parashat Emor (5785). No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

17/05/2025 1h 32min
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Síntesis del Episodio

PARASHAT EMOR

VaYikrá 21: 1 - 24: 23

La sección Emor (“Diles”) comienza con las leyes especiales de los Cohaním, del Cohen Gadol, y del servicio en el Templo: un Cohen no puede volverse ritualmente impuro a través de entrar en contacto con un cadáver, excepto en el caso de la muerte de un familiar cercano. Un Cohen no puede casarse con una mujer divorciada ni con una mujer con un pasado promiscuo; el Cohen Gadol puede casarse solamente con una mujer virgen. Un Cohen con una deformidad física no puede servir en el Santo Templo; tampoco un animal deforme puede ser ofrendado.

Cuando nacen un ternero, un cabrito o un carnero deben ser dejados con su madre por siete días; queda prohibido degollar a un animal y su cría en el mismo día.

La segunda parte de Emor da una lista de los festivales anuales del calendario hebreo. La ofrenda de Pésaj el 14 de Nisán; el festival de siete días de Pésaj comenzando el 15 de Nisán; la ofrenda de cebada llamada Ómer en el segundo día de Pésaj y el comienzo de la Cuenta del Ómer por los siguientes 49 días, culminando en el festival de Shavuot en el quincuagésimo día; un “recuerdo del sonido del shofar” el 1 de Tishrei; un solemne día de ayuno el 10 de Tishrei; y el festival de Sucot —durante el cual uno debe vivir en una cabaña por siete días y tomar las “Cuatro Especies” —comenzando el 15 de Tishrei.

Emor concluye con el incidente de un hombre ejecutado por blasfemar, las penas por asesinato y por injuriar al prójimo o destruir su propiedad (compensaciones monetarias).

SACRIFICIOS SIN DEFECTOS

La Parashá estipula que los animales para los sacrificios debían ser perfectos, sin ningún defecto.

Ahora que no tenemos el Templo y, por consiguiente no hay sacrificios, el servicio en el Santuario es reemplazado por la plegaria. ¿Cómo cumplimos a través de la plegaria la condición de “perfecto y sin defectos”? Tratando que la plegaria no sea solamente un conjunto de palabras pronunciadas en un orden establecido, sino que brote del corazón, que tenga no sólo forma, sino un contenido pleno de fe, amor, y temor al Todopoderoso.

SANTIFICAR LOS TIEMPOS

Cuando HaShem hubo concluido la obra de la creación, santificó el tiempo a través de la santificación del Shabat, día séptimo en el orden de la creación. Como nuestra vida se desarrolla en dos dimensiones -en el tiempo y en el espacio-el ser humano a veces no sabe encontrar el equilibrio necesario para vivir acorde a los pedidos del espacio y a las necesidades del tiempo. A través de la historia de la Torá veremos como casi todos los eventos se desarrollan en la dimensión espacio. Empero, cuando surgen los patriarcas de Israel, la dimensión tiempo empieza a tener una importancia central y decisiva para el nacimiento futuro del pueblo de Israel. Así veremos que HaKadosh BarujHu le hace a Avraham una promesa en el espacio (Tierra de Israel) y en el tiempo (los años que pasarán hasta la existencia de un pueblo de Israel). Después de su liberación de Egipto donde fue sometido a todos los rigores de la dimensión espacio exclusivamente, el pueblo de Israel se encaminará hacia el Monte Sinaí, donde HaKadosh BarujHu se le revelará. En Aseret HaDivrot, HaKadosh BarujHu pedirá a Israel la observancia y consagración del Shabat, que habrá de ser día de reposo absoluto, el alejamiento momentáneo de la dimensión espacio para vivir y vivenciar de alguna manera la dimensión tiempo.

Por eso los sabios de Israel nos enseñaron que: “Shabat mehen Olam Habá”: el Shabat es un anticipo de la vida en la dimensión tiempo, que será el mundo por venir en el futuro. En ese afán de consagración del tiempo -para devolver el equilibrio al ser humano-la Torá enunciará un calendario con una serie de festividades tendientes a lograr una doble finalidad:

a) Disponer de tiempo para el estudio y la meditación, condiciones básicas para el conocimiento de Elohim.

b) Vivenciar la dimensión tiempo tan olvidada a causa de la presión que ejerce sobre nosotros la vida en su aspecto material.

El calendario hebreo divide las festividades y celebraciones, por lo tanto, en dos grupos: los Shalosh Regalím -las tres fiestas de peregrinación a Ierushalaim-, con una finalidad explícita en la Torá “… para que aprendas a venerar a Adonai Tu Elohim todos los días” (Dev. 14:23) y, por otra parte, los Iamím Noraím -Rosh HaShaná y Ióm HaKipurím-, días de recogimiento, introspección y meditación. Siguiendo esta línea de pensamiento cabe recordar que, tanto el inicio del Shabat como todas las festividades (excepto Iom Kipur), dan comienzo con el Kidush HaIom que se celebra teniendo una copa de vino en la mano, símbolo de alegría y regocijo, y bendiciendo a HaShem por “santificar Él a Israel, al Shabat y a los tiempos festivos”.