La felicidad es tu herencia y patrimonio, tu naturaleza, dada por Dios, que ahora puedes volver a elegir en Su paz. 
Lo hacemos mirando todos los pensamientos y creencias que nos alejan de nuestra alegría y paz interior, ninguna de las cuales es Verdad.
La noción del ego de la felicidad y el amor está relacionada con obtener, tener, mantener, evitar, defender, planificar y controlar. Cuando limitamos el amor a ciertas personas, no se trata de un verdadero amor, sino de satisfacer nuestras necesidades y cuando no se cumplen, nos sentimos desamparados y no apreciados.
Hemos hecho una adaptación del amor al mundo y sustituido nuestra propia definición de amor y la felicidad, por lo que es el Verdadero Amor de Dios. 
La Voluntad de Dios para nosotros es perfecta felicidad y nos asegura que despertaremos de nuestra pesadilla de dolor para saber que nuestra existencia individual no era más que un sueño, porque la Realidad no ha cambiado.
El deshacimiento del ego es la forma en que cumplimos nuestra función aquí, sanar, curar, perdonar, y así recordar quiénes somos. Miramos sin juicio y sin culpa; pero miramos, deshacemos los velos que sostienen nuestra culpa en secreto.
Merecemos ser felices, y eso es lo que necesitamos recordar, sin olvidar que la felicidad debe ser compartida con todos, de lo contrario no puede expresar la Unidad de la Voluntad de Dios, el Hijo de Dios es Uno y Su felicidad Una.

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