Se nos va de ojo que enamorarse y amar no son sinónimos, pues el enamoramiento siempre es efímero y amar puede durar toda la vida.

El enamoramiento es una pulsión pasional que despierta el deseo de poseer al otro que dura, según los sexólogos, entre seis meses y dos años, en los que la producción exacerbada de dopamina, oxitocina y serotonina decae y con ello desaparece la fogosidad.

Amar es un sentimiento que va más allá de uno mismo porque, como dijo Sócrates en El banquete de Platón, amamos lo que nos falta y cuando lo encontramos lo queremos para siempre. Por eso el amor no tiene al sexo como eje de la relación, en la que se supeditan las discrepancias al sentimiento superior de que la vida sin el otro ya no tiene sentido. No es el amor romántico en el que se idealiza al amado y obnubila al que ama. El amor verdadero se forja en la igualdad, la complicidad, el apoyo mutuo y la entrega ante los sinsabores y alegrías que nos presenta la vida que, con el paso del tiempo, acrecientan ese amor. Por eso disfrutar la felicidad del amor verdadero es tan difícil de alcanzar. ¡Que no se te vaya de ojo!

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