Hoy conversaba con un artista marcial sobre la disciplina y la dedicación a su Arte de Combate, y la Orden templaria. Los tiempos difíciles no pertenecen a esta época solamente. El medievo no podemos decir que fue un paraíso. Sin embargo, la gente vivía, cada quién donde le tocó nacer y muchos lograron salir de su hogar ingresando en el ejército, navegando y participando en algunas batallas o escaramuzas. Lo que no significaba irse de compras o pasar una temporada en la playa. Hoy no la tenemos fácil, decía, pero no dejamos de fortalecer el espíritu y entrenar todos los días para perfeccionar las técnicas de combate. Eso me llenó de satisfacción y recordé los tiempos lejanos en que nuestros hermanos del temple, en vez de jugar a las cartas o comer cáscaras de piña, invertían sus horas diarias en la oración, la meditación y el ejercicio de las armas. Todo con la precisión o exactitud de un cirujano. La organización templaria no dejaba nada al azar. Cierto es que mantenían una dieta muy acorde a las exigencias de la regla del temple. Pero, no todo era un rigor y una penuria, porque cuando amas lo que haces, disfrutas igual ejerciendo el oficio de caballero templario. La generación de hoy solo piensa en el placer y los vicios, me comentaba el colega cuyo estilo (marcial) es el Aikido. Así transcurrió la conversación, hablando sobre la nueva convocatoria que lanzamos en unos días y los requisitos para solicitar el acceso a nuestra Orden. Se necesita, sobre todo, ser disciplinado. El temple hoy no es fanatismo religioso, asaltos o asedios a las fortalezas enemigas... El temple hoy se dedica, en principio, al estudio y la oración. Luego cada rango posee sus propias características y misiones humanitarias, formativas y de servicio. Solo hay que leer nuestro estatuto para darse cuenta de lo que significa ser un verdadero templario en este siglo. Terminamos hablando sobre la conducta del guerrero y la práctica del Bushido en la vida cotidiana. Tanto para un templario, como para un practicante de las Artes marciales. No son los tiempos, son las personas y su capacidad para superar las difíciles situaciones que se nos presentan. Muchos fuman por estrés o eso dicen. Algunos lo hacen por distracción o por la moda, incluyendo a las mujeres y adolescentes. Un caballero templario y un guerrero marcial conocen muy bien su camino, evitando caer (por debilidad o falta de carácter) en la oscura senda de los vicios y el materialismo desenfrenado. Salud y bendiciones. Nnobis.

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