Tus sensaciones físicas son el modo que tiene tu cuerpo de autorregularse y alcanzar el equilibrio cuerpo-mente.
Cuando pensamos demasiado, se desencadena este tipo de mecanismos en nuestros cuerpos para que prestemos atención a nuestras sensaciones y dejemos de pensar.
Cuando ocurren, no tenemos que controlar nada. Sólo observar lo que está sucediendo en nosotros, evitando el juzgar la experiencia...
Respira largo y profundo. Retén el aire dentro por algunos segundos y exhala...
Observa la sensación. ¿Dónde se encuentra? ¿Dónde la sientes...? No la juzgues, ni la encasilles en eso que crees que es... Sólo ponle un nombre. Busca una palabra tuya. Esa que sólo tú comprendes y que sientes que resuena con la experiencia que estás teniendo...
Ahora, descríbela a tu manera, para entenderte tú.
Haz todo esto en voz alta. Escúchate. Siéntete.
Sé consciente de cómo va transformándose tu experiencia. Sé consciente de cómo cambia tu estado de ánimo.
Ahora deja que esa sensación te traspase. Deja que esa sensación que ya ha sido escuchada, que ya ha cumplido su función, siga su curso...
Obsérvate. Todo pasó.
Vivenciaste de manera consciente lo que sentías, hiciste tuya tu experiencia, no huiste, prestaste atención a tu cuerpo y el regalo fue dejar de pensar...
Da gracias a tus experiencias corporales, ellas te guían para para que puedas aprender a pararte y meditar ("mederi"= sanar). Toda experiencia corporal procede de dentro, ¿por qué buscas la solución fuera? Quizá, porque crees que tu experiencia procede de fuera...
Sea como sea, vive lo que viene a ti y no intentes sofocarlo. Tu Vida está esperando a ser escuchada y tu cuerpo es el instrumento que te permite experimentarla...

María del Mar Tercero.
Psicóloga Humanista y sanitaria.
mariadelmartercero.com

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