnio mismo. Cuentan de un escritor que estuvo al borde del suicidio por sentir que el sueño se le iba. Estuvo así durante ocho semanas. Eran indescriptibles las torturas que se hacía él mismo en su mente pensando que se iba a morir y que seguro quedaría loco. Consultó al médico y el médico le dijo: Mire, nadie puede ayudarle si usted se enfrenta a esta realidad con preocupación y desesperación y si no logra mantenerse en calma en su interior. Váyase a la cama y si no puede dormir, olvídese de eso y dígase: “No me interesa tanto que no pueda dormir. Lo importante es que estando aquí sobre mi cama, así sin moverme, sin preocuparme lograré descansar”.
Dice que en dos semanas comenzó a dormir y en menos de un mes ya dormía ocho horas cada noche y sus nervios volvieron a su estado normal. En realidad nunca nadie ha muerto por insomnio y sí mucha gente ha muerto por preocuparse por todo.
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