Jueves de la Octava de Pascua. Lecturas Biblicas

31/03/2016 38 min
Jueves de la Octava de Pascua. Lecturas Biblicas

Escuchar "Jueves de la Octava de Pascua. Lecturas Biblicas"

Síntesis del Episodio

• Hch 3, 11-26. Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
• Sal 8. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
• Secuencia (ad libitum): Ofrezcan los cristianos…
• Lc 24, 35-48. Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.

Después de haberse aparecido a María Magdalena, a las demás mujeres, a Pedro y a los discípulos de Emaús, Jesús se aparece a los Once, según nos narra el Evangelio de la Misa. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior?, Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Les mostró luego las manos y los pies y comió con ellos. Los Apóstoles tendrán para siempre la seguridad de que su fe en el Resucitado no es efecto de la credulidad, del entusiasmo o de la sugestión, sino de hechos comprobados repetidamente por ellos mismos. Jesús, en sus apariciones, se adapta con admirable condescendencia al estado de ánimo y a las situaciones diferentes de aquellos a quienes se manifiesta. No trata a todos de la misma manera; pero por caminos diversos conduce a todos a la certeza de su Resurrección, que es la piedra angular sobre la que descansa la fe cristiana. Quiere el Señor dar todas las garantías a quienes constituyen aquella Iglesia naciente para que, a través de los siglos, nuestra fe se apoye sobre un sólido fundamento: ¡El Señor en verdad ha resucitado!, ¡Jesús vive!,
La paz sea con vosotros, dijo el Señor al presentarse a sus discípulos llenos de miedo. Enseguida, vieron sus llagas y se llenaron de gozo y de admiración. Ese ha de ser también nuestro refugio. Allí encontraremos siempre la paz del alma y las fuerzas necesarias para seguirle todos los días de nuestra vida. "Acudiremos como las palomas que, al decir de la Escritura, se cobijan en los agujeros de las rocas a la hora de la tempestad. Nos ocultamos en ese refugio, para hallar la intimidad de Cristo: y veremos que su modo de conversar es apacible y su rostro hermoso, porque los que conocen que su voz es suave y grata, son los que recibieron la gracia del Evangelio, que les hace decir: Tú tienes palabras de vida eterna.

Más episodios del podcast Lecturas Biblicas Ciclo C