Muy pocas veces nos detenemos a pensar en lo afortunadas que somos de tener un cuerpo sin limitaciones físicas. No valoramos nuestra salud, nuestra capacidad para movernos y vivir sin dolor. Damos por sentado cada día, dejando todo para mañana, pero, ¿y si el mañana no llega?

Quiero preguntarles:
¿Cuándo fue la última vez que honraron su cuerpo?
¿Dan por sentado su cuerpo completo o lo cuidan y sacan lo mejor de él?
¿Se quejan de sus imperfecciones y lo maltratan con dietas extremas y hábitos sedentarios?
¿Se comparan con otros, critican su cuerpo, o ignoran las señales de hambre y cansancio?

Para mí, el autocuidado es una práctica de gratitud. Celebrar tu cuerpo es vivir en gratitud. Cuando te sientas verdaderamente agradecida por el cuerpo que tienes, la salud y las oportunidades que te brinda, empezarás a valorarlo más. Comenzarás tu camino hacia el bienestar y cuidarás de tu cuerpo porque lo amas. Podrás encontrar el equilibrio que te permita disfrutar del proceso de cuidar de ti misma.

Pregúntate hoy:
¿Cómo puedes celebrar tu cuerpo sano?
¿Cómo puedes mostrar gratitud por tener un cuerpo con tantas capacidades físicas?
¿Cómo puedes demostrarle amor a tu propio cuerpo?

Puedes comenzar hablando bonito cuando te mires al espejo, escribiendo en un diario de gratitud todo lo que ha hecho tu cuerpo, saliendo a caminar, conectando con algún deporte, permitiéndole descansar, escuchándolo y respetándolo cuando te mande señales de hambre. Puedes optar por alimentos que lo nutran, practicar alguna actividad que te relaje, llevarlo al médico para chequeos preventivos, etc...

Cuando cultives esta relación positiva con tu cuerpo, verás cómo las decisiones saludables y los hábitos saludables comenzarán a fluir naturalmente.

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