Escuchar "Mejorando Continuamente - Décima Habilidad."
Síntesis del Episodio
DÉCIMA HABILIDAD:
ADAPTARSE AL CAMBIO
¡O cambiamos o nos cambian! No es fácil cambiar de un estado a otro porque la aceptación de nuevas situaciones exige una adopción que permita que en forma paulatina la persona se acostumbre a un nuevo modelo. La mayoría de las personas quiere permanecer en la zona de confort, es decir, en el estado inicial en donde nacieron, crecieron y se desarrollaron, porque es más cómodo, exige menos adaptaciones y se evita el factor sorpresa.
Mantenerse en la zona de confort es lo más fácil; lo difícil es arriesgarse a cambiar de oficio, de profesión, de país y hasta de pareja. Lo desconocido siempre nos produce temor. Curiosamente el cambio hace parte integral de nuestra existencia. Segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora, día a día nuestro cuerpo está en constante cambio, cada veintiún días nuestra piel se renueva y cada siete años somos seres totalmente nuevos, exceptuando el esmalte de nuestros dientes y los huesos. Se podría decir que un poco de nosotros muere cada día y gracias a nuestra alimentación nos vamos renovando. Todo en el universo está en constante cambio, renovación y adaptación.
Sin embargo, la mayoría de los seres humanos nos resistimos al cambio y esto nos genera temor. Para los orientales, por ejemplo, las crisis son momentos de oportunidades, cuando para los occidentales son motivo de angustia. Siempre se ha dicho que todo cambio es positivo y es que si nada cambia, nada cambia. Necesariamente se debe producir un cambio ya sea físico, de actitud o de conocimientos para comenzar a ver el bosque en vez de continuar viendo el árbol que tenemos enfrente de nosotros.
Si no se adopta un cambio no podremos lograr nuestros objetivos y metas. De ahí que cambiar hace parte del postulado de la vida, porque cambian las épocas, avanzan las edades y el mundo plantea nuevos retos.
El adaptarse a las nuevas transformaciones exige tener un desarrollo competente de una habilidad que es la de aceptar y pasar fácilmente de un estado a otro para asimilar el anterior. En el caso de la tecnología digital, a las personas de otra época, cuando esta tecnología no existía, se les considera inmigrantes digitales, pero los niños y jóvenes de hoy que nacieron con esta nueva tecnología se denominan nativos digitales o que nacieron con el chip incorporado. No es fácil para los inmigrantes digitales aceptar y acomodarse a los cambios tecnológicos; no obstante, debemos entender que si no lo hacemos, podríamos ubicarnos en el estatus de analfabetos digitales.
Lo que más preocupa al ser humano y que genera mayor temor e incertidumbre es lo desconocido y de difícil adaptabilidad. No obstante, al primer contacto con lo inexplorado empieza a generarse una familiaridad que conduce a la aceptación de lo nuevo.
Otro ejemplo del cambio se origina en la tecnología automotriz, la cual ha desarrollado dos formas de conducir un auto. La primera, utilizando la caja mecánica de cambios, y la segunda, la automática. Ambos sistemas permiten conducir el auto adecuadamente; no obstante muchos conductores se resisten a conducir un vehículo con cambios automáticos porque se han acostumbrado a la caja de cambios mecánica. Quienes han dado el paso al conducir un vehículo automático se han sorprendido de la facilidad de hacerlo y operarlo por lo práctico, al no tener que utilizar el clutch para realizar cada cambio, ya que el sistema automático lo hace por sí mismo y el conductor debe operar solamente el acelerador para darle la velocidad que el vehículo requiere.
En la dinámica empresarial se habla de la Resistencia al Cambio (RC) y se dice que “si no se cambia, el cambio lo trasforma”. Asimismo diariamente los cambios son necesarios e inminentes para hacer la vida más placentera y los momentos más felices.
LECTURA
Seguramente a usted le ha pasado tanto como a mi que en ocasiones se siente frustrado o cansado por temas interminables y repetitivos que parecen nunca acabar. Posiblemente asuntos que dejó sin terminar, círculos que jamás se cerraron y que lo siguen rondando con su presencia como empujándolo hacia atrás con la finalidad de no dejarlo avanzar.
Pues bien, sé que a todos nos ha pasado y seguramente no existe una fórmula perfecta pero algo que definitivamente sí le ayuda es el hacer las cosas bien y a la primera.
