Di no a la guerra interior

04/03/2017 57 min
Di no a la guerra interior

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Síntesis del Episodio

Hoy queremos comenzar este mensaje que hemos llamado: “Di no a la guerra interior” diciéndote: Cuida tus pensamientos, porque vienen luego a ser palabras, vela tus palabras, porque vienen a ser tus acciones, cuida tus acciones porque vienen a ser tus hábitos, vela sobre tus hábitos, porque vienen a ser tu carácter, cuida tu carácter porque ello será tu destino.

Cuando tú piensas en silencio, negativamente, así, sin fe, estás gritando a todo el mundo con tus acciones quién eres. En otros temas hemos dicho que nuestros pensamientos y nuestras palabras hechas obras determinan el resultado de nuestra vida. Si tú que escuchas, no te determinas a pensar y a hablar de acuerdo al plan de Dios sobre tu vida, terminarás haciendo lo que el egoísmo y la negatividad tienen planeado para ti: destrucción. Mateo 12 dice: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Y Romanos 4, 17 dice: “Servimos a un Dios que habla, que da vida a los muertos y Él llama a las cosas que no son como si existiesen ya”.

Sí, Dios conoce el poder de las palabras por eso: “Llama a las cosas que no son como si fuesen”. Cuando tú que escuchas despiertas por la mañana, necesitas formarte un patrón mental abierto por la fe, a todo lo que se pueda presentar durante el día y que precisamente no será fácil sortear, pero que dentro del plan de Dios sabes que contribuirá a que madures, a que crezcas en la fe, en la amabilidad, en la paciencia, en el perdón, en el amor.

Puedes decirle al Señor: Señor, me pongo en tus manos en este día que comienza. Tú sabes Señor lo que quiero, ser tuyo, ser tuya, trabajar porque muchos y muchas experimenten hoy tu presencia cuando tengan qué tratar conmigo. Te ofrezco todas mis luchas, todo el aparente sin sentido, quizá tristeza, no se qué me puedan presentar mis emociones, mis sentimientos, pero yo ya no vivo por mis sentimientos sino por fe, por esperanza y por amor, así que Señor, yo de tu mano me meto en la refriega como dice el Salmista, contigo nada temo, contigo voy seguro por la vida, Amén.