Escuchar ""Los rescoldos de la culebra. Fuego y muerte en los incendios de Zamora" Juan Navarro García."
Síntesis del Episodio
Lo he dicho en varias ocasiones amigas y amigos internautas de nuestras "Letras Encadenadas" en el programa: En tiempos de los romanos decían que «una ardilla atravesaba desde los Pirineos hasta el Golfo de Cádiz toda Hispania sin posarse en el suelo», y ustedes se preguntarán ¿Por qué? Es muy sencillo. Toda la superficie, todo el territorio de este secular e inveterado país nuestro estaba ocupado por ese gran amigo nuestro al que por desgracia le prestamos atención cuando nos interesa: los árboles, y muy agrupados forman los bosques. Desde entonces desgraciadamente esta superficie ha ido disminuyendo. Estoy convencido que si nuestros múltiples ancestros volvieran se sorprenderían, se «llevarían las manos a la cabeza» por las diferentes superficies arbóreas, que ellos disfrutaron durante su existencia, ya no existían. ¿Y eso a qué es debido? Tanto ustedes como yo sabemos que es a bastantes factores principalmente económicos, pero también existen otros dentro del sector primario, es decir el agrícola, la preponderancia de la agricultura y la ganadería en perjuicio de la propia naturaleza; comerciales etc... El caso es que a pesar de que con el devenir de las sucesivas generaciones los paisajes, la superficie arbolada no solamente era distinta, sino que en terrenos donde había miles y miles de nuestro maravilloso y útil amigo ésta notablemente ha menguado o tristemente ha desaparecido, o sea se han producido dos grandes fenómenos devastadores: la erosión y la deforestación. Este pasado verano-otoño he estado por las tierras del sur y sureste de Hispania francamente me ha dado mucha, mucha pena el ver terrenos prácticamente desérticos. Accidentes orográficos (sierras, montes, laderas, zonas bajas...) sin prácticamente vegetación. Algunas jaras, arbustos esparcidos... En general piedra y más que piedra. Muy, muy penoso. Y eso que dicen los naturalistas que somos el primer país del vetusto continente: Europa con la mayor riqueza en referencia a la biodiversidad y por extensión gran y variada fauna y flora. Por otra parte, todo lo que nos rodea en forma de naturaleza hay que necesariamente que cuidarlo. No se puede dejar de «la mano de Dios», pues en el propio bosque se asienta una vegetación muy perniciosa, parasitaria en algunos casos, que es un combustible impresionante para la propagación de las llamas por causas naturales. Estoy prácticamente convencido que en tiempos muy, muy pretéritos (por ejemplo, en la época medieval) de alguna forma lo arbóreo se mantenía. Los bosques se limpiaban, se eliminaba esa broza, esas malas hierbas que le perjudicaban. Esto tiene una gran y fabulosa consecuencia: los incendios no eran tan descomunales. El bosque, el monte, la sierra de alguna forma se limpiaba. En cambio, por ejemplo, ahora es una inmensa pena el verle como está. Los que entienden mucho de ello dicen que para evitar los incendios a éstos habría que despojarles de su combustible vegetal, que para los muy neófitos creen que es muy bueno, en invierno. Muy seguramente esto que les acabo de expresar fuera una de las causas por la que las que los aterradores e imponentes incendios de la primavera y del verano del 2022 esquilmaran tantas víctimas vegetales y humanas en la provincia castellano- leonesa de Zamora. Quizás el más devastador (el de la Sierra de la Culebra) está reflejado en un imponente y sensacional ensayo periodístico denominado "LOS RESCOLDOS DE LA CULEBRA. Fuego y muerte en los incendios de Zamora", que ha ejecutado maravillosamente bien el gran ensayista, periodista y divulgador JUAN NAVARRO GARCÍA. Ha sido editado muy excelentemente bien por la fabulosa editorial LIBROS DEL K.O. "LOS RESCOLDOS DE LA