Escuchar "Maternidad sin filtros: culpa, adolescencia y terapia en “El Rincón de Quore”"
Síntesis del Episodio
En una nueva entrega de El Rincón de Quore en El Batiburrillo de Radio Faro, la psicóloga Joselyn Herrera aborda el tema de la maternidad “real”, sin idealizarla, y lo hace acompañada de Natalia González, joven empresaria colombiana e ‘influencer’ afincada en Maspalomas, que fue madre adolescente y hoy vuelve a ser madre en la edad adulta.
Joselyn explica cómo la maternidad supone un cambio profundo a nivel psicológico: se reordenan las prioridades, las emociones se viven con más intensidad y aparecen sentimientos ambivalentes de amor, miedo, inseguridad y culpa, especialmente en el primer hijo, sea cual sea la edad de la madre. Subraya que no existe “madre perfecta” ni manual infalible, y que la autoexigencia extrema y la comparación con otras madres o con las expectativas familiares y sociales provocan ansiedad y bloqueos emocionales. En el caso de la maternidad adolescente, el impacto es aún mayor porque la joven está en pleno proceso de construcción de su identidad, depende más de terceros y ve interrumpidos o aplazados muchos proyectos vitales.
Natalia comparte su historia en primera persona: quedó embarazada a los 15–16 años, en un contexto de desinformación y lo que hoy considera una posible negligencia médica al medicalizar su adolescencia para “controlar la menstruación”. Se convierte en madre soltera muy joven, empieza a trabajar en hostelería para sobrevivir y termina colapsando emocionalmente a los 18–20 años. Reconoce que, sin recursos emocionales, explotaba con su hijo, repitiendo patrones de crianza aprendidos en Colombia (manotazos, castigos, imposición), y que ha tenido que sentarse con él, mirarlo a los ojos y pedirle perdón, comprometiéndose a ir a terapia, sanar y romper esos patrones transgeneracionales. Hoy, instalada en Gran Canaria, ha construido un proyecto propio: una marca de ropa deportiva femenina con tienda física en el C.C. Ronda Maspalomas, pensada para subir la autoestima de las mujeres a través del deporte y la imagen corporal.
En la conversación, Joselyn y Neri Pérez ponen sobre la mesa la montaña rusa emocional de la maternidad: la culpa permanente, el miedo a equivocarse, la presión social y familiar, el deseo de ser “la mejor madre posible” y la importancia de validar también el papel de los padres que sí se implican. Joselyn explica que muchas madres se sienten sobrepasadas y arrastran culpas antiguas que no han verbalizado ni trabajado, hasta que un día “estallan” en forma de llanto constante, sensación de desborde o rechazo hacia la crianza. Señala como señales de alarma el llanto recurrente, la sensación de no poder más, el bloqueo y el pensamiento de “lo estoy haciendo fatal”, insistiendo en que son motivos más que suficientes para pedir ayuda profesional. También habla de cómo la maternidad afecta a la pareja (menos intimidad, prioridades que cambian) y a la vida social, aunque recalca que ese distanciamiento suele ser temporal, hasta que la familia se reorganiza.
Natalia, por su parte, cuenta cómo ha cambiado su experiencia en esta segunda maternidad, ahora sí buscada y planificada: se siente más consciente, ha aprendido a “apagar el ruido externo” de opiniones no pedidas y a vivir el proceso como suyo, junto a una pareja que asume su responsabilidad como padre y no “ayuda”, sino que cría. Destaca la importancia de la comunicación con su hijo mayor, ahora adolescente, al que permite llorar, expresar y equivocarse, repitiéndose a sí misma el mantra “está en la edad” para rebajar la tensión. Ha entendido que su hijo es una persona con gustos, emociones y decisiones propias, diferentes a lo que ella había idealizado, y que su trabajo como madre es darle herramientas y apoyo, sin intentar controlarlo todo. También ha aprendido a no vivir solo “para su hijo”: entrenar, cuidar su salud y su bienestar como mujer para ser mejor ejemplo, aceptando que él tomará sus propias decisiones, incluso si elige caminos que no ha visto en casa.
La charla se cierra con un mensaje conjunto: si una madre siente que “ya no es la misma de antes”, que está desbordada o estancada, no está sola. Pedir ayuda, acudir a terapia, buscar una red segura y cuidarse a sí misma no es egoísmo, es la base para poder cuidar bien a sus hijos. Joselyn recuerda que en el Centro Quore (C.C. La Marea, Arguineguín) trabajan precisamente en ese acompañamiento emocional a madres, padres y familias, invitando a normalizar la búsqueda de apoyo psicológico como parte de la crianza.
