Los seres humanos, por dejarnos llevar de la no fe, hemos hecho de cada momento de nuestra vida, un impedimento para que al amor surja a menos de que yo decida, de que tú decidas amar como Jesús el Señor, incondicional y gratuitamente. El miedo en este caso no es innato sino aprendido. El miedo es provocado por lo que no existe, por tus fantasmas mentales, por la negatividad, por lo que sientes. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria y esto te sacar fuera de la realidad, fuera de la felicidad.

Todo hecho que has vivido con angustias, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti, y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.

No es la nueva situación la que te llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones que viviste y no precisamente con fe, o que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver. Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente desde la fe y el amor de Dios, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo doloroso al perdonar, aunque en otras ocasiones surja el recuerdo pero que ya no te dolerá más. Así que podemos decir que la felicidad está compuesta de comprensión y de perdón. Saber que los seres humanos estamos heridos y que muchos no han sabido o no han querido solucionar sus heridas…

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