Escuchar "Valores Por todo da gracias a Dios"
Síntesis del Episodio
Quienes realmente han hecho algo que ha valido la pena en la historia de la humanidad han sido los seres más abiertos al amor verdadero y por eso han sido generosos. Pero ¿qué es la generosidad? ¿Es dar limosna a un mendigo en la calle? ¿Es invertir el tiempo en obras de caridad, de servicio al prójimo? Si. Definitivamente eso es generosidad, como también es generosidad escuchar al hijo, a la esposa, al vecino, al compañero de trabajo, al hermano de comunidad, al amigo en sus alegrías y tristezas; generosidad es llevarle un vaso de agua con toda la alegría a quien lo pide o necesita, como también lo es aceptar a los demás así como son. Generosidad es pensar y actuar a favor de los demás, es pensar hacia fuera. No hacia adentro; la generosidad en su más profundo sentido es: la entrega de sí mismo.
Obrar en favor de otras personas desinteresadamente, con alegría y teniendo en cuenta la necesidad y la utilidad de darse, sobre todo, sin calcular si has dado mucho, o poco, simplemente dar con el corazón, darte con el corazón.
A pesar de la gran desvalorización de la sociedad, hay que decir que muchos hombres y mujeres son ejemplos silenciosos de generosidad: la madre que hace de comer, y se las arregla para mantener limpia la casa y además se da tiempo para ir a trabajar; el padre que duerme solo cinco o seis horas diarias para dar el sustento a sus hijos; la trabajadora doméstica que todos los días hace las mismas cosas pero que ya es un miembro más en la familia; el estudiante que hace lo que debe obteniendo las mejores notas que puede; la chica generosa que ayuda a sus amigas cuando tienen problemas, etc. Pensemos también que en este momento y cada momento de nuestro día, diariamente, los 365 días del año, hay personas llevando comida a seres humanos que no tienen nada qué comer ni nada qué beber. En este momento hay personas llevando a otros la Palabra liberadora, de Cristo y lo hacen sin aparecer en algún periódico, porque al experimentar el amor de Dios en su corazón, se supieron comprometidos y fueron responsables con ese Amor –con mayúscula-, porque para ellos y ellas, casados o solteros, jóvenes o adultos, el amor es servir, es una actitud de vida.
Todos tendemos a buscar el propio brillo, la propia satisfacción, el sobresalir sobre los demás y generalmente evito evitas el dar esa luz maravillosa que el Señor Dios ha puesto en ti, para los demás, es decir, dar sin esperar nada a cambio, entregar la vida, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren, enseñar al que no sabe, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, dar de tu tiempo, de tu sonrisa, de tu inteligencia, dar lo que tu eres. Es posible que en hoy la generosidad, resulte poco atractiva y quizá hasta incomprensible, por ser tan superficiales. La generosidad, no tendría que ser un valor pasado de moda, pues la generosidad es la puerta a la amistad verdadera, es el cimiento del amor, la estrella de la sociedad. Y lo mejor de todo es que por la gracia de Dios, si queremos podemos ser generosos.
¿Cómo?, comenzando por casa, y saliendo también de ella, sonriendo a los demás siempre. Ofreciendo tú ayuda. Poniéndote en los zapatos del otro. Teniendo pequeños detalles con tu familia, con la gente que te rodea, en tu trabajo o donde vas. Vive la generosidad quien no es tacaño ni en lo material ni en lo espiritual. Vive la generosidad quien sabe para qué está en este mundo. Quien no lo sabe aún, vive para el estrecho círculo de sí mismo, de si misma.
Obrar en favor de otras personas desinteresadamente, con alegría y teniendo en cuenta la necesidad y la utilidad de darse, sobre todo, sin calcular si has dado mucho, o poco, simplemente dar con el corazón, darte con el corazón.
A pesar de la gran desvalorización de la sociedad, hay que decir que muchos hombres y mujeres son ejemplos silenciosos de generosidad: la madre que hace de comer, y se las arregla para mantener limpia la casa y además se da tiempo para ir a trabajar; el padre que duerme solo cinco o seis horas diarias para dar el sustento a sus hijos; la trabajadora doméstica que todos los días hace las mismas cosas pero que ya es un miembro más en la familia; el estudiante que hace lo que debe obteniendo las mejores notas que puede; la chica generosa que ayuda a sus amigas cuando tienen problemas, etc. Pensemos también que en este momento y cada momento de nuestro día, diariamente, los 365 días del año, hay personas llevando comida a seres humanos que no tienen nada qué comer ni nada qué beber. En este momento hay personas llevando a otros la Palabra liberadora, de Cristo y lo hacen sin aparecer en algún periódico, porque al experimentar el amor de Dios en su corazón, se supieron comprometidos y fueron responsables con ese Amor –con mayúscula-, porque para ellos y ellas, casados o solteros, jóvenes o adultos, el amor es servir, es una actitud de vida.
Todos tendemos a buscar el propio brillo, la propia satisfacción, el sobresalir sobre los demás y generalmente evito evitas el dar esa luz maravillosa que el Señor Dios ha puesto en ti, para los demás, es decir, dar sin esperar nada a cambio, entregar la vida, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren, enseñar al que no sabe, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, dar de tu tiempo, de tu sonrisa, de tu inteligencia, dar lo que tu eres. Es posible que en hoy la generosidad, resulte poco atractiva y quizá hasta incomprensible, por ser tan superficiales. La generosidad, no tendría que ser un valor pasado de moda, pues la generosidad es la puerta a la amistad verdadera, es el cimiento del amor, la estrella de la sociedad. Y lo mejor de todo es que por la gracia de Dios, si queremos podemos ser generosos.
¿Cómo?, comenzando por casa, y saliendo también de ella, sonriendo a los demás siempre. Ofreciendo tú ayuda. Poniéndote en los zapatos del otro. Teniendo pequeños detalles con tu familia, con la gente que te rodea, en tu trabajo o donde vas. Vive la generosidad quien no es tacaño ni en lo material ni en lo espiritual. Vive la generosidad quien sabe para qué está en este mundo. Quien no lo sabe aún, vive para el estrecho círculo de sí mismo, de si misma.
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