Semana Santa - Martes Santo, Lecturas Biblicas

22/03/2016 33 min
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Síntesis del Episodio

• Is 49, 1-6. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
• Sal 70. Mi boca contará tu salvación, Señor.
• Jn 13, 21-33.36-38. Uno de vosotros me va a entregar. No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

Hoy leemos el segundo canto del Siervo en Isaías. El Siervo es llamado por Dios ya desde el seno de su madre, con una elección gratuita, para que cumpla sus proyectos de salvación: me llamó desde las entrañas maternas y pronunció mi nombre. Dos comparaciones describen al Siervo: será como una espada, porque tendrá una palabra eficaz, (mi boca, una espada afilada), y será como una flecha que el arquero guarda en su aljaba para lanzarla en el momento oportuno. La misión que Dios le encomienda es traerle a Jacob, reunir a Israel... más aún: ser luz de las naciones, para que la salvación de Dios alcance hasta el confín de la tierra. En este segundo canto aparece ya el contrapunto de la oposición, que en el primero de ayer no aparecía. El Siervo no tendrá éxitos fáciles y más bien sufrirá momentos de desánimo: yo pensaba: en vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas. Le salvará la confianza en Dios: mi salario lo tenía mi Dios. Confianza que subraya muy bien el salmo: a ti, Señor, me acojo, no quede yo derrotado para siempre... sé tú mi roca de refugio... porque tú fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
Jesús es el verdadero Siervo, luz para las naciones, el que con su muerte va a reunir a los dispersos, el que va a restaurar y salvar a todos. También en él podemos constatar la crisis que se notaba en el canto de Isaías. Jesús no tuvo aparentemente muchos éxitos. Algunos creyeron en él, es verdad, pero las clases dirigentes, no. Hoy escuchamos que uno le va a traicionar: lo anuncia él mismo, profundamente conmovido. También sabemos qué van a hacer sus seguidores más cercanos: uno le negará cobardemente, a pesar de que en ese momento asegura con presunción: daré mi vida por ti. Los otros huirán al verle detenido y clavado en la cruz. La queja del Siervo, (en vano me he cansado), se repite en sus labios: ¿no habéis podido velar una hora conmigo?,... Padre, ¿por qué me has abandonado?,. En verdad era de noche. A pesar de que él es la Luz...

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