Anu, Elohim, Jehová, Osiris, Yahveh, Zeus... No importa cómo lo llamen, Al-lah o Allah (Dios) uno es y será porque así lo ven o sienten sus hijos. Toda la humanidad, en diferentes culturas y épocas, en cada nación o reino, conocieron al padre celestial y creador de todo lo visible y lo que no podemos ver con los ojos mortales. Durante siglos, el hombre ha buscado la divinidad y ha encontrado la forma de nombrar a su Dios, apartando a las demás deidades o santos de su panteón. Es muy cierto que todos los humanos claman y agradecen al mismo ser que fue y es por siempre, el mayor de todos los dioses... Desde la mitología sumeria y desde Mesopotamia, hasta el antiguo Egipto y la ciudad santa de Jerusalén. Desde la Meca y Medina, hasta los confines de la tierra. Desde los llamados dioses astronautas o Anunnaki, hasta el panteón romano. Cada civilización que ha pasado por nuestro planeta y cada especie, en el mar o en la tierra y hasta las aves que surcan los cielos, conocen al verdadero Dios de todos los tiempos. Los hombres crean iglesias y doctrinas, leyes y decretos, y escriben libros, manuales y pergaminos, proverbios y salmos, cantares y canciones, inspirados en la palabra y el espíritu de un ser supremo, pero no han aprendido a enseñar la religión del amor. Los verdaderos profetas o maestros unen, los falsos líderes crean división. Malditos están aquellos que dividen a los humanos con sus ideologías. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en la biblia, se habla de la historia y las creencias de un pueblo, de un grupo de personas, en una pequeña porción del mundo, y millones creen que todos tienen que seguir las enseñanzas o escrituras de los asesinos hebreos (no los verdaderos creyentes). Desde el éxodo, cuando Moisés decidió por su propia voluntad hacer dos bandos y mandó a matar... Cuando, según la biblia, su Dios le había dado los mandamientos o tablas de la ley... Siendo uno de ellos, precisamente, no matarás. Desde la creencia en un Dios que te prometió un pedazo de tierra y para ganarlo tienes que matar a millones. Desde que su Dios exigía sacrificios y ofrendas... Y amaba el olor de la sangre... Caín asesinó a su hermano Abel y luego la iglesia inventó que ese acto fue orquestado por otro ser... Al que llamaron diablo y Satanás (para algunos también Luzbel o Lucifer). Desde que los hombres descubrieron cómo gobernar o manipular a la humanidad para mantener su poder... Estamos rodeados de mentirosos y oportunistas, y de fanáticos o seguidores ignorantes. Sin embargo, no todo está perdido... En toda época o siglo, región o nación, surgen o nacen muchos hombres de Fe, verdaderos hijos de Dios, portadores de Luz... y uno de ellos fue Jesús. Al que debían llamar Emanuel (que traducido es Dios con Nosotros). Jesús, el nazareno, el mesías, el Cristo, el redentor, el hijo del hombre, el rey de los judíos... El verdadero camino, la verdad y la Vida. El que dudó en la cruz, pensando que su padre lo había abandonado. El que confío y creyó en las mujeres que le seguían. El que amó con devoción a la de Magdala. El rey de reyes y defensor de los enfermos y de los humildes. Nuestro señor Jesucristo. El que no tuvo miedo cuando lo apresaron y sufrió con amor los azotes que rasgaban sus carnes, y los clavos que penetraron la piel de sus manos y pies, y la corona de espinas que causó dolor a sus sienes... Y todavía dijo: "perdónalos, mi Dios, porque no saben lo que hacen"... Y todavía los hombres no saben unir... No aprenden a enseñar... Solo han aprendido a mentir y dividir... Solo saben crear cismas y más iglesias y más ideologías... Perdónalos, Jesús. Perdónalos, Padre. Te lo pide hoy... Un pobre caballero templario. Que viva por siempre nuestra Orden. L'Ordre du Temple. Nnobis... 18 de diciembre de MM24. Ad Maiorem Dei Gloriam.

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