¿A qué me refiero con “hacer las cosas bien”?, bueno, este es un tema de efectividad, significa que todas aquellas tareas o actividades que usted aceptó realizar debe terminarlas y no sólo dejarlas a la mitad nada mas porque con eso se quita la urgencia y continua con más cosas que pudieran ser igual de urgentes. Una de las ventajas de trabajar con buenos equipos de trabajo es que existen personas que le ayudan a no “acelerarse” como me pasa a mi en ocasiones, recordándole que todavía tiene pendientes por resolver en tal o cual proyecto o servicio. Estas personas son como catalizadores entre usted y sus objetivos y son sumamente importantes para que no se desvíe de la realidad de las cosas. Cuídelos!
Una frase que es muy cierta y que aplica perfectamente en este tema es la siguiente: “El hacer girar varios platos sobre un mismo palo no lo hace más eficiente, simplemente aumenta la probabilidad de que alguno de ellos se le caiga”. Esto significa que el querer estar “comprando” tareas o problemas para resolverlos con el fin de ayudar no siempre es lo más apropiado. Termine primero lo primero antes de poder iniciar con lo segundo.
Mi recomendación es muy simple y tiene que ver con un simple tema de organización. En algún lugar dentro de su área de trabajo, ya sea un tablero, su outlook, la intranet, su ipad o simplemente un cuaderno, escriba sus actividades/tareas/proyectos pendientes, revíselos cada día y evalúe si realmente es necesario que continúe abriendo círculos antes de cerrar otros. Verá cómo con un esfuerzo mínimo puede cerrar esos círculos que estaban ya al 90% y así aplicar el principio de la abundancia que dice que “para recibir cosas nuevas en tu vida tienes que hacer espacio para ellas”.
La otra parte del tema es “hacer las cosas a la primera” que hace referencia a la eficiencia. La eficiencia tiene que ver con hacer las cosas en el menor tiempo posible con el menor costo posible y qué mejor que haciendo que las cosas salgan bien desde la primera vez que las hace y no tener que regresar dos meses después a rehacerlas. A veces por las prisas, por querer ganar dinero fácil o simplemente por pereza, caemos en el hábito de hacer a un lado esos “focos rojos” que de manera natural se encienden cuando a uno se le asigna una tarea o proyecto. El sacarle la vuelta a estos focos rojos solamente aumenta la probabilidad de que las cosas no salgan como usted espera. Esto lo aprendí de un compañero de trabajo que me hizo ver la importancia de redactar los riesgos y su forma de mitigarlos dentro de cada proyecto, es algo sumamente relevante si quiere hacer las cosas bien a la primera.
Yo lo aprendí de la forma que precisamente no quería, fracasando en ciertos proyectos, pero como siempre, hay que sacar lo mejor de todo y finalmente ¿para qué caemos en ocasiones?, para volvernos a levantar. Ya lo decía uno de los CEO que más estimo en alguna reunión que tuvimos: “claro que se vale equivocarse, siempre y cuando aprendamos de nuestros errores y hagamos lo necesario para que no nos vuelva a pasar”.
La realidad es que la vida siempre nos pasa factura: si no estudia en la escuela, tarde o temprano tendrá que presentar un examen extraordinario y estudiar mientras ve a los demás que disfrutan de sus vacaciones porque ellos decidieron estudiar la primera vez. Lo mismo pasa cuando en un proyecto no pone atención en los requerimientos, cuando en una propuesta no agrega todas las cláusulas y términos como resultados de una negociación, cuando por pereza no cumple con los procesos internos de una empresa que sabe que al final del día le pedirán que los cumpla.
No es tan fácil, pero tampoco es muy difícil y mucho menos imposible. Si realmente analizara el esfuerzo, perseverancia o atención que el “hacer las cosas bien y a la primera” requiere, se dará cuenta que toda la vida ya estuvo haciendo el 80% y ese 20% restante es el que le evitará muchísimos problemas en el futuro. Lo invito a que lo evalúe y haga la prueba. En alguna de sus tareas ponga un poco más de empeño, ponga ese plus y verá que las cosas fluirán de una manera completamente distinta y hasta le gustará!. Total, tratar no cuesta.
