En Hebreos 3.7-19 aprendemos que 40 años estuvo Dios disgustado dice textualmente disgustado porque esa generación era incrédula porque no le aprovechó la palabra por no ir acompañado de fe.
Hebreos 3:10 “A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,”

Hebreos 3:17 “¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?”

Hebreos 3:19 “Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”

Hebreos 4:2 “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.”

Al igual que necesitamos, cuando empezamos a comer, un proceso que se llama digestión y que empieza por la masticación, salivación, etc, que provoca que el alimento se comience a digerir, pasando por el estómago e intestino, donde se extraen todos los nutrientes en este proceso digestivo también la Palabra de Dios requiere una ayuda extra para poder extraer de ella todos los nutrientes que aprovecharán a nuestra vida espiritual, y ese elemento es la fe .

Todo lo contrario en Deuteronomio 30 versículo nos dice la palabra que cuando el pueblo oye obedece cuando el pueblo cree en lo que Dios ha establecido en la ley entonces Dios se alegrará de ti.
Deuteronomio 30:8 “Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.
9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,
10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.”

Observemos la gran diferencia entre que Dios esté disgustado o que Dios se alegre y vivamos de acuerdo a ese principio de creer a la palabra para que nos aproveche, a través de la fe, de modo que seamos nutridos en nuestro espíritu, como en nuestra persona en lo natural, y como iglesia de todas las bendiciones, protecciones, defensas, vitaminas que la palabra tiene para cada uno de nosotros y para todos en común.

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