Síntesis del Episodio "Tercer día"
TERCER DÍA «Ángel mío, te pido que renueves tu consagración a mí de una manera muy especial. En el día de tu consagración, pido que todos mis hijos se unan a mí, que vengan todos juntos y se consagren a mi Inmaculado Corazón. Ustedes no perciben cuantas gracias hay encerradas en este Acto, anhelo llevarlos a todos en mis brazos maternales y presentarlos a Dios Padre en el Cielo. Yo te presento a mi Hijo, que es tu verdad, tu vida y el Camino hacia la vida eterna en el Cielo. Vengo a la tierra tan frecuentemente porque el mundo está influenciado por decepciones y por maldad. Deseo guiarlos hacia el mensaje completo del Evangelio, de esta manera ustedes podrán moldear sus vidas y así ganar la corona del cielo. Te advierto, querido Ángel, el mundo sucumbirá ante las tinieblas de las grandes tribulaciones. Les ruego que todos se entrelacen con mi Inmaculado Corazón que pueda protegerlos y guiarlos a través de tanta oscuridad. Les aseguro que ustedes no saben que difícil es, queridos hijos, escapar a las trampas de maldad que Satanás les prepara. Sus seducciones se han hecho atractivas y tan sutiles que sólo mediante la unión de nuestros corazones ustedes podrán salvarse de ellas. Cada día se hará más claro que el rebaño que está consagrado a mí Corazón y llevado en mis brazos en esta hora final, será la de aquellos que son fieles al mensaje del Evangelio, al Vicario de Cristo y que adoran la presencia de mi Hijo en la Eucaristía; estos serán envueltos en los pliegues de mi manto mediante la Consagración a mi Inmaculado Corazón. Es esta la forma como Yo deseo guiarlos a la glorificación de la Santísima Trinidad. Ustedes encontrarán el paso por la puerta de mi Corazón y por este medio esparcirán la luz del esplendor divino. Cuando la luz que ustedes contienen sea esparcida sobre la tierra y mi parte, como portadora de esta luz se haya ya cumplido, mi Jesús reclamará el Reinado de su Sagrado Corazón y restaurará su Reino. Con los esfuerzos más pequeños ustedes derramarán esta gloria y así permanecerá en sus manos el Triunfo y la proclamación de nuestros dos corazones entre la humanidad». Octubre 17 de 1992