La práctica de Metta Bhavana nos ayuda a disolver barreras emocionales y a ver a los demás con mayor empatía. A medida que avanzamos en la práctica, es posible que experimentemos resistencias, especialmente con personas que nos han causado dolor. Esto es completamente normal y forma parte del proceso. No se trata de forzar sentimientos artificiales, sino de generar un espacio en el que la compasión pueda surgir de manera natural, incluso en pequeños pasos.

La compasión también incluye la autocompasión, un aspecto que a menudo se descuida. No podemos ofrecer compasión a los demás si nosotros mismos nos tratamos con dureza. Aprender a aceptar nuestras propias imperfecciones con amabilidad es esencial para expandir este sentimiento hacia el mundo.

En última instancia, la compasión es una fuerza poderosa que no solo alivia el sufrimiento individual, sino que también transforma las relaciones y crea un mundo más armonioso. Cuanto más la practicamos, más espontánea se vuelve en nuestra vida cotidiana.

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