“Podemos obtener más de lo que ya tenemos porque nos podemos convertir en más de lo que ya somos”. – John Rohn
ADAPTARSE AL CAMBIO
¡O cambiamos o nos cambian! No es fácil cambiar de un estado a otro porque la aceptación de nuevas situaciones exige una adopción que permita que en forma paulatina la persona se acostumbre a un nuevo modelo. La mayoría de las personas quiere permanecer en la zona de confort, es decir, en el estado inicial en donde nacieron, crecieron y se desarrollaron, porque es más cómodo, exige menos adaptaciones y se evita el factor sorpresa.
Mantenerse en la zona de confort es lo más fácil; lo difícil es arriesgarse a cambiar de oficio, de profesión, de país y hasta de pareja. Lo desconocido siempre nos produce temor. Curiosamente el cambio hace parte integral de nuestra existencia. Segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora, día a día nuestro cuerpo está en constante cambio, cada veintiún días nuestra piel se renueva y cada siete años somos seres totalmente nuevos, exceptuando el esmalte de nuestros dientes y los huesos. Se podría decir que un poco de nosotros muere cada día y gracias a nuestra alimentación nos vamos renovando. Todo en el universo está en constante cambio, renovación y adaptación.
Sin embargo, la mayoría de los seres humanos nos resistimos al cambio y esto nos genera temor. Para los orientales, por ejemplo, las crisis son momentos de oportunidades, cuando para los occidentales son motivo de angustia. Siempre se ha dicho que todo cambio es positivo y es que si nada cambia, nada cambia. Necesariamente se debe producir un cambio ya sea físico, de actitud o de conocimientos para comenzar a ver el bosque en vez de continuar viendo el árbol que tenemos enfrente de nosotros.
Si no se adopta un cambio no podremos lograr nuestros objetivos y metas. De ahí que cambiar hace parte del postulado de la vida, porque cambian las épocas, avanzan las edades y el mundo plantea nuevos retos.
El adaptarse a las nuevas transformaciones exige tener un desarrollo competente de una habilidad que es la de aceptar y pasar fácilmente de un estado a otro para asimilar el anterior. En el caso de la tecnología digital, a las personas de otra época, cuando esta tecnología no existía, se les considera inmigrantes digitales, pero los niños y jóvenes de hoy que nacieron con esta nueva tecnología se denominan nativos digitales o que nacieron con el chip incorporado. No es fácil para los inmigrantes digitales aceptar y acomodarse a los cambios tecnológicos; no obstante, debemos entender que si no lo hacemos, podríamos ubicarnos en el estatus de analfabetos digitales.
Lo que más preocupa al ser humano y que genera mayor temor e incertidumbre es lo desconocido y de difícil adaptabilidad. No obstante, al primer contacto con lo inexplorado empieza a generarse una familiaridad que conduce a la aceptación de lo nuevo.
Otro ejemplo del cambio se origina en la tecnología automotriz, la cual ha desarrollado dos formas de conducir un auto. La primera, utilizando la caja mecánica de cambios, y la segunda, la automática. Ambos sistemas permiten conducir el auto adecuadamente; no obstante muchos conductores se resisten a conducir un vehículo con cambios automáticos porque se han acostumbrado a la caja de cambios mecánica. Quienes han dado el paso al conducir un vehículo automático se han sorprendido de la facilidad de hacerlo y operarlo por lo práctico, al no tener que utilizar el clutch para realizar cada cambio, ya que el sistema automático lo hace por sí mismo y el conductor debe operar solamente el acelerador para darle la velocidad que el vehículo requiere.
En la dinámica empresarial se habla de la Resistencia al Cambio (RC) y se dice que “si no se cambia, el cambio lo trasforma”. Asimismo diariamente los cambios son necesarios e inminentes para hacer la vida más placentera y los momentos más felices.
LECTURA
Seguramente a usted le ha pasado tanto como a mi que en ocasiones se siente frustrado o cansado por temas interminables y repetitivos que parecen nunca acabar. Posiblemente asuntos que dejó sin terminar, círculos que jamás se cerraron y que lo siguen rondando con su presencia como empujándolo hacia atrás con la finalidad de no dejarlo avanzar.
Pues bien, sé que a todos nos ha pasado y seguramente no existe una fórmula perfecta pero algo que definitivamente sí le ayuda es el hacer las cosas bien y a la primera.
