Se nos va de ojo que la continua exposición a discursos negativos y agresivos e imágenes de tragedias y violencia, generan estrés que produce agotamiento mental, y favorece la indecisión a la hora de valorar la importancia de la información que nos llega, generando confusión para forjar un criterio propio sobre las cosas.

El efecto es la progresiva desconexión emocional de la realidad, para huir de un debate público hiperbólico cargado de negatividad que nos hace sentir que somos responsables de todo lo que acontece. Bloqueo mental y físico del que se sale manejando la emocionalidad que rebaja el estrés en la idea de que no somos responsables de todo lo que pasa en el mundo, pero sí de mantener nuestra responsabilidad con el medio natural, con la justicia social, con nosotros mismos y ser más empáticos. Y no caer en la trampa de que el mundo es negativo y sin solución, porque la vida está llena de riqueza, belleza y buenos momentos que siempre están ahí si queremos verlos. ¡Que no se te vaya de ojo!

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