Segundo Domingo del Tiempo de Adviento, Ciclo C. Lecturas Bíblicas

06/12/2015 38 min
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Síntesis del Episodio

• Ba 5, 1-9. Dios mostrará tu esplendor.
• Sal 125. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
• Flp 1, 4-6. 8-11. Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables.
• Lc 3, 1-6. Todos verán la salvación de Dios.

Todos verán la salvación de Dios. Ni el pesimismo enervante, ni la temeraria autosuficiencia, ni las conductas tortuosas son senderos que nos llevan a Cristo. Solo la renovación interior puede abrir nuestras vidas al mensaje del Evangelio y al Amor santificador de Cristo. Si el Adviento ha introducido en la historia humana la Época última y se identifica con ella, ha de ser por esto una actitud constante de la vida cristiana. El creyente ha de sentirse siempre en estado permanente de conversión. Oigamos a San León Magno:
" Demos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, que, por la inmensa misericordia con que nos amó, se compadeció de nosotros y, estando muertos por el pecado, nos resucitó a la vida de Cristo (Ef 2, 5) para que fuésemos en Él una nueva criatura, una nueva obra de sus manos. Por tanto, dejemos al hombre viejo con sus acciones (Col 3, 9) y renunciemos a las obras de la carne nosotros que hemos sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo. Reconoce ¡oh cristiano! tu dignidad, pues participas de la naturaleza divina (2P 1, 4) y no vuelvas a la antigua vileza con una vida depravada. Ten presente que, arrancado al poder de las tinieblas (Col 1, 13) se te ha trasladado al reino y claridad de Dios. Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo. No ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas " (Homilía 1ª sobre la Natividad del Señor 3).
Para poder crecer en la caridad y desarrollar el discernimiento (1ª lect.), para saber leer en los acontecimientos de la historia (1ª y 3ª lect.) la presencia salvífica de Dios, es menester que el creyente se abra continuamente a Dios y a la historia.
De ahí la actualidad de la predicación del Bautista como programa de apertura penitencial a Cristo y a la gracia del Evangelio en cuantos buscan sinceramente los designios divinos de la salvación cristocéntrica. Es nuestra vida íntegra la que habrá de llevar a los demás hombres la autenticidad de nuestra fe y de nuestra comunión con Cristo, el Señor, más allá del altar y del templo. Hemos de ir por la vida abriendo a los hombres senderos para Cristo.

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