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Joselyn explica cómo la maternidad supone un cambio profundo a nivel psicológico: se reordenan las prioridades, las emociones se viven con más intensidad y aparecen sentimientos ambivalentes de amor, miedo, inseguridad y culpa, especialmente en el primer hijo, sea cual sea la edad de la madre. Subraya que no existe “madre perfecta” ni manual infalible, y que la autoexigencia extrema y la comparación con otras madres o con las expectativas familiares y sociales provocan ansiedad y bloqueos emocionales. En el caso de la maternidad adolescente, el impacto es aún mayor porque la joven está en pleno proceso de construcción de su identidad, depende más de terceros y ve interrumpidos o aplazados muchos proyectos vitales.
Natalia comparte su historia en primera persona: quedó embarazada a los 15–16 años, en un contexto de desinformación y lo que hoy considera una posible negligencia médica al medicalizar su adolescencia para “controlar la menstruación”. Se convierte en madre soltera muy joven, empieza a trabajar en hostelería para sobrevivir y termina colapsando emocionalmente a los 18–20 años. Reconoce que, sin recursos emocionales, explotaba con su hijo, repitiendo patrones de crianza aprendidos en Colombia (manotazos, castigos, imposición), y que ha tenido que sentarse con él, mirarlo a los ojos y pedirle perdón, comprometiéndose a ir a terapia, sanar y romper esos patrones transgeneracionales. Hoy, instalada en Gran Canaria, ha construido un proyecto propio: una marca de ropa deportiva femenina con tienda física en el C.C. Ronda Maspalomas, pensada para subir la autoestima de las mujeres a través del deporte y la imagen corporal.
En la conversación, Joselyn y Neri Pérez ponen sobre la mesa la montaña rusa emocional de la maternidad: la culpa permanente, el miedo a equivocarse, la presión social y familiar, el deseo de ser “la mejor madre posible” y la importancia de validar también el papel de los padres que sí se implican. Joselyn explica que muchas madres se sienten sobrepasadas y arrastran culpas antiguas que no han verbalizado ni trabajado, hasta que un día “estallan” en forma de llanto constante, sensación de desborde o rechazo hacia la crianza. Señala como señales de alarma el llanto recurrente, la sensación de no poder más, el bloqueo y el pensamiento de “lo estoy haciendo fatal”, insistiendo en que son motivos más que suficientes para pedir ayuda profesional. También habla de cómo la maternidad afecta a la pareja (menos intimidad, prioridades que cambian) y a la vida social, aunque recalca que ese distanciamiento suele ser temporal, hasta que la familia se reorganiza.
Natalia, por su parte, cuenta cómo ha cambiado su experiencia en esta segunda maternidad, ahora sí buscada y planificada: se siente más consciente, ha aprendido a “apagar el ruido externo” de opiniones no pedidas y a vivir el proceso como suyo, junto a una pareja que asume su responsabilidad como padre y no “ayuda”, sino que cría. Destaca la importancia de la comunicación con su hijo mayor, ahora adolescente, al que permite llorar, expresar y equivocarse, repitiéndose a sí misma el mantra “está en la edad” para rebajar la tensión. Ha entendido que su hijo es una persona con gustos, emociones y decisiones propias, diferentes a lo que ella había idealizado, y que su trabajo como madre es darle herramientas y apoyo, sin intentar controlarlo todo. También ha aprendido a no vivir solo “para su hijo”: entrenar, cuidar su salud y su bienestar como mujer para ser mejor ejemplo, aceptando que él tomará sus propias decisiones, incluso si elige caminos que no ha visto en casa.
La charla se cierra con un mensaje conjunto: si una madre siente que “ya no es la misma de antes”, que está desbordada o estancada, no está sola. Pedir ayuda, acudir a terapia, buscar una red segura y cuidarse a sí misma no es egoísmo, es la base para poder cuidar bien a sus hijos. Joselyn recuerda que en el Centro Quore (C.C. La Marea, Arguineguín) trabajan precisamente en ese acompañamiento emocional a madres, padres y familias, invitando a normalizar la búsqueda de apoyo psicológico como parte de la crianza.
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