Escuchar "Lunes de la Cuarta Semana de Cuaresma, Lecturas Biblicas"
Síntesis del Episodio
• Is 65, 17-21. Ya no se oirán gemidos ni llantos.
• Sal 29. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
• Jn 4, 43-54. Anda, tu hijo está curado.
Al comenzar las ferias de la cuarta semana, las lecturas cuaresmales cambian de orientación.
Antes leíamos los tres evangelistas sinópticos, con pasajes del Antiguo Testamento formando una unidad temática con la página del evangelio. Ahora vamos a leer, hasta Pascua, (y también durante toda la Pascua, hasta Pentecostés), al evangelista Juan, en lectura semi continuada de algunos de sus capítulos. Antes había sido nuestro camino de conversión el que había quedado iluminado día tras día por las lecturas. Ahora se nos pone delante como modelo del cambio de Pascua y de nuestra lucha contra el mal el camino de Jesús, con la creciente oposición de sus adversarios, que acabarán llevándole a la cruz.
El profeta anuncia como una vuelta al paraíso inicial: Dios está proyectando un cielo nuevo y una tierra nueva. Dios quiere que el hombre y la sociedad vuelvan al estado primero de felicidad, equilibrio y armonía. La de hoy se parece a las páginas que solemos leer en el Adviento. La vuelta del destierro de Babilonia, que es lo que anuncia el profeta, se describe con tonos poéticos, un poco idílicos, de nueva creación en todos los sentidos: todo será alegría, fertilidad en los campos y felicidad en las personas. El salmo es lógico que también sea optimista: me has librado, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir, cambiaste mi luto en danzas; Señor, te daré gracias por siempre.
De momento a Jesús le reciben bien en Galilea, aunque él ya es consciente de que un profeta no es estimado en su propia patria. En Caná, donde había hecho el primer milagro del agua convertida en vino, hace otro signo curando al hijo del funcionario real de Cafarnaún. De nuevo aparece un extranjero con mayor fe que los judíos: el hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. La marcha de Jesús hacia la muerte y la resurrección está sembrada de hechos en que comunica a otros la salud, la vida, la alegría.
• Sal 29. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
• Jn 4, 43-54. Anda, tu hijo está curado.
Al comenzar las ferias de la cuarta semana, las lecturas cuaresmales cambian de orientación.
Antes leíamos los tres evangelistas sinópticos, con pasajes del Antiguo Testamento formando una unidad temática con la página del evangelio. Ahora vamos a leer, hasta Pascua, (y también durante toda la Pascua, hasta Pentecostés), al evangelista Juan, en lectura semi continuada de algunos de sus capítulos. Antes había sido nuestro camino de conversión el que había quedado iluminado día tras día por las lecturas. Ahora se nos pone delante como modelo del cambio de Pascua y de nuestra lucha contra el mal el camino de Jesús, con la creciente oposición de sus adversarios, que acabarán llevándole a la cruz.
El profeta anuncia como una vuelta al paraíso inicial: Dios está proyectando un cielo nuevo y una tierra nueva. Dios quiere que el hombre y la sociedad vuelvan al estado primero de felicidad, equilibrio y armonía. La de hoy se parece a las páginas que solemos leer en el Adviento. La vuelta del destierro de Babilonia, que es lo que anuncia el profeta, se describe con tonos poéticos, un poco idílicos, de nueva creación en todos los sentidos: todo será alegría, fertilidad en los campos y felicidad en las personas. El salmo es lógico que también sea optimista: me has librado, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir, cambiaste mi luto en danzas; Señor, te daré gracias por siempre.
De momento a Jesús le reciben bien en Galilea, aunque él ya es consciente de que un profeta no es estimado en su propia patria. En Caná, donde había hecho el primer milagro del agua convertida en vino, hace otro signo curando al hijo del funcionario real de Cafarnaún. De nuevo aparece un extranjero con mayor fe que los judíos: el hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. La marcha de Jesús hacia la muerte y la resurrección está sembrada de hechos en que comunica a otros la salud, la vida, la alegría.