Escuchar "Valores Amar para obedecer"
Síntesis del Episodio
Una de las cosas que más trabajo nos cuestan es someter nuestra voluntad a la orden de otra persona. Vivimos en una época donde se rechaza cualquier forma de autoridad, posiblemente porque las formas de autoridad que conocemos han sido no precisamente verdadera autoridad sino opresión. Por ejemplo, hasta nuestros días, mucha gente sigue creyendo que Dios es un Dios castigador, justiciero y vengativo y entienden los mandamientos como el más pesado yugo que ha existido, pero es que no hemos querido darnos cuenta de que si el escritor sagrado ha puesto atributos humanos al Señor Dios es una forma de hablar, son antropomorfismos; además necesitamos darnos cuenta de la manera de pensar del antiguo pueblo judío, influenciado también por la cultura Asiria, Babilónica y Egipcia, en donde el Mayor, tenía el poder, en donde se aplacaba la ira de los dioses, inmolándoles a los propios hijos; dioses a los que se les adorara temiéndoles más que amarles.
Todavía hasta nuestros días, hay quienes tienen metida hasta lo más profundo del ser, la ley de la retribución: si te portas bien te premio; si te portas mal, te castigo. Si te sacas 10 en la escuela, te compro esto y esto otro, pero si te sacas 6 ó 7, o repruebas, me decepcionarás rotundamente.
Dios, no es así. El apóstol Juan en su primera carta capítulo 4 versículos del 7 al 21 nos dice: “Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo, para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados. Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. A Dios nunca lo ha visto nadie, pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre, envió a su Hijo para salvar al mundo. Cualquiera que reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él.
Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él. De esta manera se hace realidad el amor en nosotros para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo. Donde hay amor, no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto, echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente. Nosotros amamos, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano”.
El Señor Jesús en el evangelio de Juan nos dice: “Yo no he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo”.
Todavía hasta nuestros días, hay quienes tienen metida hasta lo más profundo del ser, la ley de la retribución: si te portas bien te premio; si te portas mal, te castigo. Si te sacas 10 en la escuela, te compro esto y esto otro, pero si te sacas 6 ó 7, o repruebas, me decepcionarás rotundamente.
Dios, no es así. El apóstol Juan en su primera carta capítulo 4 versículos del 7 al 21 nos dice: “Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo, para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados. Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. A Dios nunca lo ha visto nadie, pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre, envió a su Hijo para salvar al mundo. Cualquiera que reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él.
Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él. De esta manera se hace realidad el amor en nosotros para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo. Donde hay amor, no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto, echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente. Nosotros amamos, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano”.
El Señor Jesús en el evangelio de Juan nos dice: “Yo no he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo”.
Más episodios del podcast Podcast de Saber Vivir
Matrimonio 3 Llena las vasijas de agua
27/01/2020
Matrimonio 2 Maná y no menú
27/01/2020
Matrimonio 1 Cruza el mar no tengas miedo
27/01/2020
Despójate de ti en el silencio
27/07/2019
Los demonios de la oración
27/07/2019
La muerte es algo natural
19/05/2019
Cambia tu mente con buena actitud 1
05/03/2017
Cambia tu mente con buena actitud 2
05/03/2017
Cambia tu mente con buena actitud 3
04/03/2017
Cambia tu mente con buena actitud 4
04/03/2017
ZARZA Somos ZARZA, la firma de prestigio que esta detras de los grandes proyectos en tecnología de la información.