Escuchar "Una piedra angular del pensamiento o el primer motor"
Síntesis del Episodio
¡Vótame en los Premios iVoox 2025! Bienvenidos a "Más allá de la duda", el podcast que viaja a través del tiempo para explorar las ideas que han dado forma a nuestra comprensión del mundo. Hoy, retrocederemos a la antigua Grecia para encontrar las raíces de uno de los argumentos más influyentes en la historia de la teología: el argumento del Primer Motor Inmóvil de Aristóteles.
Aristóteles, el gigante de la filosofía griega, no era un teólogo en el sentido tradicional, pero su rigurosa observación de la naturaleza lo llevó a una conclusión fascinante sobre la causa del movimiento. Observó que todo lo que se mueve es movido por otra cosa. Una bola se mueve porque alguien la empuja, un río fluye por la gravedad, un animal se desplaza porque un deseo lo impulsa. Pero esta cadena de movimiento y causalidad no puede ser infinita. Debe haber un punto de inicio.
Aristóteles razonó que, si la cadena de movimiento fuera interminable, el movimiento en sí mismo nunca habría comenzado. Por lo tanto, debe existir un Primer Motor que sea la causa de todo movimiento en el universo, pero que no sea movido por nada a su vez. Este ser, al que llamó "Primer Motor Inmóvil", es la causa final de toda la realidad, el objeto de deseo que mueve a las cosas, no por un impulso físico, sino por una atracción, como un imán. Para él, este ser es pura actualidad, sin potencialidad, y su única actividad es el pensamiento puro.
Varios siglos después, en la Edad Media, el filósofo y teólogo Santo Tomás de Aquino redescubrió y adoptó la lógica de Aristóteles. En sus famosas "Cinco Vías" para demostrar la existencia de Dios, la Primera Vía se basa directamente en el razonamiento del filósofo griego. Tomás de Aquino identifica el Primer Motor Inmóvil de Aristóteles con el Dios del cristianismo, argumentando que este ser necesario es lo que "todos entienden por Dios".
Así, el pensamiento de un filósofo pagano se convirtió en la piedra angular de la teología medieval, demostrando cómo la fe y la razón pueden dialogar y construir un puente entre la antigüedad y la cristiandad.
Esto es "Más allá de la duda", y hoy, el movimiento nos lleva de regreso al origen de todo.
Aristóteles, el gigante de la filosofía griega, no era un teólogo en el sentido tradicional, pero su rigurosa observación de la naturaleza lo llevó a una conclusión fascinante sobre la causa del movimiento. Observó que todo lo que se mueve es movido por otra cosa. Una bola se mueve porque alguien la empuja, un río fluye por la gravedad, un animal se desplaza porque un deseo lo impulsa. Pero esta cadena de movimiento y causalidad no puede ser infinita. Debe haber un punto de inicio.
Aristóteles razonó que, si la cadena de movimiento fuera interminable, el movimiento en sí mismo nunca habría comenzado. Por lo tanto, debe existir un Primer Motor que sea la causa de todo movimiento en el universo, pero que no sea movido por nada a su vez. Este ser, al que llamó "Primer Motor Inmóvil", es la causa final de toda la realidad, el objeto de deseo que mueve a las cosas, no por un impulso físico, sino por una atracción, como un imán. Para él, este ser es pura actualidad, sin potencialidad, y su única actividad es el pensamiento puro.
Varios siglos después, en la Edad Media, el filósofo y teólogo Santo Tomás de Aquino redescubrió y adoptó la lógica de Aristóteles. En sus famosas "Cinco Vías" para demostrar la existencia de Dios, la Primera Vía se basa directamente en el razonamiento del filósofo griego. Tomás de Aquino identifica el Primer Motor Inmóvil de Aristóteles con el Dios del cristianismo, argumentando que este ser necesario es lo que "todos entienden por Dios".
Así, el pensamiento de un filósofo pagano se convirtió en la piedra angular de la teología medieval, demostrando cómo la fe y la razón pueden dialogar y construir un puente entre la antigüedad y la cristiandad.
Esto es "Más allá de la duda", y hoy, el movimiento nos lleva de regreso al origen de todo.