CULEBRA. Fuego y muerte en los incendios de Zamora" es sucinto e imponente. Sucinto: porque va a lo esencial, a lo que realmente ocurrió. Imponente: porque el lector o lectora puede tener una visión nítida de cada unos de los hechos. Él mismo es también el reflejo paradigmático del abandono, de la desidia de lo que nos da la vida y riqueza, por parte de las diferentes administraciones. Empezando primeramente por la central, continuando en la autonómica y acabando al lado de la municipal. La que está en primera línea, pero que no posee esos medios humanos y materiales, que tendrían necesariamente las anteriores, ya que su pequeño presupuesto, su pequeñez (en cuanto a número de habitantes) por desgracia no se lo permiten. La despoblación es un factor añadido muy importante. Como siempre, y para no variar en esta sacrosanta nación las autoridades se echan los óbitos unos a otros. Nada de asumir ninguna resposanbilidad. Lo gordo se lo encasquetan al menos espabilado. Ellos-as no asumen ningún fallo. Todavía se está por ver que lo hagan. JUAN NAVARRO GARCÍA pertenece a esa estirpe anhelante de periodistas, que está «al pie de lo que sucede», y que apenas ya se ven, pues cierto sector lo hace sin apenas mojarse, cómodamente desde las redacciones. Un ejemplo claro son las crónicas de algunos eventos deportivos. JUAN NAVARRO GARCÍA se la juega enteramente, pues está en el frente de ese combate, de esa guerra contra el fuego. Al que, por cierto, cuando yo era niño y joven tanto en la dictadura difundían anuncios del tipo de "CUANDO UN MONTE SE QUEMA ALGO TUYO SE QUEMA" o "TODOS CONTRA EL FUEGO". De esto ya ha pasado más de medio siglo. Todos los veranos en España se produce la misma cantinela, es decir la vil y asesina eliminación de cada vez más bosque, y esto lo estamos viendo perplejos las generaciones actuales y las que vendrán. "LOS RESCOLDOS DE LA CULEBRA. Fuego y muerte en los incendios de Zamora" es una narración dramática, directa, cercana, que refleja la lucha de las personas contra uno de sus enemigos más feroces. Seres humanos que tratan de salvar a toda costa lo que tienen. Durante el mismo contemplamos con estupor todo lo que sucede y las múltiples emociones que posee. Para mí lo emocional, lo patético y la impotencia están en todo él. JUAN NAVARRO GARCÍA refleja con total realismo la verosimilitud de todo lo acaecido. No edulcora, no suaviza en absoluto nada. Él nos dice con descarnada verdad «¡¡Esto es lo que sucedió!!». Además, de proponer humildes y atinadas soluciones, para que si volviera a ocurrir no se repitieran las puñeteras improvisaciones y perennes chapuzas, que esos desastres naturales acaecieron. Viajando por su vocabulario es plenamente sencillo y entendible. Con lo que su lectura se hace muy entretenida y nos introduce como primordiales testigos - protagonistas de lo que está ocurriendo. El ritmo es impresionantemente vigoroso. En él se refleja todo lo emocional y demás estados humanos. En el estilo se concentra todo lo que les he venido expresando. Al mismo hay que añadirle la cercanía, la generosidad, el anhelo de que llegue a ser paladeado por cientos y cientos de personas. Sin dudarlo yo se le recomiendo, porque no solamente va de saber lo que acaeció, sino que emocionalmente va a ser partícipe de la durísima y peligrosa labor de quienes están considerados por la administración autonómica, provincial y estatal «los peones de ajedrez en su tablero particular» donde dirimen vergonzosamente sus partidas. "LOS RESCOLDOS DE LA CULEBRA. Fuego y muerte en los incendios de Zamora" de JUAN NAVARRO GARCÍA. Editado por LIBROS DEL K.O. posee un preeminente y hermoso lugar en uno de los estantes espectaculares de la biblioteca radiofónico-sonora en por supuesto "Letras Encadenadas"
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