Agua Florida

08/01/2016 7 min
Agua Florida

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Síntesis del Episodio

INVITACIONES AL TANGO – RELATOS CON TÍTULOS DE TANGOS.
Título: Agua Florida (Tango compuesto en el año 1928 por Ramón Collazo con letra de Fernán Silva Valdés).
Texto y voz: Jorge Rodolfo Altmann
Versión musical: Orquesta de Ángel D´Agostino cantando Ángel vargas.

Si la salmuera diluida con sabor a cosas viejas curara el mal de los tiempos, el remedio bastaría de acuarela para pintar los ladrillos de la pared de los juegos. Arrimadita con figuritas, del álbum nuevo del nieto, cambiadas por cada dos desteñidas, una de Boca y tres viejas.
Mentiras confusas en la mezcla de recuerdos del abuelo.
Paredón con puerta desteñida, casi desvestida, por el calor de las épocas olvidadas y perfumada con la humedad de los tiempos.
Paredón que oculta el patio olvidado y ensordecido de ruidos de calle con olor a agua florida.
Paredón de barrio que traba, en cuero y hormas, la casa del zapatero remendón.
Paredón de bandoneón, sublimado de tristeza en un corte a la romana o sacada de pelusa por semana, guardado tras una reja los aplausos que alguna calle vieja le brindó.
“Chinas que oliendo a agua florida, se metían en la vida...”
Fantasear bajo las enaguas y crear una historia que tenga que ver con el disloque de la historia y la realidad.
Así, como se crea o se compone un tango de esos...
Y es que el hombre iba, cada sábado al mediodía, a arreglarse las patillas y la pelusa de la nuca, despuntarse el bigote y rasurarse bien el hoyo que, como marca de nacimiento, le horadaba el mentón.
Todo por el maldito metejón.
Metejón que tenía con la hermana del cantor.
Del cantor que cantaba “agua florida” en la puerta de ese club, que le llamaban “La lira”, cuando las copas le pesaban después de varias serenatas por alguna villa.
¡Ah! ¡Cómo sopla armonioso el fuelle afinado del peluquero que toca el bandoneón componiendo el fantasma de un tango!
Dicen, que al hombre enamorado de la hermana del cantor le fantasearon un tango como se fantasea una historia. Un tango que tocaron en violines de invierno las flores caídas con las que se hace el agua florida.
¡Sí! Le fantasearon un tango que guarda una mentira de ciudad. La mentira de un amor no correspondido, porque algún distraído habrá pensado que siempre fue loco.
¡No!
No siempre fue sucio ni loco y tocaba la viola, con una sola cuerda, como el mejor.
¡Sí, que fue cuerdo!
Tan cuerdo que aún hay mujeres que recuerdan los tiempos en que regalaba ramilletes... ramilletes, de su cerco de verbenas y madreselvas, para cada chica linda de la villa y...
El tango, los fantasmas, el amor, la locura, el juego de figuritas, los disloques de un abuelo, el peluquero bandoneonísta, el paredón de ladrillos, el patio, los hinchas de Boca, el hombre enamorado de la hermana del cantor, el cantor y hasta el zapatero remendón son un invento...
Pero un invento de viejos que se aferran demasiado a la vida pensando que el agua florida quizá mejor es beberla... porque bebida perfuma y embalsama por dentro y...
¡Qué locura!
¿Locura?...
Tal vez tengan razón y, ¡sí!...
Así, es mejor.

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