¿A qué me refiero con “hacer las cosas bien”?, bueno, este es un tema de efectividad, significa que todas aquellas tareas o actividades que usted aceptó realizar debe terminarlas y no sólo dejarlas a la mitad nada mas porque con eso se quita la urgencia y continua con más cosas que pudieran ser igual de urgentes. Una de las ventajas de trabajar con buenos equipos de trabajo es que existen personas que le ayudan a no “acelerarse” como me pasa a mi en ocasiones, recordándole que todavía tiene pendientes por resolver en tal o cual proyecto o servicio. Estas personas son como catalizadores entre usted y sus objetivos y son sumamente importantes para que no se desvíe de la realidad de las cosas. Cuídelos!
Una frase que es muy cierta y que aplica perfectamente en este tema es la siguiente: “El hacer girar varios platos sobre un mismo palo no lo hace más eficiente, simplemente aumenta la probabilidad de que alguno de ellos se le caiga”. Esto significa que el querer estar “comprando” tareas o problemas para resolverlos con el fin de ayudar no siempre es lo más apropiado. Termine primero lo primero antes de poder iniciar con lo segundo.
Mi recomendación es muy simple y tiene que ver con un simple tema de organización. En algún lugar dentro de su área de trabajo, ya sea un tablero, su outlook, la intranet, su ipad o simplemente un cuaderno, escriba sus actividades/tareas/proyectos pendientes, revíselos cada día y evalúe si realmente es necesario que continúe abriendo círculos antes de cerrar otros. Verá cómo con un esfuerzo mínimo puede cerrar esos círculos que estaban ya al 90% y así aplicar el principio de la abundancia que dice que “para recibir cosas nuevas en tu vida tienes que hacer espacio para ellas”.
La otra parte del tema es “hacer las cosas a la primera” que hace referencia a la eficiencia. La eficiencia tiene que ver con hacer las cosas en el menor tiempo posible con el menor costo posible y qué mejor que haciendo que las cosas salgan bien desde la primera vez que las hace y no tener que regresar dos meses después a rehacerlas. A veces por las prisas, por querer ganar dinero fácil o simplemente por pereza, caemos en el hábito de hacer a un lado esos “focos rojos” que de manera natural se encienden cuando a uno se le asigna una tarea o proyecto. El sacarle la vuelta a estos focos rojos solamente aumenta la probabilidad de que las cosas no salgan como usted espera. Esto lo aprendí de un compañero de trabajo que me hizo ver la importancia de redactar los riesgos y su forma de mitigarlos dentro de cada proyecto, es algo sumamente relevante si quiere hacer las cosas bien a la primera.
Yo lo aprendí de la forma que precisamente no quería, fracasando en ciertos proyectos, pero como siempre, hay que sacar lo mejor de todo y finalmente ¿para qué caemos en ocasiones?, para volvernos a levantar. Ya lo decía uno de los CEO que más estimo en alguna reunión que tuvimos: “claro que se vale equivocarse, siempre y cuando aprendamos de nuestros errores y hagamos lo necesario para que no nos vuelva a pasar”.
La realidad es que la vida siempre nos pasa factura: si no estudia en la escuela, tarde o temprano tendrá que presentar un examen extraordinario y estudiar mientras ve a los demás que disfrutan de sus vacaciones porque ellos decidieron estudiar la primera vez. Lo mismo pasa cuando en un proyecto no pone atención en los requerimientos, cuando en una propuesta no agrega todas las cláusulas y términos como resultados de una negociación, cuando por pereza no cumple con los procesos internos de una empresa que sabe que al final del día le pedirán que los cumpla.
No es tan fácil, pero tampoco es muy difícil y mucho menos imposible. Si realmente analizara el esfuerzo, perseverancia o atención que el “hacer las cosas bien y a la primera” requiere, se dará cuenta que toda la vida ya estuvo haciendo el 80% y ese 20% restante es el que le evitará muchísimos problemas en el futuro. Lo invito a que lo evalúe y haga la prueba. En alguna de sus tareas ponga un poco más de empeño, ponga ese plus y verá que las cosas fluirán de una manera completamente distinta y hasta le gustará!. Total, tratar no cuesta.
“Podemos obtener más de lo que ya tenemos porque nos podemos convertir en más de lo que ya somos”. – John Rohn
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