Escuchar "La fórmula del dióxido de azufre (por Mariela Paoltroni)"
Síntesis del Episodio
La fórmula del dióxido de azufre
Escribir no va a salvarme de la locura
no voy a salvarme de la locura
no voy a escapar de las imágenes
no hay alivio
no hay regalos para el espíritu
yo sola me encadeno a la roca
yo sola por mis propios medios
y ofrezco las tripas al águila
me meto dentro de mí misma
respiro hondo tomo impulso
me agarro del borde
con los dedos de los pies
me estiro salto
me tiro a la oscuridad
de todo lo que no puedo
de cabeza sin flexionar las piernas
como me enseñaron en el club
pero no es una pileta no
es un pozo sin fondo
de cuento de terror
aúllo mientras voy cayendo
con el vuelco en la panza
del paso bajo nivel
mírenme caer
miren lo que ya no está
lo que no tengo
lo que no va a volver
lo que al final
resulta torcido sin remedio
mi padre con el cráneo abierto
entregado
esperando que le saquen el tumor
con ganas de seguir vivo
en una cama de hospital
a cuatrocientos kilómetros de mí
sus frases quedaron
empujando el aire
chocando unas con otras
no hay mal que por bien no venga
no tengas miedo sino cuidado
mejor ser rico y sano
que pobre y enfermo
Anita y sus ojos abismados negros
aterrados
enterrados en ojeras color malva
en su cara sentenciada
flaca y terminal
de golpe ya no tuvimos más tiempo
para ser amigas
para aprender a jugar al truco
al asesino al ajaparanada
para contarnos cosas en voz baja
reírnos tapándonos
la boca con la mano
mientras Gordillo explicaba
la fórmula del dióxido de azufre
a quién le hablo ahora
de mi deseo
que arde adentro como tomar kerosén
el más acariciado
ese que nunca va a cumplirse
no voy a salvarme ya lo sé
la locura está acá a mitad de cuadra
esperando para saltarme encima
hacerme prisionera
como la bisabuela Amalia
en el patio de dementes
abandonada perdida
entre las que deambulan y se ríen
sola vieja llena de miedos
lejos de su casa de sus hijos
preguntándose por qué
quién qué hago acá
escribir no va a salvarme
escribir escuchar las voces
que me aturden
chillonas estridentes
virulentas nerviosas
gritan en mi oreja me atormentan
me hundo en lo podrido
la muerte el cáncer el absurdo
el mundo sin amor
sin personas vacío de todo
Escribir no va a salvarme de la locura
no voy a salvarme de la locura
no voy a escapar de las imágenes
no hay alivio
no hay regalos para el espíritu
yo sola me encadeno a la roca
yo sola por mis propios medios
y ofrezco las tripas al águila
me meto dentro de mí misma
respiro hondo tomo impulso
me agarro del borde
con los dedos de los pies
me estiro salto
me tiro a la oscuridad
de todo lo que no puedo
de cabeza sin flexionar las piernas
como me enseñaron en el club
pero no es una pileta no
es un pozo sin fondo
de cuento de terror
aúllo mientras voy cayendo
con el vuelco en la panza
del paso bajo nivel
mírenme caer
miren lo que ya no está
lo que no tengo
lo que no va a volver
lo que al final
resulta torcido sin remedio
mi padre con el cráneo abierto
entregado
esperando que le saquen el tumor
con ganas de seguir vivo
en una cama de hospital
a cuatrocientos kilómetros de mí
sus frases quedaron
empujando el aire
chocando unas con otras
no hay mal que por bien no venga
no tengas miedo sino cuidado
mejor ser rico y sano
que pobre y enfermo
Anita y sus ojos abismados negros
aterrados
enterrados en ojeras color malva
en su cara sentenciada
flaca y terminal
de golpe ya no tuvimos más tiempo
para ser amigas
para aprender a jugar al truco
al asesino al ajaparanada
para contarnos cosas en voz baja
reírnos tapándonos
la boca con la mano
mientras Gordillo explicaba
la fórmula del dióxido de azufre
a quién le hablo ahora
de mi deseo
que arde adentro como tomar kerosén
el más acariciado
ese que nunca va a cumplirse
no voy a salvarme ya lo sé
la locura está acá a mitad de cuadra
esperando para saltarme encima
hacerme prisionera
como la bisabuela Amalia
en el patio de dementes
abandonada perdida
entre las que deambulan y se ríen
sola vieja llena de miedos
lejos de su casa de sus hijos
preguntándose por qué
quién qué hago acá
escribir no va a salvarme
escribir escuchar las voces
que me aturden
chillonas estridentes
virulentas nerviosas
gritan en mi oreja me atormentan
me hundo en lo podrido
la muerte el cáncer el absurdo
el mundo sin amor
sin personas vacío de todo
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