Cada vez que te enfrentas a la falta de motivación y decides actuar, estás fortaleciendo tu capacidad de superación y resiliencia. Y estás reafirmando tu identidad, o le empiezas a dar ejemplos a tu cerebro de ser una persona saludable o de ser una persona sin fuerza de voluntad.

Esos momentos de duda son oportunidades para demostrarte a ti mismo que eres capaz de mucho más de lo que crees.

Si esperamos estar motivados para iniciar algo, la espera será eterna. La diferencia entre una persona que se estanca en su proceso de pérdida de peso y aquella que progresa, es que la primera espera estar motivada para actuar, la otra, busca como auto motivarse en ese momento para actuar.

No esperes al lunes para hacer algo que tienes en mente desde hace tiempo. La acción y la motivación son un ciclo virtuoso. Actuar, dar el primer paso, genera inercia. Pasar a la acción te da la sensación de logro y progreso que aumentará tu motivación para continuar.

Recuerda que los buenos hábitos se construyen sobre la repetición y la consistencia, no necesariamente sobre la motivación inicial. Una vez que el hábito se establece, la motivación tiende a mantenerse porque ves y sientes los beneficios de tus acciones. Este ciclo positivo refuerza el hábito y lo hace más fácil de mantener a largo plazo.

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