No te rindas ante el duelo 1

26/02/2017 1h 3min
No te rindas ante el duelo 1

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Síntesis del Episodio

Un duelo es la reacción psicológica ante una pérdida de algo o de alguien. Se trata del impacto producido en las emociones, pensamientos, hábitos, conductas de relación con los demás, etc.

La intensidad, duración y características del duelo dependen de la pérdida acontecida en la realidad y de la actitud que se tenga ante ella. Así y todo, lo fundamental es lo que representa esa pérdida para esa persona en particular, y cómo entra a formar parte de la serie de pérdidas que toda vida acarrea. Porque lo que nos marca no es lo que la vida hace con nosotros, sino lo que cada uno hace con lo que se va presentando en este peregrinar aquí en este mundo. Es decir, la clave no reside en los acontecimientos, sino en cómo nos los tomamos, la manera en que los significamos, qué movilizan desde el inconsciente, el modo en que los afrontamos o los tapamos.

Hoy será bueno que te cuestiones, que te preguntes: ¿Cómo te ha herido la pérdida? ¿Qué estás haciendo con la herida? ¿La observas, la admites, te cuestionas a partir de ella, la cuidas, aplicas alcohol espiritual como el perdón, y las gasas de amor incondicional hacia ti mismo, hacia ti misma, hacia quien terminó su misión aquí en la tierra? y después dejas esa herida al aire del Espíritu Santo para que vaya cicatrizando verdaderamente? ¿O haces como si no estuvieras herido ante ti mismo, ante ti misma y ante los demás, no dejándote sentir ni compartir el dolor, la rabia y otras experiencias sanas y necesarias, aunque duras... y barres la herida bajo la alfombra de una actitud cerrada y negativa, donde se pudrirá pero no desaparecerá ni curará? ¿O te quedas adherido, adherida a la herida, y pasa tiempo y tiempo pero sigues prendido, prendida a la herida sin poder mirar ni más allá ni más acá de ti mismo, de ti misma, haciendo girar la vida en torno a la herida sin permitir que cicatrice? Porque ¿sabes? escapar de lo que te duele o aferrarte al dolor conduce al sufrimiento. Así, lo que podía haber sido un duelo sano y necesario para crecer, se torna en trastornos de ansiedad, miedos, fobias, depresión, aislamiento, angustia, dificultades sociales, y en algunos casos de locura, etc.